Este lunes, en un acto sin precedentes, diez gobernadores de la autodenominada Alianza Federalista resolvieron abandonar este organismo que nació en 2001, durante el mandato de Vicente Fox (2000-2006), y es un vehículo de coordinación territorial entre el centro y la periferia, entre el Ejecutivo y los 32 estados.
Por Martí Quintana
México, 8 sep (EFE).- La decisión de diez mandatarios estatales de la oposición de dejar la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) porque «perdió fuerza», escenifica el choque político en un país cada vez más polarizado y tiene fines electorales.
Este lunes, en un acto sin precedentes, diez gobernadores de la autodenominada Alianza Federalista resolvieron abandonar este organismo que nació en 2001, durante el mandato de Vicente Fox (2000-2006), y es un vehículo de coordinación territorial entre el centro y la periferia, entre el Ejecutivo y los 32 estados.
«Ha sido una decisión largamente pensada, discutida, con intercambio intenso entre nosotros y que ha contado este día con una decisión unánime», apuntó el mandatario del norteño estado de Chihuahua, Javier Corral, tras la votación.
De esta manera, los estados que ya no participarán en la Conago son, junto con Chihuahua, Nuevo León, Jalisco, Coahuila, Tamaulipas, Michoacán, Durango, Colima, Guanajuato y Aguascalientes.
Regiones muy diferentes del país con sus propias problemáticas, aunque varias de ellas coinciden en ser importantes polos de atracción económicos.
LA PANDEMIA, ¿DETONANTE O EXCUSA?
La decisión del lunes vino precedida de rifirrafes entre algunos mandatarios estatales y el Ejecutivo casi desde el inicio del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador en diciembre de 2018.
«La Conago ha sido una organización con escasa o nula capacidad para influir en la agenda pública durante el actual Gobierno, pero esto no es novedad, durante el Gobierno de Enrique Peña cada vez tenía menos influencia», explicó este martes a EFE el coordinador de los posgrados de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Khemvirg Puente.
A raíz de ello, los choques fueron agravándose y encontraron en la pandemia de coronavirus -que hoy suma en México más de 637 mil casos y 67 mil 781 fallecidos- una especie de punto de no retorno, conformándose la Alianza Federalista a raíz de la crisis sanitaria.
La gestión de la pandemia ha sido muy criticada por algunos sectores de la sociedad, y aunque hubo directrices centrales, los estados siempre tuvieron la libertad de ejecutar sus propias políticas públicas.
El pasado 19 de agosto, tras meses de tensión y de choques por la gestión de la pandemia, los gobernadores mexicanos lograron arrancar al Presidente Andrés Manuel López Obrador el compromiso de revisar el pacto fiscal, que determina los recursos para los 32 estados, para sortear la crisis actual.
Entre los gobernadores más beligerantes se encontraban los de la Alianza Federalista, quienes además visibilizaban su choque con una imagen muy explícita; usando mascarilla a diferencia del Presidente.
Menos de un mes después, y pese a las promesas presidenciales, estos diez gobernadores estatales ya no conformarán la Conago.
El Gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, calificó de «decisión responsable» y sin «ánimo rupturista» ni de «chantaje» el abandono de la Conago para «evitar que se vaya al precipicio por las acciones asumidas por el Gobierno federal», según recoge un boletín.
Además, consideró inapropiado que se continúe con «proyectos faraónicos», como el Tren Maya, en plena crisis económica.
Más duro fue el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón: «El centro es un virus que detiene el avance de las regiones y del Estado Mexicano».
Como ejemplo de esta unión entre regios, tan pronto se ejecutó -y publicitó- la separación de la Conago, la Alianza Federalista miró a futuro anunciando la creación de la Agencia de Promoción Invest in México, un programa de eventos conjuntos en el país y en el extranjero para atraer inversión hacia estas diez regiones.
FINES POLÍTICO-ELECTORALES
La escisión llega en un momento peculiar. Este mismo martes se entregará al Congreso el proyecto de presupuesto para 2021, donde se esperan recortes y restricciones ante la coyuntura actual.
Y este lunes arrancó formalmente el proceso electoral 2020-2021, considerado por los órganos electorales como «el más grande de la historia» porque hay 95 millones de mexicano llamados a escoger 21 mil cargos de elección popular. Entre estos, 500 diputados federales y 15 gobernaturas estatales.
Aunque los mandatarios estatales tienen «demandas» que «pueden ser justas», en este momento «parecen más bien una estrategia preelectoral para que después durante las elecciones puedan eludir a esta aparente injusticia», subrayó Puente.
Y agregó que, con esta unión, los gobernadores pueden «colocar ciertos asuntos», como la redistribución de recursos, en la agenda pública y como temas centrales de campaña en los comicios de 2021.
LA RESPUESTA PRESIDENCIAL
«Están en libertad, somos libres, y no veo yo nada extraño. Creo que es una asociación de los gobernadores y no es obligatorio. Los que se salen es porque están ejerciendo su derecho, su libertad», opinó López Obrador este martes en su conferencia matutina desde Palacio Nacional.
Pese al tono tranquilizador de hoy del Presidente, una sensación predominante entre expertos y parte de la sociedad es que el país se polariza.
La decisión de los mandatarios estatales «evidencia la polarización que ya existe y contribuye a que esta prevalezca» con la diferencia de que «ahora los gobernadores deciden jugar al juego» de la «confrontación» impulsado por el presidente y «saben que es mejor hacerlo unidos que por separado», resumió Puente.