Actualmente a San Juan Raya llegan visitantes de todo el mundo, la comunidad se ha organizado para mostrar los atractivos turísticos de la zona y conservar la riqueza biológica y paleontológica del lugar.
Puebla, 8 de septiembre (EFE).- En el poblado de San Juan Raya, Puebla, centro de México, las profundas huellas de dinosaurios que habitaron el lugar hace millones de años quedaron grabadas en la tierra. Una experiencia codiciada por los turistas que buscan conectar con el pasado del planeta, aire fresco para el ecoturismo en este país.
Actualmente a San Juan Raya llegan visitantes de todo el mundo, la comunidad se ha organizado para mostrar los atractivos turísticos de la zona y conservar la riqueza biológica y paleontológica del lugar.
Ubicado al sureste del estado, dentro de la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán, fue declarado en julio de este año Patrimonio Mixto de la Humanidad por la Unesco debido a la riqueza cultural y natural de la que goza la zona.
El investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Raúl Gío contó a Efe que, «como en aquella época -el Cretácico- había muchos cambios en el nivel del mar, cada vez que estas especies pasaban por un lugar que estuviera húmedo, en los lodos, dejaban impresas las huellas«.
«Nosotros encontramos Pterosaurios, que son un tipo particular de reptiles voladores, encontramos huellas de tortugas, muy probablemente de cocodrilos. Hay también de dinosaurios herbívoros y de carnívoros», cuenta.
El tamaño de las patas debía ser aproximadamente de un metro de diámetro, «del tipo de los Brontosaurios, que fueron abundantes en el Jurásico y algunos de ellos todavía llegaron hasta el Cretácico inferior».
Millones de años atrás, esta zona era parte de Laurasia, uno de los dos gigantescos continentes en los que se había dividido el Pangea.
«Eran una serie de bahías cercanas a la línea de costa, con desembocadura de ríos, de algunos deltas, y se encontraba una abundancia de alimento para muchos organismos», señala.
Según el especialista, las huellas de San Juan Raya comparten similitudes con huellas de dinosaurios encontradas en Coahuila, México, pero también con las de otras partes del mundo, como por ejemplo Brasil.
El Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM realizó un escaneo de casi 200 huellas de dinosaurio para tener una comparativa entre los diferentes países.
«Ese escaneo se hizo con material de la UNAM, después se vació a una computadora y se hicieron las impresiones en 3D de veinte huellas. Entonces tenemos, de algunas huellas que seguramente se van a perder, la impresión en material plástico de su forma, estructura y características», asegura.
En San Juan Raya habitan unas 2 mil 700 especies de plantas y cactus, de las cuales el 11 por ciento son endémicas.
Según comenta a Efe el representante de bienes comunales de San Juan Raya, Félix Reyes, la comunidad vigila que la zona se respete, incluyendo «señalamientos que indican que está prohibido tocar las especies de flora, fauna y fósiles».
«Se decidió formar el primer recorrido al Parque de las Turritelas, la gente venía y quería ver fósiles por lo que se hizo un recorrido ya más ordenado y de esa manera se hicieron los senderos», relata.
Dadas las grandes cantidades de visitantes que recibe San Juan Raya, hoy existen nueve recorridos, todos tomando como eje central el ecoturismo paleontológico.
Según comenta Gío, este es uno de los sitios más ricos y abundantes en fósiles marinos.
«Se han encontrado muchísimos ejemplares de equinodermos, de moluscos, de crustáceos, hay hasta algunas impresiones de camarones en los lodos», menciona.
Aún hay mucho por explorar en esta región de Puebla que es muy probable que esconda más icnitas (huellas) y fósiles de otros épocas, marcas que con el tiempo, asegura el científico, desaparecerán.
Los dinosaurios se extinguieron hace 66 millones de años presumiblemente por el impacto de un meteorito que golpeó Chicxulub, cerca de la península de Yucatán, México.
El legado genético que dejaron principalmente se ve en las aves; no obstante, su presencia en el planeta sigue viva en la memoria a través de huellas sobre la tierra que año a año atraen a miles de turistas.