La India es un país cálido y húmedo que favorece a estos hongos. Además, tiene uno de los mayores índices de malnutrición del mundo. Esto significa que buena parte de la población tiene una salud precaria y defensas debilitadas. Sobre esta base se suman otros problemas frecuentes como la diabetes descompensada.
Por María Francisca Colom Valiente
Profesora Titular de Microbiología en la Universidad Miguel Hernández, Universidad Miguel Hernández
Madrid, España, 8 de junio (TheConversation).- Después de más de un año de pandemia, las noticias sobre el coronavirus y sus consecuencias nos resultan tan cotidianas que no esperábamos más sorpresas. Ahora solo observamos un lento transcurrir hacía la anhelada y liberadora inmunidad de rebaño cubierta por las vacunas.
Sin embargo, la pesadilla nos ha sorprendido con un mal sueño: los hongos que invaden a las más desafortunadas víctimas de este descalabro, la mucormicosis. Se trata de una enfermedad muy rara en todo el mundo y algo menos extraña en la India. En este país, su incidencia ha aumentado mucho entre pacientes que sufren COVID-19.
¿DE DÓNDE SALEN ESTOS HONGOS?
La mucormicosis es una enfermedad producida por hongos microscópicos (mohos) del orden de los Mucorales. Tienen pigmentos oscuros y viven en los suelos ricos en vegetación, en materia orgánica y en sustratos como el abono o compost.
Aunque podemos considerarlos cosmopolitas, son más frecuentes en zonas cálidas y húmedas. La India es el país que siempre ha tenido la incidencia más alta de esta enfermedad.
Son hongos “oportunistas”, dado que solo provocan enfermedad en personas con déficit de defensas, como los diabéticos descompensados, los que padecen leucemia o han recibido un trasplante.
Es decir, para que estos hongos produzcan una enfermedad, necesitan que nuestras defensas estén lesionadas o tengan un problema de funcionamiento, ya sea permanente o transitorio.
¿QUÉ NECESITAN ESTOS HONGOS PARA DESARROLLAR ESTA ENFERMEDAD?
Cuando estos hongos contactan con los epitelios (la piel o las mucosas) intactos, no son capaces de penetrar ni de colonizarlos. En estos casos, se eliminan por arrastre con la descamación y las secreciones.
Si llegan a través de una herida en la piel, por aspiración hacia la nariz o más profundamente en el pulmón, intentan adaptarse al entorno y sobrevivir. Pero ahí las defensas celulares (los leucocitos y macrófagos) los destruyen en cuanto los reconocen como agentes extraños.
De modo que, para conseguir una invasión efectiva y desarrollar una enfermedad grave, se tienen que dar una serie de circunstancias excepcionales y facilitadoras.
Veamos qué es lo que está sucediendo a los pacientes de coronavirus en la India.
La India es un país cálido y húmedo que favorece a estos hongos. Además, tiene uno de los mayores índices de malnutrición del mundo. Esto significa que buena parte de la población tiene una salud precaria y defensas debilitadas.
Sobre esta base se suman otros problemas frecuentes como la diabetes descompensada. Los pacientes diabéticos mal controlados tienen un elevado riesgo de desarrollar infecciones. De hecho, el perfil de muchos pacientes con mucormicosis en la India corresponde a una persona malnutrida, con diabetes mal controlada y que ha adquirido COVID-19.
EL TRATAMIENTO CONTRA EL CORONAVIRUS FAVORECE LAS AFECCIONES DE MUCORMICOSIS
Entonces nos preguntamos, ¿por qué golpea a los pacientes de coronavirus? Sabemos que en los casos de covid-19 con evolución severa o grave, se produce una reacción inflamatoria muy agresiva, la tormenta de citoquinas, en la que estas moléculas defensivas atacan los propios tejidos.
La única medicación disponible para controlar este fenómeno es el uso de los glucocorticoides o corticoesteroides. Estos fármacos bloquean la respuesta defensiva celular (leucocitos y macrófagos) y molecular (citoquinas).
Con ellos evitamos el autoataque que induce el coronavirus en nuestros tejidos. Sin embargo, al mismo tiempo paralizamos las células y moléculas que impiden que los hongos infecten.
En resumen, tenemos la siguiente situación: un individuo con epitelios frágiles o heridos (causa de la malnutrición), que además tiene una inmunidad poco eficiente por diabetes u otra patología, al que se le bloquea la respuesta de citoquinas y macrófagos mediante corticoides. En esta circunstancia, los hongos mucorales abundantes en el ambiente pueden invadir sus tejidos y provocar la enfermedad.
UN HÁBITAT IDEAL PARA EL HONGO NEGRO
Cuando todas las situaciones se dan de forma simultánea, se crea un hábitat en el que no hay impedimentos para que estos hongos se desarrollen. Así, invaden los tejidos con una progresión imparable.
Habitualmente empiezan en la nariz, invaden la órbita ocular y penetran hasta cerebro. Además, estos hongos son angioinvasores, buscan los vasos sanguíneos y se desarrollan y diseminan por ellos, taponándolos en su crecimiento.
Esto hace de la mucormicosis una enfermedad muy agresiva y compleja de tratar con éxito. Los taponamientos dejan sin riego sanguíneo el tejido y no permiten una adecuada difusión de fármacos a los mismos.
La mortalidad de estos procesos es obviamente elevada y más si los recursos sanitarios son escasos. En definitiva, esta es otra de las situaciones que nos llevan a entender la importancia de tener servicios de salud robustos, eficientes y universales, que contemplen a todos los individuos y al entorno.