Ernesto Hernández Norzagaray
08/06/2018 - 12:00 am
Fuego amigo
Algo no coincide entre las estrategias de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y la campaña electoral presidencial lopezobradorista y, no porque necesariamente tengan que coincidir sino porque en política es elemental que los aliados colaboren para lograr el éxito electoral.
Algo no coincide entre las estrategias de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y la campaña electoral presidencial lopezobradorista y, no porque necesariamente tengan que coincidir sino porque en política es elemental que los aliados colaboren para lograr el éxito electoral.
Las movilizaciones que realiza la CNTE en la Ciudad de México parecieran ser fuego amigo ya que se sabe que es un aliado táctico luego de que AMLO se comprometió a qué llegando a la Presidencia de la República, echaría abajo la ley educativa vigente ya que “no puede haber reforma educativa sin la participación de los maestros”. Suena lógico ¿quién puede oponerse a qué los maestros estén fuera de la mesa de negociaciones?, sin embargo, es necesario recordar, que revertir una reforma constitucional necesita algo más que voluntad para empezar tener mayoría calificada en el Congreso de la Unión y eso exige negociar con el resto de las fracciones parlamentarias.
Y es ahí, donde pareciera que los caminos se bifurcan, está por un lado AMLO buscando sumar más aliados o neutralizando a sectores poderosos, mientras la CNTE pareciera estar más a tono con la campaña negativa que busca convertir a López Obrador en la expresión de la violencia y la sinrazón política. Lo vimos esta semana cuando se sentó con el selecto club de hombres de negocios y salió diciendo que se “habían limado asperezas” mientras un contingente de la CNTE se enfrentaba con los granaderos en Avenida Reforma, exactamente frente la embajada estadounidense, bajo la consigna de ir “contra las políticas antiinmigrantes y neoliberales”.
Ya sabemos que representa cuando ocurren este tipo de movilizaciones del magisterio más cuando se llama a un paro nacional. Hay desplazamientos masivos como sucede hoy con maestros de Michoacán, Oaxaca, Chiapas y Guerrero, se obstruyen carreteras y provocan atascos en las vialidades citadinas y generan malestar en la población teniendo siempre los reflectores de los medios de comunicación sobre esos contingentes que se instalan en las grandes plazas capitalinas.
Más aun, estas movilizaciones significan el envío refuerzos del Sistema Nacional de Seguridad Pública hacia regiones donde eventualmente podrían obstruirse carreteras y toma de casetas de peaje que frecuentemente terminan en escaramuzas violentas que son trasmitidas y comentadas en los grandes medios de comunicación.
Entonces, sabiendo de las reacciones que provoca, no se necesita tener un gran pulso político para comprender los efectos que podría provocar en el ánimo de mucha gente, sin embargo, ahí están ya las movilizaciones que podrían escalar en caso de concretarse el paro nacional del magisterio disidente.
Es, más, podríamos imaginar en un cálculo de costo beneficio que Anaya y Meade podrían desear que esas movilizaciones vayan en el aumento con el fin de cargarle las cuentas al candidato AMLO pues, aunque el candidato puntero sigue subiendo en todas las encuestas aquellos todavía guardan la esperanza de que se imponga la “racionalidad ciudadana” y evite la llegada de la izquierda al gobierno del país.
Los dirigentes de la CNTE argumentan en los hechos que ellos tienen su propia agenda y no la ajustan a las necesidades coyunturales de su candidato presidencial, van por lo suyo en estas últimas semanas del presente ciclo escolar, que siempre ha sido un buen momento para avanzar en su agenda política.
Quizá, hasta suponen que es oportuno movilizarse para alcanzar objetivos de corto plazo y sentar las bases para que en el caso de ganar el tabasqueño, no se le vaya a olvidar echar abajo la reforma educativa. Sea por las dificultades que entraña revertir una ley constitucional o por las presiones que ejercen los defensores internos como la que ejerce José Ángel Gurría, a través de la Presidencia de la OCDE, ya que para esa institución la reforma educativa puede que sea más importante que la mismísima energética.
Entonces, en clave política habría que preguntarse qué sentido tienen estas movilizaciones y en caso de complicarse en la decisión del voto al menos en franjas de electores de la Ciudad de México. Quizás para el sector más convencido del lopezobradorismo el avance de AMLO es imparable y llegar a la conclusión que el candidato puede cometer todos los errores habidos y por haber, sin que le quite un solo voto. He escuchado a quienes sostienen esta postura y fácilmente llegan a la conclusión de que a AMLO le hacen “lo que el viento a Juárez”.
Sin embargo, hay la franja de los indecisos que frecuentemente las encuestas no destacan y tiene un peso específico a la hora de votar que podrían ser susceptibles ante la visibilidad mediática que alcancen las movilizaciones magisteriales.
Entonces, la prudencia política debería llamar a ser más cautos en sus actos públicos, y evitar este tipo de problemas de percepción, sin embargo, no parece imponerse la cordura y van adelante con su agenda política.
Se que decir esto es políticamente incorrecto y que es mejor no señalarlo, que la nota permanezca de páginas interiores, como algo rutinario y pasajero, o que se informe en los peores horarios de la televisión, pero no puede ser así estamos a la vuelta de una elección presidencial y como nunca la izquierda podría tomar las riendas del país.
La amenaza de un paro nacional del magisterio en la víspera de las elecciones llama a los actores políticos a evaluar en clave de costo beneficio. No dudo que en los próximos días la presión se eleve, como sucedió con el caso Nestora Salgado, la comandante comunitaria de Olinalá, a la que se le sacó todo el jugo mediático posible, pero ahora está el caso de la CNTE movilizada, que en las campañas negativas se le hace aparecer como el brazo radical del lopezobradorismo.
En definitiva, están en marcha distintas acciones de los más diversos actores sociales, políticos y económicos, lo que ofrece un escenario de contrapesos donde la postura de la CNTE podría tener un costo en la franja de indecisos que reflexiona y decidirá de último momento sobre la pertinencia de entregar el voto a la izquierda aglutinada en la coalición de Juntos haremos Historia.
Al tiempo.
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