El hallazgo de una treintena de piezas en playas de la costa este de África y varias islas cercanas a este litoral, donde llegaron arrastradas por las corrientes marinas, sirvieron para corroborar la hipótesis de los expertos sobre la ubicación pero no para explicar las causas del suceso.
Bangkok, 8 marzo (EFE).- Malasia afronta hoy el quinto aniversario de la desaparición del avión de Malaysia Airlines sin haber podido resolver uno de los mayores misterios de la historia de la aviación y con nuevas demandas para que se reanude la búsqueda en el océano Índico.
El rastreo de unos 232 mil kilómetros cuadrados de lecho marino culminó en mayo del año pasado sin poder encontrar la parte principal del fuselaje del Boeing 777 que la investigación del accidente situó en una zona remota en el sur del Índico.
En los restos, expertos y familiares de los 239 personas que iban a bordo confían encontrar la respuesta a qué ocurrió al vuelo MH370 después de que desapareciera de los radares 40 minutos más tarde de salir el 8 de marzo de 2014 de Kuala Lumpur rumbo a Pekín.
«Desde el primer año al quinto no ha cambiado nada. Seguimos buscando el avión. Es doloroso y triste», dijo a Efe Grace Nathan, una malasia cuya madre viajaba en el aparato.
El hallazgo de una treintena de piezas en playas de la costa este de África y varias islas cercanas a este litoral, donde llegaron arrastradas por las corrientes marinas, sirvieron para corroborar la hipótesis de los expertos sobre la ubicación pero no para explicar las causas del suceso.
La investigación oficial se cerró en julio tras establecer que el avión cambió de rumbo de forma manual -no de forma mecánica o con el piloto automático- y después de que se apagara manualmente el sistema de comunicaciones, pero sin pruebas que permitieran saber el por qué.
En la investigación las autoridades consideraron la posibilidad de que se tratara de un acto terrorista o un suicido por parte de un pasajero o un miembro de la tripulación, pero no encontraron ninguna prueba al respecto.
Esta segunda opción es la que defendió el expiloto e investigador canadiense, Larry Vance, que en 2016 concluyó que el avión fue estrellado deliberadamente por el piloto Zharie Shah, que en su casa tenía un simulador de vuelo con una ruta parecida a la realizada por el aparato.
Una respuesta al por qué es lo que aun anhelan los familiares de las víctimas, que insisten en reclamar a las autoridades que continúen la búsqueda.
«Otra búsqueda no es una pérdida de tiempo ni de dinero. Se trata de evitar que esto vuelva a ocurrir», insistió por teléfono desde Malasia Nathan, miembro de la asociación de familiares «Voice MH370», que apeló a la necesidad de mejorar la seguridad en el transporte aéreo.
«Cada día hay gente que vuela y hay la posibilidad de que otro vuelo desaparezca. Es una experiencia que conocemos y que no queremos que le ocurra a otra gente», añadió.
Durante un acto de recuerdo el pasado domingo, el ministro malasio de Trasporte, Anthony Loke, aseguró que los esfuerzos para encontrar el avión no han sido abandonados.
«Todavía estamos esperanzados de dar respuestas sobre lo sucedido (…) El Gobierno de Malasia agradece cualquier prueba creíble para reiniciar la búsqueda», señaló el ministro.
A ello se ha ofrecido la empresa Ocean Infinity, que ya se encargó del segundo y último operativo de búsqueda realizado hasta la fecha.
La empresa, la misma que en noviembre localizó el submarino argentino ARA San Juan en el Atlántico, abandonó las tareas tras inspeccionar sin éxito unos 112.000 kilómetros cuadrados de fondo marino.
Esta zona se encontraba justo al norte de la de 120.000 kilómetros cuadrados situada a unos 1.800 kilómetros de la costa oeste de Australia, identificada inicialmente como prioritaria por la investigación en base a datos de satélites, radares y dinámica de vuelo del Boeing.
Aquí es donde se centró la primera fase de la búsqueda liderada por Australia, y en la que también participaron Malasia y China, pero que las autoridades de los tres países suspendieron en enero de 2017 tras gastar 151 millones de dólares hasta que aparecieran nuevas pruebas.
Las evidencias disponibles son hasta el momento las 27 piezas que se han recuperado en playas de Reunión, Mozambique, Mauricio, Sudáfrica y la isla Pemba (Zanzíbar).
Los expertos confirmaron que tres fragmentos de ala encontrados en Reunión, Mauricio y Pemba pertenecen al avión desaparecido, otras siete piezas -incluidas partes del interior de la cabina- lo son «casi con seguridad» y ocho más lo son «con alta probabilidad».