A veces, por mucho que se intente mantener el sexo alejado de los sentimientos, las dos cosas terminan mezcladas en una zona gris en la que el deseo empieza a convertirse en algo más. Y tratar de entender y desenredar todo ese rollo puede ser una pesadilla. ¿Pero van juntos? ¿Uno sí es condición del otro?
Por Tania Tapia Jáuregui
Ciudad de México, 8 de marzo (SinEmbargo/VICE Media).– El amor, el deseo y el sexo suelen terminar metidos y apelmazados en un mismo paquete sudoroso. Por más «claras» que tengas las cosas, seguro has tenido un momento en tu vida en el que terminaste preguntándote si lo que sientes por esa persona a la que te comes con frecuencia siguen siendo solamente ganas o ya se convirtió en cariñito. A veces, por mucho que se intente mantener el sexo alejado de los sentimientos, las dos cosas terminan mezcladas en una zona gris en la que el deseo empieza a convertirse en algo más. Y tratar de entender y desenredar todo ese rollo puede ser una pesadilla. ¿Pero van juntos? ¿Uno sí es condición del otro?
Para responder esas preguntas decidí buscar a varias personas que trabajan en distintos frentes de la industria del sexo para entender cómo funcionan los límites con el deseo y el amor, y cómo se definen esas palabras cuando coger es trabajo.
Sarita – Escort
A Sarita la encontramos en Twitter, un medio que se ha vuelto la herramienta de trabajo de muchas prepagos/damas de compañía/escorts en todo el mundo. Sarita lleva dos años siendo escort y actualmente tiene casi 4 mil seguidores en su cuenta de Twitter.
Sarita, ¿cómo es la experiencia de trabajar con sexo?
Primero tienes que entender que los hombres que buscan este servicio no lo hacen únicamente por el sexo: son personas que están buscando un rato para ellos. Ellos encuentran en mí una confidente o amiga. Otros sólo quieren tener la experiencia de pagarle a una chica. Pero la mayoría de las veces los hombres dejan un poco de lado el sexo como tal. Hay unos que simplemente quieren desahogarse mientras les doy un masaje en la espalda.
¿O sea que realmente la relación que tienes con tus clientes es casi como de amistad? ¿Les tomas cariño?
En la mayoría de los casos sí. Pero para mí es más una cosa de comprensión.
¿Y no te ha pasado que en esas relaciones termine habiendo sentimientos de por medio?
En mi caso no. Debes ser profesional. Yo a diario recibo mensajes, regalos, invitaciones y demás. Pero cuando él llega a un punto en que se empieza a enamorar debo dejarle las cosas claras, y él decide si se aleja o si sigue tomando mi servicio.
¿Entonces nunca te has involucrado con alguno de tus clientes más allá del servicio que prestas?
No. Es como si tú tuvieras un almacén de ropa y te enamoraras de alguien sólo porque va a comprar seguido. (Risas)
¿Y qué papel juega el deseo en todo eso? Supongo que debe haber algún gusto o placer cuando estás con ellos sexualmente, ¿no?
He estado con hombres que me han impactado. Pero yo ya no asocio el deseo sexual a lo físico. Soy una mujer muy caliente, para mí el sexo es el pan de cada día. Me conozco muy bien, sé cómo excitarme y conozco muy bien mis diferentes tipos de orgasmos. Pero eso no lo asocio a las personas con las que estoy. Es simplemente un servicio que les presto. Lo que quiero es complacerlo y que él se sienta cómodo.
¿Y entonces en qué espacios sientes deseo?
En mi vida personal, con mi pareja.
¿Hace cuánto estás con tu pareja? ¿Él sabe de tu trabajo?
Sí, claro. Él era mi jefe en una agencia en la que trabajé. Estoy con él hace siete meses.
¿Y cómo es estar con un cliente y luego con tu pareja? ¿Puedes separar las dos cosas?
Sí. Al principio era algo incómodo, porque él me llevaba a los servicios y me recogía. Pero todo eso también se basa en el profesionalismo y en la seguridad de los dos.
De hecho, tener una pareja estable hace que sea más fácil ver el trabajo con los clientes de una forma más profesional. Y pues cuando estoy con él es una experiencia totalmente distinta. En un servicio me empeño en que el otro se sienta bien, en complacerlo. En mi intimidad —que va más allá de mi cama— me gusta sacar el romance a flor de piel. Adoro a mi chico.
¿Qué es lo que más disfrutas de tu trabajo?
Para mí, lo que hago es natural, es como si me pagaran por dormir o por comer. Es algo que siempre me ha gustado, me gusta sentir la mirada de los hombres. Además mi trabajo me abre muchas puertas a diario, me emociona mucho.
En general mi experiencia siempre ha sido agradable, porque para mí no es un sacrificio. No lo hago únicamente por «necesidad», como dicen otras chicas. Yo creo que eso es primordial. Y he aprendido muchas cosas, de la vida y otros temas. Me siento muy madura para mi edad.
Cristian Cipriani – Director de cine porno
Cristian, junto a su esposa, Andrea García, se han convertido en lo que podría denominarse como los realizadores de porno más prolíficos y destacados de Colombia. Desde hace 11 años empezaron en el negocio del entretenimiento para adultos y han construido y participado en varios proyectos que van desde la realización de clips para web, la producción de un reality donde muestran cómo es trabajar haciendo porno, y una página en la que asesoran a parejas sobre cómo mejorar su vida sexual.
Cristian, todo este tiempo de trabajar en la industria del porno, ¿qué te ha enseñado sobre el sexo?
Mira, yo creo que el sexo define casi el 80 por ciento de lo que somos como seres humanos. Muchas veces uno habla con algunas parejas que tienen una porquería de relación y al final resulta que es porque tenían un sexo de mierda. Para mí el sexo es como comer, a ti te pueden gustar mucho los frijoles, pero si comes frijoles todos los días pues ya no te van a gustar tanto. Tienes que empezar a probar otros manjares para no aburrirte.
¿Y cómo es eso de lidiar con el sexo profesional y personalmente?
Es distinto. Por ejemplo, con Andrea hacemos un trabajo con los actores cuando vamos a rodar: tienes que hacer un proceso de estar con ellos y excitarlos, pero es algo muy profesional. En un nivel personal ya no te pones a hacer cosas tan arriesgadas como las que haces en el set, es más íntimo.
¿Y no se resultan confundiendo las dos cosas?
Hay espacio para todo. Hay momentos en que organizamos fiestas y la energía sexual es tanta que resultan pasando cosas sin planearlas, y nos divertimos y eso es todo. En la parte profesional es distinto, es más planeado, hay actrices que tienen esposos y que están muy enamoradas de ellos, y cuando están rodando con un actor es otra cosa, es una relación profesional.
¿O sea que no hay riesgo de que esa interacción sexual en el porno termine mezclándose con los sentimientos o el amor?
El amor es otra cosa. El amor es desayunar juntos, o hacerse un café, o trabajar con la familia. Eso de tener sexo con amor no tiene mucho que ver, porque el amor va mucho más allá de coger con alguien.
¿Y dónde queda el deseo? ¿Hay deseo en el sexo profesional?
Yo creo que el deseo tiene que ver más con admiración. Para mí el deseo no es tanto de si una vieja está buena, o si tiene buen culo, depende más es de lo intelectualmente compleja que sea la otra persona. Es como si tú te comes un perro caliente de esquina, sí, puede ser rico, y está bien echarse una canita al aire de vez en cuando. Pero ese perro comparado a una cena suculenta, es un reto de inteligencia mayor, que despierta un mayor deseo.
Pedro Nel – Actor Porno
Pedro Nel es un actor porno que empezó a trabajar en la industria después de entrevistar a Cristian y a Andrea para un trabajo académico que estaba realizando sobre el porno. Tiempo después ellos le propusieron que se vinculara como actor y él aceptó a pesar del miedo y el tabú. Eso fue en octubre del año pasado y desde entonces ha participado en más de 30 escenas.
Pedro, ¿qué te llevó a aceptar la propuesta de ser actor porno?
Pues yo creo que la curiosidad, el hecho de que a uno le paguen por estar con chicas. Ellos me lo propusieron y me dijeron que lo intentáramos. Entonces luego hicimos la primera escena y salió bien, la segunda también, y ya de ahí le va cogiendo uno gusto.
¿Y tu ahorita estás saliendo con alguien? ¿Tienes pareja?
Sí. Ella sabe que estoy metido en eso, pero por ahora no le he dicho que estoy actuando. Ellos me llamaron esta semana para grabar algo, y yo a ella le tengo que decir que me voy a ir a hacer otra cosa. Hay que sacarle tiempo a todo.
Yo la quiero mucho, le tengo mucho cariño, y casi todo el tiempo estoy con ella. Sé que es irónico…
(Risas)
Porque es como ponerle el cuerno, pero yo no me estoy enamorando de nadie ni nada, yo estoy trabajando. Es más como un hobby.
¿O sea que hasta ahora no te ha pasado que termines vinculado de alguna forma con alguna persona con la que hayas hecho una escena?
De pronto sí, puede haber algún sentimiento. Igual sí hay un contacto, y me ha pasado que después de hacer una escena volvemos a hablar, y uno termina saliendo. Pero que de ahí pase a ser otra cosa, no, por el momento no.
(Risas)
A veces sí hay una conexión, más si la actriz es bonita, eso depende de la escena, porque hay otras en que no pasa nada, sólo lo meto.
(Risas)
¿Y cómo es tener sexo frente a una cámara?
Es muy distinto, porque en medio de todo es una actuación. Uno puede sentir y puede haber placer, pero eso no es como la gente piensa, no es desnudarse y ponerse a tirar y ya. Es todo un proceso, hay que hacer unas fotos, hay que cortar y parar todo el tiempo, cambiar los planos de la cámara. No es tan sencillo.
¿Y en medio de esas escenas, a pesar de que sea una actuación, tú sientes deseo por la otra persona?
Claro, si la chica es linda uno se siente atraído, uno se siente más motivado para hacer la escena.
(Risas)
¿Y tienes intenciones de contarle a tu pareja? ¿O no realmente?
Sí. Además ella se ha ido dando cuenta de cosas y ya llevo mucho tiempo con ella. Yo a ella la quiero mucho, y me gusta estar con ella, pero también, como dicen por ahí, en la variedad está el placer.
(Risas)
Violeta – Escort
Sobre Violeta no tenemos mucha información, y la que teníamos al parecer era errónea. Violeta también se encargó de no revelar mucho y de que su imagen quede más en lo enigmático.
Violeta, ¿por qué decidiste empezar a trabajar en esto?
Empecé a raíz de una decepción de amor.
¿Perdiste esperanza y decidiste probar otra cosa? ¿O cómo fue?
Sí, quería intentar algo diferente a lo normal. En esto uno conoce gente muy linda y muy buena, y además uno no tiene la posibilidad de enamorarse.
¿Es decir que para ti no hay ninguna posibilidad de que te termines enamorando de un cliente?
¡Nunca! Ni de un cliente, ni de una persona normal.
O sea el amor ya no es algo para ti.
No, para mi el amor no existe. ¿Por qué voy a tener sólo uno si puedo tener muchos?
Y cuando estás con tus clientes no hay algo de sentimiento? ¿Les coges cariño?
Sí, cariño sí, mas no amor intenso. No siento lo mismo que sentía antes de conocer esta vida. No le meto corazón ni pasión, es más de razón y de una situación económica. Igual uno siente aprecio, porque hay muchos clientes que son muy buenos, físicamente, sexualmente y muy buenos amigos. Es más un cariño entre amigos que un cariño de una relación amorosa.
¿Y esas amistades han salido del cuarto?
Sí. Yo tengo muchos clientes que han terminado siendo mis amigos. Después lo que yo hago es presentarles a mis amigas y ya simplemente nos volvemos amigos, ellos me cuentan sus problemas y sus cosas, y ya, relajados.
¿Oye y no es raro ser luego amiga de una persona con la que uno se ha metido, y más con un cliente?
¿Raro por qué?
(Risas)
No sé, me imagino que podría llegar a ser raro.
No, para nada. Si uno está con su novio lo que tiene al final también es una amistad, tiene sexo, pero también sale y habla. No es raro, es lo mismo. De hecho es mucho mejor porque es una confianza plena, uno no tiene que estar tapando nada.
Ok, es claro que el amor está fuera de lo que haces. ¿Y cómo es el deseo? ¿Sientes que para estar con tus clientes tiene que haber algo de deseo hacia ellos?
Sí, la verdad yo escojo mis clientes por atractivo físico y por juventud, nunca me meto con viejitos.
¿Y ese deseo nunca termina metiéndose con los sentimientos?
No no no no. Nunca, nunca. No. Para nada.
¿Y alguna vez un cliente te ha propuesto que tengan algo más romántico?
Sí. Les he dado una oportunidad pero resulta siendo mala idea porque pretenden meterse en mi trabajo, y eso no va conmigo.
¿Y te gusta lo que haces?
Sí, totalmente. Tal vez más adelante deje de hacerlo, pero mientras tanto lo voy a disfrutar.
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