Referente de la literatura del norte y la novela negra mexicana, el escritor sinaloense Élmer Mendoza regresa con La cuarta pregunta, libro que sigue las aventuras del Capi Garay, un joven bondadoso y valiente, que junto con sus amigos, viaja en el tiempo en busca de un tesoro en el Desierto de Sonora.
El autor destacó la producción literaria que existe en esa latitud: «El centralismo en nuestro país ha durado mucho tiempo, nosotros rompimos con este esquema”, afirmó y dijo que a pesar del contacto constante con la violencia, el norte también debe ser narrado en otro sentido, un sentido de solidaridad y respeto por los demás, no sólo enfocarse en la tragedia.
Ciudad de México, 8 de febrero (SinEmbargo).- ¿Cómo podemos vivir una época tan violenta y no morir en el intento?, se pregunta Élmer Mendoza, un escritor sinaloense que comenzó su carrera literaria en 1978 y desde entonces no paró de crear historias. Su última novela, publicada bajo el sello Alfaguara, sigue las aventuras del Capi Garay, un joven de 19 años, bondadoso y valiente, que, junto con sus amigos, viaja en el tiempo en busca de un tesoro en el Desierto de Sonora.
«En lo que escribo hay una combinación de la parte humana que todos tenemos, con el contacto inevitable de una época en la que hay mucha violencia, mucha gente que le ha perdido el respeto a las leyes, el respeto por los otros. En el caso particular de La cuarta pregunta, está la capacidad de los jóvenes que viven en libertad, tienen aventuras, hacen amigos y la pasan bien, pero siempre con un sentido de servir a los demás”, comparte el autor, quien confiesa que durante el proceso de escritura tuvo «muchos momentos de fascinación».
Importante referente de la literatura del norte y la novela negra mexicana, Élmer nos cuenta qué significa para él traducir su región en palabras, que a pesar de ser una zona conflictiva, resguarda colores, desiertos y montañas que valen la pena ser narrados:
«Me gusta escribir cosas del norte porque hay una magia en los espacios, en la gente que está en la sombra de la violencia, de la migración, del muro, de la presencia del narco, de las dificultades comerciales con Estados Unidos. Esa parte mágica luego no es percibida. La gente sólo ve temas como los Lebarón y la tragedia. […] Para mí es atractivo trabajar con otra parte de lo que pasa, de lo que somos, y crear personajes que se muevan en otro sentido”, afirma.
Un tema obligado es la producción literaria que existe en esa latitud. Respecto a esto, Élmer opina que los autores han consolidado una identidad estética y de espacio y destaca los talleres que ha impartido en Tijuana, Hermosillo, y sobre todo, el grupo de Ciudad Juárez.
“Veo a la gente trabajando muy fuerte. Hemos ganado lectores en otros países y en algún momento también habrá interés por traducirlos […] El centralismo en nuestro país ha durado mucho tiempo, nosotros rompimos con este esquema”, dice orgulloso.
Te presentamos una entrevista para Puntos y Comas, acerca de La cuarta pregunta (2019), un libro que, en palabras del autor, está dirigido «a los jóvenes que ya están en transición de convertirse en adultos o a los adultos de cualquier edad que aman las aventuras y que tienen ese gen de juventud que los mantiene sonrientes toda la vida».
Vuelve el Capi Garay en una nueva entrega de aventuras. Esta vez ha sufrido un descontón de su morra, y lo único que atina a hacer es pedirle tips a un cura para recuperarla; pero en lugar de hacerla de «doctor corazón», el padre Celerino le entrega el mapa de un tesoro y pistas para hallarlo, antes de morir balaceado. Sintiéndose comprometido, el Capi se lanza a un road trip con sus amigos tras la pista. A través de portales del tiempo, el Capi, Dante, Murakami, Adria y Lluquet se embarcan en una peligrosa misión viajando de una época a otra mientras descubren otras realidades a bordo de un jeep. La fortuna que buscan está llena de misterios y el camino para llegar a ella no es precisamente una ruta turística con vista panorámica.
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—Tu libro tiene algo de road trip, ciencia ficción, romance y novela policiaca. ¿Ubicarías esta obra dentro de un género en particular?
—Hay una mezcla de varias matrices literarias y no supe cómo ubicarlo desde un principio. El universo al que está dirigido el libro es a los jóvenes que ya están en transición de convertirse en adultos o a los adultos de cualquier edad que aman las aventuras y que tienen ese gen de juventud que los mantiene sonrientes toda la vida.
Me gusta escribir sin calificativos o etiquetas, pero me gusta mucho esta parte de la literatura que hago, que no tiene que ver estrictamente con la novela policiaca, de escribir cosas del norte porque en el norte hay una magia en los espacios, en la gente que está en la sombra de la violencia, de la migración, del muro, de la presencia del narco, de las dificultades comerciales con Estados Unidos con los aranceles. Esa parte mágica de los espacios, los colores, las lejanías de nuestros desiertos y nuestras montañas, luego no es percibida.
Tenemos por ejemplo la Sierra de Chihuahua, pero la gente sólo ve el tema de los Lebarón y la tragedia que pasó. Entonces eso para mí es muy atractivo: trabajar con otra parte de lo que pasa, de lo que somos como región, y crear personajes que se muevan con otros intereses, que se mueven en otro sentido e incluso son capaces de tener alucinaciones, en el caso de esta novela.
—Para los que no conocen a Capi Garay, ¿puedes describirlo? ¿Cuáles son sus motivaciones como personaje?
—Capi Garay es un chico que tiene ahora 19 años; está estudiando Agronomía porque su padre es ganadero, tiene un rancho. Tiene un alto grado de bondad. Es un joven valiente, no teme correr riesgos, no teme enfrentar lo desconocido, no se asusta fácilmente. Tiene un sentido de la observación, como que tiene una parte dentro de su cabeza que viaja rápidamente. En El misterio de la orquídea calavera y ahora La cuarta pregunta, tiene esa característica. Pero sobre todo que su capacidad de deducir el mundo siempre es como un juego, sin salirse de su edad.
Aunque siempre hay chicas en su vida, tiene muy mala suerte en los amores; el tipo no es muy atractivo. Es muy chambeador, es capaz de hacer trabajo voluntario, de trabajar por los otros sin pensar cuánto va a ganar. El Capi Garay hace eso en La cuarta pregunta: va a buscar un tesoro, pero tiene muy claro que ni a él ni a al grupo que va con él le va a tocar nada; todo lo que hacen será para una obra de caridad. No le gusta el rock, le gusta la música norteña.
—¿Y acerca de los otros personajes qué nos puedes decir?
—Yo tenía que crear un equipo que se complementara. Tienen un líder, con sus limitaciones, pero que es un líder que ellos reconocen…
Dante es un conductor experimentado que le gustan las carreras extremas, en la arena, las dunas, y su sueño es competir en la Baja Mil, una carrera donde recorren la Península de Baja California, desde Tijuana hasta Los Cabos. ¡Es realmente espectacular! La verdad yo me quedé con ganas de competir con mi jeep [Risas]. Él tiene un instinto para entenderse con las máquinas porque el jeep que llevan ya es un modelo de 1966. Además está estudiando Historia, por lo que cuando van a entrar a un túnel del tiempo, él da la interpretación de donde se encuentran, de los años a los que regresan.
Murakami, que es como el científico, está estudiando robótica y es muy inteligente. Él es de ascendencia japonesa, su padre es japonés y su madre mexicana. Está educado para siempre estudiar, siempre hacer cosas y hacerse responsable de sí mismo. És el experto que da la interpretación científica de todo lo que tiene que ver con el tiempo, la Teoría de la Relatividad. Además es un karateca consumado.
También está Adria, una chica extranjera que se hace amiga de ellos porque está preparándose para ser guerrera del tiempo. Ella es muy buena para los idiomas, escucha una palabra y la identifica. Esto es muy importante porque van a entrar a una zona indígena, donde ella se comunicará con los habitantes. Todo lo que tiene que ver con el asunto lingüístico ella lo va a resolver. Además es una chica de mucho carácter, que cuando ellos llegan a una ciudad y se meten en problemas, ella los regaña muy severamente.
Tenemos a Lluquet, que le gusta cultivar plantas carnívoras, que son como sus mascotas. Es muy bueno para la pelea y presiente cosas. También aparecen varios personajes secundarios, como una persona que se convierte en gato montés o las “luchatrices”, que son chicas que los protegen en momentos muy delicados. Y claro, no podemos olvidar a la novia del Capi, que ya lo cortó y no le da esperanzas.
Es un universo que durante el proceso de escritura tuve muchos momentos de fascinación.
—¿El tiempo es un tema importante en tu narrativa? ¿Qué otros temas impulsan tu escritura?
—En general, cómo podemos vivir una época tan violenta y no morir en el intento. También quiero saber qué piensa la gente, qué soluciones “mágicas” se pueden hallar. Esas son algunas de las cosas que más me interesan.
En lo que escribo siempre aparece una combinación de la parte humana que todos tenemos, con el contacto inevitable de una época en la que hay mucha violencia, mucha gente que le ha perdido el respeto a las leyes, el respeto por los otros.
En el caso particular de La cuarta pregunta, está la capacidad de los jóvenes que viven la vida en libertad, tienen aventuras, hacen amigos y la pasan bien, pero siempre con un sentido de servir a los demás. Somos un pueblo en que todos tenemos que servirnos unos a otros y eso intento plantearlo en el libro.
—¿Cómo ves el panorama de la literatura del norte en la actualidad? ¿Qué autores destacarías?
—Lo veo muy bien, veo a la gente trabajando muy fuerte. Tenemos una identidad del espacio, que está vertido en una identidad estética también. Entonces esto ayuda muchísimo sobre todo cuando hay obras que han antecedido el trabajo de los jóvenes y han tenido éxito, han sido apreciados e incluso se han abierto el camino.
Hemos ganado lectores en otros países y en algún momento también habrá interés por traducirlos a ellos. Esto da confianza, pues el centralismo en nuestro país ha durado mucho tiempo, entonces nosotros rompimos con este esquema y pudimos retratar a una región.
No es fácil darse cuenta de que están haciendo los escritores, pero yo te puedo hablar de los talleres que he impartido en Tijuana, en Hermosillo, y sobre todo el grupo de Ciudad Juárez que es tremendo y en cuyo trabajo cuentan su ciudad, no solamente la violencia.
Uno de los autores que ha podido contar la ciudad, con su desilusión y desencanto, es Alejandro Páez Varela. Él es una de las voces importantes de ahí. Además, no sólo veo un desarrollo dentro de la narrativa, también en la poesía. De hecho Juárez tiene un premio reciente: Jorge Humberto Chávez. Y también tenemos un actor muy importante, Joaquín Cosío, quien también es poeta.
Élmer Mendoza (Culiacán, Sinaloa, 1949) es catedrático de literatura en la Universidad Autónoma de Sinaloa, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, presidente del Colegio de Sinaloa y comprometido promotor de la literatura a nivel nacional. Comenzó su carrera literaria en 1978 y en 1999, Un asesino solitario, su primera novela, de inmediato lo situó, a juicio del crítico Federico Campbell, como «el primer narrador que recoge con acierto el efecto de la cultura del narcotráfico en nuestro país». Con El amante de Janis Joplin obtuvo el XVII Premio Nacional de Literatura José Fuentes Mares y con Efecto tequila (2005) fue finalista del premio Dashiell Hammett.
En 2006 publicó Cóbraselo caro, y en 2008 Balas de plata fue merecedora del III Premio Tusquets Editores de Novela, que lo consagró como escritor de primera fila en el panorama de la novela hispánica. Las novelas protagonizadas por Edgar «El Zurdo» Mendieta –Balas de plata (2008), La prueba del ácido (2010), Nombre de perro (2012), Besar al detective (2015) y Asesinato en el Parque Sinaloa (2017)- constituyen la saga policiaca más emblemática de la literatura mexicana. No todos los besos son iguales, reinterpretación de la Bella Durmiente, llegó en 2018 al público juvenil. En 2018 fue anunciada por la UANL y UAS la Cátedra Élmer Mendoza de novela negra y narrativa del norte.