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Redacción/SinEmbargo

08/02/2016 - 7:53 am

Subirán tasas si no hay ajuste al gasto: Carstens / Kg de tortilla, al alza: se vende en $16.25

Empresas y empresarios… prontuario de noticias Del entorno y la economía… Subirán tasas si no hay ajuste al gasto: Carstens. El gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, advirtió que el impacto en las finanzas públicas por el desplome del precio del petróleo fue significativo, motivo por el cual insiste en realizar un ajuste al […]

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Empresas y empresarios… prontuario de noticias

Del entorno y la economía…

Subirán tasas si no hay ajuste al gasto: Carstens. El gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, advirtió que el impacto en las finanzas públicas por el desplome del precio del petróleo fue significativo, motivo por el cual insiste en realizar un ajuste al gasto público para evitar un aumento en la tasa de interés del banco central. Se agrega que el ajuste debe abarcar también a Pemex.  [Milenio]

El kilogramo de tortilla va al alza; se vende hasta en $16.25. Después de permanecer prácticamente inamovible durante 2015, el precio promedio de la tortilla a nivel nacional comenzó a subir en este año, según revelan reportes oficiales. La tortilla concentra el 8.3 por ciento del gasto en alimentos de los hogares mexicanos. La causa del aumento no es otra que el encarecimiento de la tonelada de maíz, que pasó de 3,600 pesos hasta 4,500 o 5,500, según la procedencia del grano.    [La Jornada]

Muebles tendrán incremento de 10% por tipo de cambio. El alza en la paridad peso-dólar ha impactado en el sector mueblero, pues el 30% de sus insumos son de importación, por lo que no se descarta un incremento en el precio de estos productos de entre 7 y 10 por ciento, según dijo el presidente de la Asociación de Fabricantes de Muebles de Jalisco, Rigoberto Chávez Arriaga. La materia prima, principalmente madera dura o fina proviene de Estados Unidos.   [La Razón]

De las empresas…

Planea Ford construir planta en México. Según el diario The Wall Street Journal, Ford planea construir un nuevo complejo de ensamblaje en San Luis Potosí y expandir la planta ubicada cerca de la Ciudad de México. Se desea añadir 500 mil unidades más de capacidad anual en México a partir del 2018.  [Reforma]

Bonafont, con sed de más comercios. La marca Bonafont quiere tener 40% de participación de mercado en la categoría de agua embotellada, contra el 32% que tienen actualmente, lo cual pretende lograr posicionándose en taquerías, farmacias y hasta en el Metro. Según sus directivos, actualmente los mexicanos consumen alrededor de tres vasos con agua al día, de un total de ocho, que es la cantidad recomendada en sus campañas publicitarias.  [Excélsior]

Slim fortalece su plataforma de e-commerce. Grupo Sanborns, de Carlos Slim, anunció una alianza estratégica con América Móvil y Promotora Inbursa, la cual consiste en una inversión en Claro Shop, propietaria de la plataforma de comercio electrónico. En el sitio electrónico de tiendas Sanborns ya aparece una liga para escoger entre más de 60,000 productos y pagar con cargo al recibo telefónico de Telmex. Sanborns tiene presencia en 54 ciudades de México con 431 tiendas.    [El Economista]

Columnas financieras

Enrique Quintana [El Financiero] lo pone en calidad de pregunta: ¿debería haber otro recorte del gasto público? Es el tema que ha surgido por el comunicado de política monetaria del Banco de México y por voz de su gobernador, quien señala la necesidad de un nuevo ajuste al gasto público para absorber el choque derivado de la caída de los precios del petróleo. Y con ello surgen más preguntas: ¿cuánto dinero podría dejar de entrar en las arcas públicas por la caída de los precios del petróleo? ¿Se podrán compensar estas pérdidas con las coberturas o el IEPS en las gasolinas? ¿Por qué la insistencia en el recorte del gasto?

Isaac katz [El Economista] destaca, entre los aspectos que a su juicio vale la pena comentar en su columna de esta semana, la advertencia que hizo el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens. Sobre la imperiosa necesidad de hacer mayores ajustes en el gasto público, Pemex incluido, so pena de que suban más las tasas de interés. La inestabilidad financiera internacional, la apreciación del dólar y la caída del precio internacional del petróleo han puesto presiones sobre la economía mexicana que es necesario afrontar. Lamentablemente, durante los últimos años se ha tenido una política fiscal expansiva que ha incrementado significativamente la deuda pública a grado tal que los requerimientos financieros del sector público representan ya el 47% del PIB, sin que el impulso fiscal se haya reflejado en mayores tasas de crecimiento. Estaremos en problemas si no se hacen los ajustes al gasto. Además, la opacidad sigue siendo la regla en el manejo de los recursos públicos.

Rodolfo Navarrete  [El Financiero] nos lo dice categórico: viene el aumento de tasas. El Banco de México mantuvo sin cambios la tasa de interés en su reunión de la semana pasada, pero dejó abierta la puerta para poder hacerlo en cualquier momento ante el riego de inestabilidad financiera interna asociada a la depreciación del tipo de cambio. El Banco de México ha venido modificando el discurso y de la insinuación de perseverar en la consolidación fiscal, ahora ya señala directamente que es necesario llevar a cabo los ajustes requeridos en las finanzas públicas, incluyendo además a Pemex. Es una crítica implícita porque todo parece indicar que la Secretaría de Hacienda no está haciendo los esfuerzos suficientes para lograr la consolidación fiscal. Incluso se está gastando más de lo autorizado y ello hace que aumente la deuda pública. Así que no hay que descartar posibles incrementos en las tasas internas de interés, incluso fuera de calendario.  

Luis Enrique Mercado [Excélsior] de plano dice que el buen momento es insostenible. Se refiere a que los números de la economía mexicana en 2015 no son sostenibles en el mediano y largo plazo si el gobierno federal no toma decisiones definitivas en la política fiscal, ingresos y gastos. El año pasado la economía creció 2.5%, con la inflación más baja de la historia, con un  razonable equilibrio en las finanzas públicas y con una sorprendente estabilidad de precios a pesar de la depreciación del peso frente al dólar. Pero este panorama no es sostenible, porque hay amenazas reales y el balance presupuestario es casi imposible, a no ser que se financie con deuda. El país está financiando su gasto público con endeudamiento para reponer una parte de los ingresos petroleros perdidos. La esperanza no está en que se mejoren la producción y los precios del petróleo. La única solución real es meterle mano a fondo a la política fiscal, hacer más eficiente el gasto público y destinar más recursos a estimular la inversión y el desarrollo de la economía. El camino actual de endeudamiento es inseguro e insostenible. Pero para nuestra desgracia vienen los tiempos políticos y será poco probable una reforma tributaria a fondo. Tal vez habrá que esperarse a un nuevo sexenio para que, desde el principio, el objetivo sea encontrar fuentes de ingresos propios.

Enrique Campos Suárez [El Economista] nos dice que ya no es el empleo de Estados Unidos el gran indicador para adivinar lo que hará la Fed en su política monetaria. Queda claro que la economía estadunidense está pendiente de otros factores también. Los 150,000 nuevos puestos laborales añadidos en enero son menos de los esperados y confirman que no hay ese despegue económico que justificaba el cambio en el rumbo de las tasas. Menos empleos a los esperados adelantan una economía en desaceleración y es la clase de noticias que no gusta a los mercados bursátiles, donde operan las empresas que deberían estar mostrando esa recuperación que justifique retener sus papeles. Lentamente, la economía de Estados Unidos se desacelera, los indicadores de actividad industrial están desde hace meses en el terreno de la contracción y otros indicadores de consumo también se empiezan a deteriorar. Lo que hoy rige los ánimos financieros está más hacia el desempeño de las economías del mundo, la suerte de China, las materias primas, las economías emergentes, Japón y Europa. Este es un coctel que ha hecho de los datos del empleo un engranaje más de las preocupaciones y ya no el gran indicador de la Fed.

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