Herrera conoce el camino. Toma con fuerza su manillar cuando cruza baches y coladeras. Conoce los puntos de la ciclovía por los que caminan los peatones y sabe que andan por ahí porque los puestos ambulantes no les permiten caminar sobre la banqueta.
Se da el lujo de defender el aumento al salario mínimo mientras pedalea a más de 20 kilómetros por hora sobre 20 de Noviembre.
Por Erik López
Ciudad de México, 7 de enero (Economía Hoy).- En México hay un Secretario de Estado que se transporta ocasionalmente en bicicleta. Y no lo hace porque ocupar una suburban sea un símbolo de corrupción o un privilegio exclusivo de los fifís, sino por la misma razón que lo hacen miles de ciclistas de la Ciudad de México: es el medio de transporte más rápido y eficiente en distancias menores a 10 kilómetros.
Se trata de Arturo Herrera Gutiérrez, titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), y quien eventualmente recorre las calles de la alcaldía Cuauhtémoc para llegar a su oficina en Palacio Nacional, en el corazón de la capital mexicana. Siempre ataviado con traje, corbata, mochila gris y su casco blanco, siempre mal ajustado.
«Yo trato de moverme generalmente en bicicleta. Frecuentemente me voy a mi oficina principal que está en Palacio Nacional y dependiendo de qué tanta prisa tenga puedo hacer poco más de 20 minutos. Hace unos días iba muy tarde y me hice unos 17 minutos», dice el Secretario con la misma presunción que cualquier ciclista que diariamente mide sus tiempos de traslado.
Para el economista, los recorridos que realiza en bicicleta son un espacio para hacer ejercicio durante unos 40 a 45 minutos al día. «A diferencia del vehículo, yo sé con certeza cuánto tiempo voy a tardar», declara. «En un auto si encuentro un embotellamiento me puedo tardar 10, 15, 20 minutos más y por el tipo de responsabilidades que tengo no puedo darme el lujo de llegar tarde», dice el oriundo de Actopan, Hidalgo mientras cruza ágilmente la Glorieta de Insurgentes.
Arturo Herrera despertó el interés de la comunidad ciclista cuando a mediados de octubre de 2019 se le vio llegar en bicicleta a una reunión con empresarios del Consejo Nacional del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) en la colonia Polanco.
La gran duda era: ¿en verdad un Secretario de Estado utiliza la bicicleta como medio de transporte o sólo lo hizo para la foto, como varios políticos lo han hecho? Una duda que en EconomíaHoy intentamos despejar.
Herrera conoce el camino. Toma con fuerza su manillar cuando cruza baches y coladeras. Conoce los puntos de la ciclovía por los que caminan los peatones y sabe que andan por ahí porque los puestos ambulantes no les permiten caminar sobre la banqueta. Durante el recorrido para esta entrevista, al encenderse la luz roja de un semáforo, una oficial de tránsito lo reconoce y le sonríe mientras se aleja lo más que puede del funcionario que minutos más tarde anunciará junto la embajadora de Reino Unido en México, Corin Robertson, una inversión de 9.5 millones de libras esterlinas por parte del Gobierno británico.
«Andar en bicicleta en la Ciudad de México ha cambiado mucho. Hay una cultura diferente. En general yo diría que se está viviendo un muy buen momento para andar en bici en la Ciudad de México», asegura el Secretario de Hacienda.
Dice el dicho que hay dos tipos de ciclistas: los que ya se cayeron y los que se van a caer. Arturo Herrera pertenece al primer grupo. «Fue hace mucho tiempo, en Pachuca. Era yo muy imprudente. Fue mi culpa. Un vehículo se frenó y choqué contra la parte de atrás, no venía viendo. Tenía 15 años, iba en la secundaria».
PEDALEAR Y DEFENDER EL SALARIO MÍNIMO
El trayecto a Palacio Nacional es rápido. El tráfico habitual de la Ciudad de México le hace lo que el viento a Juárez. Ratonea entre los autos y en minutos ya está cerca de Pino Suárez. Sólo le acompaña su jefa de prensa, quien ya se ve notablemente agitada.
En contraste, Arturo Herrera se da el lujo de defender el aumento al salario mínimo mientras pedalea a más de 20 kilómetros por hora sobre 20 de Noviembre.
Unos días antes, el presidente Andrés Manuel López Obrador había anunciado un aumento al salario mínimo de 20 por ciento hasta 123.22 pesos diarios. Se trata del mayor incremento desde 1976, durante la administración de José López Portillo. Esta escalada de doble dígito encendió alertas por parte de quienes consideran que medidas como ésta tienden a encarecer los precios de productos y servicios, es decir, que hacen crecer a la inflación. Pero Herrera no está de acuerdo.
El Secretario, con seis meses en el cargo, argumenta que desde la década de los ochenta el salario había perdido el 75 por ciento de su valor y que los aumentos únicamente tienen un efecto inflacionario cuando se parte de salarios que ya son muy altos. «Si los salarios ya son altos y se incrementan va a tener un impacto por el lado de los costos, pero si los salarios son muy bajos, como en el caso de México, no necesariamente va a ser así».
Herrera toma como referencia el trabajo de los economistas David Card y Alan Krueger -éste último, ex asesor económico de Bill Clinton y Barack Obama, quienes hicieron un estudio comparativo entre Nueva Jersey y Pensilvania. El primer estado aumentó el salario mínimo y el segundo lo mantuvo.
«Lo que la teoría hubiera dicho es ese momento es que el empleo hubiera disminuido o la inflación hubiera aumentado en las ciudades donde el salario mínimo se había incrementado y lo que encontraron es que este impacto no se dio, y parte de lo que se ha descubierto desde entonces es que para que tenga un efecto inflacionario depende en gran medida de qué tan bajos son los salarios».
Herrera se refiere al artículo publicado en 1994, en la American Economic Review, con el título Salarios mínimos y empleo: el caso del sector de la comida rápida en Nueva Jersey y Pensilvania, mismo que puedes consultar aquí.
Para Herrera la mejor prueba de este razonamiento es el aumento que se aplicó a los salarios mínimos durante los primeros meses de la administración lopezobradorista, cuando se estableció un incremento de 16 por ciento a nivel nacional, mientras que en la Zona Libre de la Frontera Norte se duplicó. «Donde más aumento el salario mínimo fue en la frontera norte y fue la zona donde menos aumentó la inflación», dijo orgulloso.
De confirmarse los pronósticos de los analistas, que esperan una inflación de 2.92 por ciento para la segunda quincena de diciembre, la de 2019 sería la segunda más baja del siglo, solo superada por la de 2015, cuando fue de 2.13 por ciento.
«(El aumento del salario mínimo) tiene dos efectos económicos que para mí son muy importantes. Uno, tiene un efecto en el bienestar social. Es decir, el salario mínimo va para los trabajadores que ejercen sus labores en las condiciones más difíciles. Ellos son los que se encontrarán en una mejor situación. Y dos, ese tipo de trabajadores tienen, lo que en economía se llama ‘restricción de liquidez’ por lo tanto tienden a tener tasas de consumo más altas. Por lo que esos aumentos en el ingreso se traducen en aumento en el consumo y eso en una situación de desaceleración como la que estamos viendo es muy importante», defendió el funcionario sin dejar de pedalear.
Sin embargo, nadie debe acostumbrarse a incrementos tan abruptos. El propio Herrera reconoce que «no hay ninguna economía que pueda aguantar aumentos de ese tipo». La intención, asegura, es acercar su nivel a uno que garantice a las personas un mínimo de bienestar. En los años venideros los incrementos «seguramente van a ir siendo más moderados», aunque siempre por encima de la inflación, de manera que no se pierda el poder de compra del minisalario, aclara mientras llega a primer cuadro del Centro Histórico.
Al dar vuelta sobre la calle de Moneda sólo queda tiempo para una pregunta más.
– ¿Cuál es el mayor reto de trabajar con Ándres Manuel López Obrador?
«Probablemente lo más complicado para todos es aguantar el ritmo de trabajo. Con AMLO se trabaja todos los días de lunes a domingo desde las 5 de la mañana», concluye.
El funcionario se quita el casco, los elementos de seguridad de Palacio Nacional toman la bicicleta y en cinco segundos Arturo Herrera pasa de ser uno de las 120,000 personas que se mueven en bicicleta en la Ciudad de México al responsable de las finanzas públicas del País.