Sanjuana Martínez
08/01/2018 - 12:04 am
Aguiar Retes, Arzobispo. ¿Nuevos abusos?
¿Con su historial, cuál camino elegirá el nuevo y excelentísimo Arzobispo Primado de México?
El nuevo Arzobispo primado de México, el cardenal Carlos Aguiar Retes, también tiene un historial de desprecio a las víctimas de abusos sexuales de sacerdotes. Y es fundamental revisarlo antes de que tome posesión de su cargo el próximo 5 de febrero.
Es amigo del Papa Francisco, quien lo designó en su nuevo puesto el pasado 7 de diciembre, aceptando la renuncia de Norberto Rivera, el Arzobispo que tanto dañó a las víctimas de sacerdotes.
Aguiar Retes de 67 años, fue Arzobispo de Tlalnepantla desde 2009. Su trabajo pastoral se reduce a los servicios que ha prestado a ilustres políticos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) del llamado Grupo Atlacomulco, en el Estado de México, concretamente de los gobiernos de César Camacho Quiroz, Arturo Montiel, Enrique Peña Nieto y Eruviel Ávila.
Sus vínculos con el poder político y sus relaciones con el poder económico, le permitieron ser secretario de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y durante dos periodos, presidente, del 2007 al 2012. Como presidente del CEM apoyó a Peña Nieto a la gubernatura y a la presidencia de la República.
Las estrechas relaciones de la Iglesia del Estado de México con el Grupo Altacomulco, incluyen a un gran amigo de Aguiar Retes. Me refiero al excelentísimo obispo Onésimo Cepeda, el pastor de los millonarios y ex obispo de Ecatepec. Ambos han sido capellanes del PRI. Y junto a Norberto Rivera fueron decisivos para anular matrimonios de políticos como el de Marta Sahagún para allanar el camino a la boda con Vicente Fox y el de Angélica Rivera para llevarla al altar de la mano de Enrique Peña Nieto. Aguiar Retes fue quien acompañó en 2009 a Peña Nieto y a su entonces novia a Roma, para presentarles al Papa Ratzinger.
Jubilados ahora Rivera y Onésimo, al PRI le sigue quedado el poderoso y discreto Aguiar Retes, un personaje clave en la gobernabilidad de los últimos gobiernos que jugará un papel importante en las próximas elecciones del 1 de julio, seguramente a favor de José Antonio Meade.
Pero cuidado. Las relaciones de estos Señores de la Iglesia tienen que ver con el dinero, el poder y la política, no con partidos. Por ello, a pesar de sus estrechas e inconfesables relaciones con los priistas, Aguiar Retes, ha mostrado sus simpatías a favor del Partido Acción Nacional (PAN) concretamente a favor de Felipe Calderón y su señora esposa Margarita Zavala, sobretodo cuando ostentaban el poder. Y seguramente ahora que la ex Primera Dama quiere llegar a ocupar Los Pinos.
La cercanía de Aguiar Retes con el poder político del PRIAN es tal, que su nuevo puesto está directamente relacionado con este importante año electoral. Su papel obviamente, será acarrear votos a favor de sus intereses personales. Su vínculo y cercanía con los poderosos le ha resuelto la vida y lo han llenado de componendas, privilegios y atenciones de sus “amigos” políticos. No es un hombre partidario del cambio.
A diferencia de Onésimo Cepeda y Norberto Rivera, Aguiar Retes, no padece incontinencia verbal. Es un hombre inteligente, astuto, reservado, que ha sabido con discreción jugar sus cartas en el ajedrez político-eclesial. Pertenece a la Iglesia más conservadora, la que condena la interrupción del embarazo, la que prohibe comulgar a los divorciados, la que condena a las madres solteras, la que sataniza a las parejas del mismo sexo, la que persigue a los homosexuales, la que prohibe los anticonceptivos, la que desprecia a las víctimas de abusos sexuales de sacerdotes.
Así quedó de manifiesto cuando Aguiar Retes, presidente de la CEM declaró desconocer que existieran víctimas de abusos sexuales del sacerdote Marcial Maciel, el pederasta por antonomasia de la Iglesia católica mexicana y fundador de los Legionarios de Cristo, ni de otros sacerdotes católicos: “No sabemos quiénes son”, dijo a los medios de comunicación, cuando le cuestionaron por qué había rechazado el encuentro que las víctimas agrupadas en la Red de Sobrevivientes de Abusos Sexuales de Sacerdotes (SNAP por sus siglas en inglés) y cuyo presidente para México y América Latina, Joaquin Aguilar, solicitó una entrevista con el entonces Papa Benedicto XVI, cuando visitó México.
“Nosotros no podemos asumir el liderazgo de algo que no conocemos, mientras las víctimas no aparecen, no se conocen sus rostros, no sabemos quiénes son, como podríamos hacer ese encuentro”, dijo Aguiar Retes en representación de la CEM. Cuando los periodistas insistieron en la petición que las víctimas hicieron a Ratzinger, concluyó el asunto diciendo: “Ellos son visibles solo para los medios”.
Recordemos que esa visita de Ratzinger durante tres días a Guanajuato, la tierra de la derecha y del Yunque, se dio en vísperas del inicio de la campaña electoral del 2012. Aguiar Retes y Calderón organizaron la visita para favorecer a su candidata Josefina Vázquez Mota y en su defecto, a favor de Enrique Peña Nieto por la llamada alianza del PRIAN.
Por tanto, no son tiempos de cambio para la Arquidiócesis de México. Aguiar Retes representa la continuidad de Norberto Rivera, eso sí, con distintos estilos, distinto lenguaje, distintas formas, pero en el fondo con el mismo sentido institucional protección a la jerarquía y no a los más vulnerables ni a las víctimas.
Y es que para Aguiar Retes, las víctimas son un invento de los medios de comunicación. No existen en el plano institucional. Y tiene razón. No existen para los jerarcas como él y como Norberto Rivera, que se han empeñado en anular, borrar y despreciar a quienes han sido lastimados y dañados por los pastores católicos. Efectivamente, la jerarquía que representa Aguiar Retes no ha reconocido ni un solo caso de abusos sexuales de sacerdotes, no ha cooperado para encarcelar a los depredadores con sotana, ni ha permitido el legitimo acceso a la justicia para las víctimas. Al contrario, han apoyado a quienes van lastimando a los niños y niñas, a los menores que componen el rebaño católico. Los han apoyado defendiéndolos a pesar de conocer plenamente sus aberraciones, les han proporcionado los mejores abogados, los han escondido para burlar la acción de la justicia, en definitiva, los han protegido de manera sistemática.
Pero las víctimas existen a pesar de Aguiar Retes. Son de carne y hueso y se cuentan por miles. Su estela de sufrimiento recorre las listas del Episcopado Mexicano con esos 14 mil sacerdotes pederastas, que según estudios existen. ¿Cuántas víctimas habrá por cada uno de ellos, considerando que solo los niños dañados por el cura pederasta Nicolás Aguilar llegaban a más de un centenar?
Este 5 de febrero, Aguiar Retes llegará a una Arquidiócesis con decenas de casos impunes de curas pederastas. Y tiene dos caminos a elegir. El primero, seguir considerando que los cientos de víctimas siguen siendo invisibles y no existen. Y el segundo, asumir su trabajo pastoral a favor de los más vulnerables y acogerlas en el seno institucional de la Iglesia católica reivindicando el evangelio, pidiéndoles perdón y buscando su derecho a la justicia y la reparación, terminando una larga historia de impunidad.
¿Con su historial, cuál camino elegirá el nuevo y excelentísimo Arzobispo Primado de México?
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