La duración de la cinta ya adelanta que es una macroproducción y Scorsese lo confirma: el rodaje se alargó 108 días y abarcó 117 localizaciones, con «toneladas de equipamiento», incluyendo nueve cámaras especiales para rodar con una tecnología que hace parecer a los actores hasta tres décadas más jóvenes.
Por Nora Quintanilla
Nueva York, 07 de octubre (EFE).- Al cineasta Martin Scorsese no le resultó difícil reclutar a estrellas de la talla de Robert De Niro y Al Pacino como protagonistas de su nuevo filme de gánsteres, The Irishman, pero en cambio tardó años en lograr que fuera respaldado financieramente por incluir un «costoso experimento» tecnológico.
«No conseguimos respaldo, que era clave, durante años (…). Era un costoso experimento. Y entonces (el consejero delegado) Ted Sarandos y todo el mundo en Netflix dijeron que sí; lo respaldaron, lo financiaron y se sintonizaron con nosotros creativamente», reveló Scorsese en el Festival de Cine de Nueva York.
El legendario director inauguró la muestra con el estreno de este largometraje, que relata a lo largo de unas tres horas y media la historia del matón Frank Sheeran (De Niro) y la desaparición y el asesinato de Jimmy Hoffa (Pacino), adaptada de la novela de Charles Brandt I Heard You Paint Houses (2003).
Tras una proyección temprana para los medios de comunicación, Scorsese se sentó a comentar los entresijos de su nueva producción junto a los cabezas de reparto, incluido Joe Pesci, y aseguró: «Bob (De Niro) y yo queríamos trabajar juntos de nuevo desde que hicimos Casino, en 1995».
«Me alegro de que pudiéramos conseguirlo, porque ha llevado mucho tiempo. Tenemos suerte de contar con gente que puso dinero», señaló el mítico protagonista de Taxi Driver (1976), también productor de esta nueva cinta que fue anunciada en 2008 y que ha costado unos 160 millones de dólares.
«Al final, sentimos que la película tenía que hacerse», coincidió Scorsese, para quien su lanzamiento en cines (1 de noviembre en Estados Unidos) y posteriormente en Netflix (27 de noviembre) la convierten en un «híbrido interesante» fruto de «los tiempos de cambio» que se viven en la industria audiovisual.
La duración de la cinta ya adelanta que es una macroproducción y Scorsese lo confirma: el rodaje se alargó 108 días y abarcó 117 localizaciones, con «toneladas de equipamiento», incluyendo nueve cámaras especiales para rodar con una tecnología que hace parecer a los actores hasta tres décadas más jóvenes.
Para comprobar su efectividad, Scorsese pidió hace unos años a los dos intérpretes de Goodfellas que recrearan una escena de aquel film de 1990 y Pacino recordó que ni se dio cuenta de ello, pero ahora bromea con que los efectos visuales le dan la oportunidad de «ser joven de nuevo».
«Yo puedo alargar mi carrera otros 30 años», le contestó jocoso De Niro, que en su papel interpreta varias etapas de la vida de Frank Sheeran: desde la mediana edad, visiblemente ágil, hasta que es un anciano en silla de ruedas, con una marcada rigidez.
El actor encarna al matón a partir del momento en que conoce al que será su jefe, Russell Bufalino (Pesci), pero con la perspectiva de que «es un ser humano, no está psicótico», explicó Scorsese.
«Frank se encuentra en la parte más importante de su vida con un conflicto moral, básicamente porque es un buen hombre», reveló el cineasta, que ahonda en la «naturaleza» humana a través «del amor, la traición, la culpa o la ausencia de ella, el perdón o la ausencia de él».
Scorsese se refirió también a un detalle de la novela, basada en hechos reales, que no se refleja en la película, y que apunta a que Sheeran tuvo algo que ver con el asesinato del presidente John Kennedy, un punto de inflexión en la trama que saca a relucir las dotes de actuación de Al Pacino.
«Sería entrar en teorías de la conspiración. Podría ser cierto, pero no quise enturbiar la emoción y el poder de lo que (Frank) atraviesa, a lo que Bufalino se enfrenta y a esa sensación de estar por encima de la ley que tiene Jimmy», agregó.
«Nadie está por encima de la ley», repitió el cineasta, lo que desató risas por el paralelismo con los últimos acontecimientos en Estados Unidos: la líder demócrata en el Congreso, Nancy Pelosi, utilizó esa frase recientemente para anunciar una investigación de proceso de destitución contra el Presidente Donald Trump.
No obstante, ni Scorsese ni De Niro, que habitualmente critican abiertamente a Trump, hicieron ningún comentario político y el director volvió a aludir a la trama de la película: «Todo trata del poder. El poder borra todo lo demás, y como sabéis, ellos harán todo lo que puedan para mantener el poder».