Cuando pensamos en una suite ofimática, nadie piensa en alternativas, la primera respuesta siempre es Office. Y es que, el software de Microsoft no es sólo el más utilizado en todo el mundo, sino también el más aclamado por lo completo de su suite y por las funcionalidades, plantillas y complementos que ofrece a la hora de trabajar.
Por Alberto Iglesias Fraga
Ciudad de México, 7 de agosoto (SinEmbargo/Ticbeat).- Office tiene un pequeño gran inconveniente: su precio. Su edición doméstica cuesta unos 120 euros, aunque es cierto que los de Redmond se han puesto las pilas y a través de su propuesta cloud (Office 365) podemos disfrutar de los mismos programas por unos diez euros al mes.
Pese a ello, sigue habiendo pymes y pequeños negocios que están dispuestos a renunciar a las funciones más avanzadas de Office a cambio de contar con una suite de ofimática (que comprenda editor de textos, presentaciones y hojas de cálculo como mínimo) que sea totalmente gratuita -y, por supuesto, legal-.
Si es tu caso, te mostramos algunas alternativas a Microsoft Office que, si bien no alcanzan su rendimiento y posibilidades, pueden ajustarse a la perfección a aquellos usuarios con menos exigencias de uso y que no quieran rascarse el bolsillo.
LIBREOFFICE
La alternativa por defecto a Microsoft Office: LibreOffice es la continuación del exitoso OpenOffice que impulsó Sun Microsystems hace ya décadas y que fue discontinuado tras la compra de Sun por parte de Oracle. Es, de hecho, la suite instalada de forma preestablecida en la mayoría de distribuciones de Linux y cuenta a su favor con una completa interoperabilidad con el Office de toda la vida (pudiendo intercambiar y editar documentos entre ambos entornos, con tan sólo pequeños fallos menores en el formato y diseño de los archivos) y una multitud de actualizaciones al cabo del año.
Dentro de LibreOffice encontramos un procesador de textos (Writer), un programa para gestionar hojas de cálculo (Calc), presentaciones (Impress), edición de gráficos vectoriales y diagramas (Draw) o bases de datos (Base). Semejante abanico de posibilidades convierte a LibreOffice en una opción muy potente a tener en cuenta, si bien cuenta con el fallo de no incluir un cliente de correo electrónico (equivalente al Outlook de Microsoft) dentro de la suite.
LibreOffice es totalmente gratuito, soportado por la comunidad del software libre, y puede completarse con un sinfín de plantillas y extensiones para mejorar su funcionalidad. Además, para los equipos más lentos o si queremos usarlo sólo de forma puntual, LibreOffice cuenta con una versión portátil que puede ejecutarse directamente desde una unidad de memoria USB.
APACHE OPENOFFICE
Tras el abandono de Oracle a OpenOffice y dado que LibreOffice no cubría las necesidades de algunas empresas -especialmente en lo referido a seguridad y funcionalidades muy específicas de ciertos sectores- Apache decidió tomar parte en el asunto y proseguir con la andadura de OpenOffice justo donde Oracle la dejó.
En ese sentido, Apache OpenOffice es muy similar en rendimiento, interfaz y posibilidades a su hermano de código, pero ofrece un mejor soporte de archivos (a la hora de abrir y guardar formatos propietarios, como los de Microsoft Office, sin alterar su apariencia) y, especialmente, un ciclo de actualización mucho más largo y cuidado que en el caso de LibreOffice. Y es que, la alta participación de la comunidad de desarrolladores hace que LibreOffice reciba mejoras de forma muy continuada, lo que abre la puerta a errores y agujeros que pueden ser explotados por hackers o, simplemente, dar al traste con ese documento en el que llevamos meses trabajando.
Con el fin de evitar eso, Apache OpenOffice mantiene únicamente el ‘core’ de LibreOffice y retrasa las actualizaciones hasta que están maduras y suficientemente contrastadas por los usuarios, de forma que sean seguras y estables.
SOFTMAKER FREEOFFICE
Un detalle negativo que siempre se ha achacado a Microsoft Office y, en menor medida, a LibreOffice es lo mucho que tardan en cargar y ejecutar algunos comandos. Para los más impacientes, la alternativa gratis a Office es SoftMaker FreeOffice, una suite de ofimática con menos funcionalidades que sus competidores pero que, a cambio, promete mejorar la velocidad en todo su ciclo de usabilidad.
SoftMaker FreeOffice está disponible para Windows y Linux, así como para Android. Es capaz de editar cualquier documento en formato de Word, Excel o PowerPoint (al fin y al cabo, los tres programas más usados habitualmente por una empresa tipo), además de exportar archivos en formato EPUB y PDF.
WPS OFFICE
Quizás muchos no conozcáis WPS Office, pero sí que os sonará Kingsoft Office. Pues bien, WPS es la nueva denominación de esta popular suite ofimática, que revela en sus propias siglas lo que hace: ‘word processing’, ‘presentations’ y ‘spreadsheets’ (en español: procesador de texto, presentaciones y hojas de cálculo).
Se trata de una aplicación muy completa, presentando además una de las interfaces de uso más atractivas y similares a la de Microsoft Office, con lo que es ideal para usuarios que están habituados a usar ese software y no quieren (o no pueden) cambiar de entorno de trabajo. Eso sí, algunas de sus funciones más avanzadas, como la encriptación de archivos, sólo están disponibles para usuarios de pago.
GOOGLE DOCS
En todo este desaguisado no podía faltar Google, la cual -como no podía ser de otro modo- apuesta por la nube para crear, editar y almacenar nuestros documentos de trabajo. En ese sentido, Google Docs (ahora integrado en Google Drive) permite editar prácticamente toda clase de archivos, ofreciendo una experiencia de uso muy confortable y fácil de aprender para todos aquellos habituados a otras herramientas de la firma como Gmail o Google Maps.
Su gran valor diferencial es, precisamente, la posibilidad de trabajar en equipo, con distintos empleados editando el mismo documento al mismo tiempo. Además, Google Docs elimina la eterna dicotomía de las versiones de archivo (cuando varios empleados guardan el mismo documento con distintos cambios y, finalmente, no se llega a saber cuál es el más actualizado), ya que sólo existe un elemento en todo el proceso de elaboración.