El jugador comenzó haciendo anuncios en los que pedía respetar las medidas de distanciamiento social. Se puso en acción poco después, cuando quedó claro que se requerían profesionales médicos entrenados.
Por Dave Skretta
KANSAS CITY, 7 mayo (AP).— Laurent Duvernay-Tardif ha pasado de la línea ofensiva de su equipo al frente de batalla contra el coronavirus, aprovechando el título de médico que obtuvo tras completar sus estudios durante los recesos entre campañas con los Chiefs de Kansas City, campeones del último Super Bowl.
Todavía con su bata de laboratorio, durante un receso para almorzar, Duvernay-Tardif explicó a The Associated Press durante una videoconferencia que tuvo contacto con el ministerio de Salud en su natal Canadá al comienzo de la pandemia para preguntar si podía ayudar.
El jugador comenzó haciendo anuncios en los que pedía respetar las medidas de distanciamiento social. Se puso en acción poco después, cuando quedó claro que se requerían profesionales médicos entrenados.
“En tiempos de crisis, hay muchos pasos adicionales que uno debe dar para protegerse a sí mismo y a los pacientes”, dijo Duvernay-Tardif, mientras bebía leche de un envase de cartón. «Estamos usando visores y mascarillas todo el día. Nos lavamos las manos. Se toman muchas medidas de precaución, y todo eso vuelve más pesado todo el trabajo. Es por eso que necesitaban mucha gente más.
“Hay muchos profesionales de la salud que se han enfermado, pero hay también mucho más trabajo por hacer”.
Duvernay-Tardf, el único graduado de la facultad de medicina que es jugador en activo dentro de la NFL, obtuvo su título en la Universidad McGill. Le faltaba cumplir con rotaciones en hospitales y con otras tareas para concluir la carrera en 2014, cuando los Chiefs lo seleccionaron en el draft. Así, tuvo que volver a Canadá en cada receso entre campañas, para dedicar largas horas a las labores pendientes.
Su dedicación le ha dado frutos en dos profesiones.
En el terreno, se convirtió en titular dentro de una franquicia que ganó recién su primer Super Bowl en cinco décadas. Se volvió tan relevante para los Chiefs que firmaron con él un convenio por cinco años y 42.36 millones de dólares en 2017.
Más de 20 millones estaban garantizados y 10 millones se pagaron como bono por la firma del convenio.
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Fuera del campo, Duvernay-Tardif no renunció jamás a sus estudios. Y ello lo colocó en posición de ayudar cuando comenzó a propagarse el padecimiento COVID-19.
“La primera vez que me hablaron del coronavirus fue en el Super Bowl, cuando un reportero me hizo una pregunta sobre eso. Yo pensé algo así como: ‘Estoy por jugar el partido más importante de mi vida’. No estaba muy concentrado en este tema”, relató. “Tres meses después, la mitad del planeta está en cuarentena. Es una locura ver cómo han evolucionado las cosas”.
Duvernay-Tardif emprendió un viaje con su novia para celebrar el campeonato y recuperarse de la desgastante temporada de la NFL. A su regreso, se percató de lo rápido que había cambiado todo.
Estuvo en un área de riesgo durante sus vacaciones, y fue obligado a aislarse una vez que volvió a Estados Unidos.
Naturalmente, quiso ayudar poco después.
“Faltaba gente en las instalaciones de atención a largo plazo”, explicó. “Y me ofrecí para ir a trabajar. Una cosa es decirlo, pero cuando cumples tu primer turno, te quedas pensando: ‘¿Cómo puedo protegerme a mí mismo y hacer malabares con todas estas cosas?’”.
El jugador sometió sus planes a la consideración del entrenador de los Chiefs, Andy Reid, y de la gerencia. Le dieron el visto bueno e incluso hicieron arreglos para garantizar la seguridad de las personas que estuvieran cerca de él.
Ello incluyó medidas para garantizar que utilizara un buen equipo protector. Se le proporcionó un apartamento vacío para que lo utilizara a fin de cambiarse las ropas.
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Acude ahí después de cada turno para ducharse y ponerse prendas limpias, antes de volver a casa con su familia.
En vista de que no ha cumplido con todos los requisitos de su residencia médica, las responsabilidades de Duvernay-Tardif son por ahora un tanto limitadas. Ayuda a suministrar medicamentos y realiza trabajo de apoyo y enfermería.
Sin embargo, el entrenamiento permite que Duvernay-Tardif pueda reconocer cuando algo anda mal, y reaccionar rápido.
“Larry y yo hemos hablado un par de veces”, dijo Reid el viernes pasado. “Así que yo sabía qué era lo que él estaba haciendo. Está tomando todas las precauciones que puede, pero está participando. Sigue con esto, y uno no esperaría algo diferente de Larry”.
Reid siente un aprecio único por Duvernay-Tardif. Encuentra en él algunos aspectos que le recuerdan su propia vida.
La madre de Reid, radióloga, conoció a Dan Fortmann, reclutado por Chicago en el draft de 1936 y quien estaba indeciso entre la facultad de medicina o jugar fútbol americano.
George Hallas, el legendario dueño de los Bears, lo convenció de que podía hacer ambas cosas, e incluso le dio dinero por adelantado para su educación.
Eventualmente, Fortman jugó ocho temporadas con Chicago, ayudando en la conquista de tres títulos de la NFL y llegando al Salón de la Fama. Se retiró en 1943, se alistó en la Armada y prestó servicio a bordo de un buque-hospital, en el ocaso de la Segunda Guerra Mundial.
Fortmann volvió a Estados Unidos y comenzó su práctica de cirugía en Los Ángeles, donde se volvió amigo de la madre de Reid.
“Tuve oportunidad de conocer al doctor Fortmann”, rememoró Reid. “Y me contó la historia sobre cómo ‘Papa Bear’ Halas le permitió seguir con sus estudios médicos en el descanso cuando no había campaña. Creo que incluso estudió durante parte del campamento de prácticas. Ahora viene Larry, ha tenido que hacer algunas cosas en el receso y yo lo entiendo. Tuve una madre que fue doctora, y yo había escuchado estas historias del doctor Fortman. Así que esto me permitió tener la mente abierta para decir: ‘Haz lo que necesites hacer, es algo espectacular’”.