Con motivo del lanzamiento de su última novela El aroma de los libros, la autora y actriz italiana señaló que la actual pandemia “nos ha puesto en una situación paradójica que hasta ahora solo habíamos conocido en las novelas históricas o distópicas».
Por Jose Oliva
Barcelona, 7 de abril (EFE).- La escritora Desy Icardi debía ser entrevistada en marzo por periodistas españoles en Turín, pero la cita se suspendió al aparecer los primeros casos de COVID-19 en Italia. Ahora, desde la distancia, ha dicho que el coronavirus nos coloca en una situación propia solo de la literatura.
En una entrevista telemática con EFE con motivo de la publicación de su novela El aroma de los libros, Icardi, escritora y actriz teatral, señala que «más que el aroma de los libros, en este momento olemos el de los desinfectantes».
Considera la escritora italiana que «el coronavirus nos ha puesto en una situación paradójica que hasta ahora solo habíamos conocido en las novelas históricas o distópicas».
Y añade: «Estamos todos alerta, vivimos aislados, trabajamos desde casa y nos vemos solo cuando es indispensable. En esta situación de aislamiento, los lectores cuentan claramente con una ventaja, refugiarse en los libros, porque la lectura es contagiosa, aunque es un contagio sano que fortalece el espíritu».
Ese contagio por la lectura está muy presente en El olor de los libros, en el que Icardi, ‘confinada’ desde hace un tiempo a leer en dispositivos electrónicos por el problema grave de vista que padece, escribe «la historia de una chica capaz de leer con el olfato».
La protagonista de El aroma de los libros (AdN), Adelina, es «la suma de tantas chicas que he conocido y probablemente tiene algo de la niña que fui hace muchos años» y, aunque tiene «un poder misterioso», es «una adolescente como las demás, cuyo único objetivo es sentir que está a la altura de sus compañeras de clase».
En El aroma de los libros juega un papel primordial la historia del manuscrito Voynich, «un códice ilustrado hallado en 1912 en la biblioteca del colegio jesuita de Villa Mondragone, cerca de Frascati, por Wilfrid Voynich, un comerciante de libros raros de origen polaco», recuerda la autora.
El manuscrito está escrito en un idioma o tal vez un código que nadie ha logrado descifrar todavía, ni eruditos ni inteligencias artificiales, y se atribuye su autoría a muchos alquimistas, entre ellos a los ingleses Roger Bacon, John Dee y Edward Kelley, este último conocido por hablar con los ángeles gracias a la lengua enochiana.
«En mi novela quise rendir homenaje a este fascinante alquimista, bautizando con su nombre a uno de los personajes principales, el reverendo Edward Kelley, estudioso de textos antiguos y severo maestro de la protagonista», señala Icardi.
La novela es también una oportunidad para homenajear los libros que más han conmovido a su autora: «Las lecturas de Adelina son las mismas que las mías cuando tenía más o menos su edad, y los olores que he asociado a cada libro son los que he imaginado mientras los leía, porque siempre he pensado en la lectura como una experiencia multisensorial y he asociado aromas, sonidos y sabores a las historias».
Su novela preferida, Noches blancas, de Dostoievski, tiene para Icardi «el olor fresco e intenso del agua de un río y el sabor salado de las lágrimas».
Otro de los personajes destacados es Amalia, la tía de Adelina, que vive una historia paralela a la de su sobrina: «Ninguna lee, por distintos motivos, y aprenderán a hacerlo a lo largo de la historia. En el caso de Amalia, nacida en el campo a principios del siglo XX y que no ha tenido estudios, conseguirá leer a los 50, gracias a la sobrina, y la lectura la pondrá en guardia ante una difícil situación, pues ¡los libros salvan!», proclama Icardi.
El ‘malo’ de la novela es el notario Vergnano, que trata de aprovecharse del don de Adelina en beneficio propio para intentar descifrar el manuscrito Voynich. «Para el notario, la lectura es un instrumento de poder con el que alimentar sus propias ambiciones, sin escrúpulos morales».
Aunque de momento no hay nada definitivo sobre la posibilidad de llevar a la pantalla la historia de Adelina, Icardi asegura que está generando interés cinematográfico y televisivo:
«Me gustaría muchísimo ver en carne y hueso a Adelina, Amalia, al abogado Ferro y a todos los demás, y si alguna vez se hace, espero que se pueda rodar en Turín, que es un personaje más en la novela».
«El aroma de los libros ha inaugurado «una pentalogía sensorial, cinco novelas, cada una dedicada a un sentido, relacionadas entre sí a través de personajes recurrentes».
El segundo, La ragazza con la macchina da scrivere, dedicado al tacto, salió en Italia el pasado 20 de febrero; y actualmente Icardi trabaja en la redacción de la tercera novela, que se centrará en el oído y estará ambientada en una biblioteca, «donde reina el silencio absoluto, aunque solo aparentemente», avanza la autora.