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Sidney Poitier, primer afroamericano en ganar el Óscar como protagonista, muere

07/01/2022 - 10:18 am

Sidney Poitier fue un actor, director y escritor estadounidense. Fue acreedor de dos premios Óscar, uno en la categoría de Mejor Actor y en otra ocasión fue elegido para recibir el Óscar Honorífico.

San Juan, 7 de enero (EFE/AP).– Sidney Poitier, el primer actor afroamericano en ganar un premio Óscar como actor protagonista de una película, falleció este viernes a los 94 años en Bahamas, informan fuentes del archipiélago.

Sidney Poitier, el actor pionero e inspiración perenne que transformó la manera en la que era retratada la gente afroamericana en pantalla y se convirtió en el primer actor afroamericano en ganar un Premio de la Academia en un papel protagónico así como el primero en ser una potencia de la taquilla ha muerto. Tenía 94 años.

Poitier, galardonado con el Oscar en 1964 por Los lirios del valle falleció el jueves en Bahamas, de acuerdo con Eugene Torchon-Newry, director general interino del Ministerio de Asuntos Exteriores en Bahamas.

Pocos astros del cine, afroamericanos o blancos, tuvieron una influencia como de Poitier dentro y fuera de la pantalla. Antes de Poitier, quien era hijo de agricultores de tomate bahameños, ningún actor afroamericano había tenido una carrera como actor principal o podía hacer que una película fuera producida por su poder como astro. Antes de Poitier a pocos actores afroamericanos se les permitía salirse de los estereotipos de sirvientes temerosos o artistas alegres. Antes de Poitier, los cineastas de Hollywood pocas veces intentaban contar la historia de una persona afroamericana.

Sidney Poitier fue actor pionero e inspiración perenne que transformó la manera en la que era retratada la gente afroamericana en pantalla. Foto: AP

El ascenso de Poitier reflejó los profundos cambios en Estados Unidos en las décadas de 1950 y 1960. A medida que las actitudes raciales evolucionaban durante la era de los Derechos Civiles y las leyes de la segregación eran anuladas, Poitier era el actor a quien recurría la industria cautelosa para historias sobre el progreso.

Era el convicto afroamericano prófugo que se hace amigo de un prisionero blanco racista (Tony Curtis) en Fugitivos. Era el oficinista galante que se enamora de una chica blanca ciega en Cuando sólo el corazón ve. Era un trabajador en Los lirios del valle que construye una iglesia para un grupo de monjas. En uno de sus grandes papeles de teatro y cine, era un joven padre ambicioso cuyos sueños chocan con los de otros miembros de su familia en El sol brilla para todos de Lorraine Hansberry.

El intérprete, director, activista y diplomático estadounidense de origen bahameño fue un auténtico ídolo de Hollywood, con medio centenar de películas a sus espaldas, entre las que destacan Al maestro, con cariño, Al calor de la noche y Adivina quién viene a cenar, estrenadas entre junio y diciembre de 1967 -justo cuando las calles ardían-, éxitos que cimentaron su icónico estatus en la sociedad estadounidense.

Esas interpretaciones, que en mayor o menor medida hablaban del racismo en EU, ayudaron a derribar las barreras sociales entre afroamericanos y blancos, y le convirtieron en la primera gran estrella afroamericana de la industria.

El ascenso de Poitier reflejó los profundos cambios en Estados Unidos en las décadas de 1950 y 1960. Foto: EFE

Poitier lo consiguió con talento, conciencia, integridad, carisma y un encanto extraordinario, sin que eso impidiera a sus personajes replicar a una bofetada o pedir respeto con iracunda frialdad.

Su figura fue un bálsamo para el público, alguien con la contención de Martin Luther King en plena era de rebeldía y convulsión.

Sus películas mostraron la división estadounidense, pero también las ganas y el deseo de unirse para dejar atrás la confrontación, un mensaje que quedó grabado a fuego en el rostro impávido del actor, imagen de la resistencia y estandarte de la dignidad en unos tiempos donde el cine pedía a gritos la figura de un héroe que ejemplificara esa lucha por la igualdad.

Y Poitier no solo aceptó ese rol, sino que agitó las conciencias.

«Los afroamericanos que aparecían en las películas cuando yo empezaba siempre eran estereotipos negativos: payasos, mayordomos arrastrados, inadaptados… Yo elegí no formar parte de esos tópicos. Quiero que mis hijos se vean reflejados en el cine», explicaba el intérprete en 1967.

Que Poitier naciese en EU fue fortuito. Sus padres, ciudadanos de las Bahamas y propietarios de una granja de tomates, viajaron a Miami a vender la cosecha cuando la mujer se puso de parto de forma prematura.

Poitier nació el 20 de febrero de 1927, pero se crio junto a sus seis hermanos en Cat Island, la humilde localidad de las Bahamas donde pasó sus 10 primeros años de vida. De allí se trasladó a Nassau y poco después se fue a Florida a vivir con uno de sus hermanos mayores.

En 1945 entró en un programa de educación teatral y, apenas cinco años después, logró su primer papel en una película: El odio es ciego, dirigida por un Joseph L. Mankiewicz que se había propuesto rodar películas que dieron protagonismo a artistas afroamericanos.

Su último papel fue en el telefilme El constructor de sueños, en 2001, un año antes de que la Academia de Hollywood le entregase el Óscar honorífico de manos de Denzel Washington, su gran sucesor en la industria.

Poitier subió al escenario y, tras llevarse la mano al corazón, dijo: «Acepto este premio en recuerdo de todos los actores afroamericanos que lucharon antes que yo en los años difíciles», con la misma pose de dignidad y compostura con la que sus más recordados personajes hacían frente a la ignorancia y el odio.

Su última aparición pública fue en la 86 edición de los Óscar, en 2014, donde entregó un premio junto a Angelina Jolie; en 2016 fue galardonado con un Bafta honorífico.

Redacción/SinEmbargo
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