El Presidente Joe Biden, los expresidentes Obama, Bush; así como la exsecretaria de Estado y candidata presidencial Hillary Clinton fueron algunos de los asistentes en el homenaje a Powell, quien murió el 18 de octubre pasado por complicaciones de coronavirus.
Por Robert Burns y Matthew Lee
WASHINGTON, 6 de noviembre (AP).- Colin L. Powell, el soldado y diplomático de origen humilde que llegó a ser el primer Secretario de Estado negro, fue un hombre honorable y principista, un líder condecorado que puede servir de modelo para las futuras generaciones, según lo recordaron el viernes amigos y familiares.
“El ejemplo de Colin Powell no nos convoca a emular su trayectoria, demasiado enorme para los meros mortales”, dijo su hijo Michael en un conmovedor homenaje a su padre durante el oficio fúnebre en la Catedral Nacional en Washington. “Nos convoca a emular su carácter y su ejemplo como ser humano. Podemos esforzarnos para hacerlo”.
Dignatarios y amigos de todo el espectro político asistieron al oficio en un día soleado y frío. Estaban presentes el Presidente Joe Biden y los expresidentes George W. Bush y Barack Obama, los exsecretarios de Estado James Baker, Condoleezza Rice y Hillary Clinton, el exsecretario de Defensa Robert Gates y el actual Jefe del Estado Mayor conjunto, General Mark Milley.
No asistieron dos expresidentes: Bill Clinton, quien se recupera de una infección grave, y Donald Trump, quien fue blanco frecuente de las críticas de Powell.
Powell murió el 18 de octubre a los 84 años de edad, de complicaciones de la COVID-19. Estaba vacunado contra el virus, pero su familia dijo que su sistema inmunitario estaba comprometido por el mieloma múltiple, un cáncer de la sangre por el que recibía tratamiento.
Se pidió a los asistentes que usaran mascarillas, pero no todos lo hicieron.
Mientras los invitados se reunían en la enorme catedral, el quinteto de bronces del ejército ejecutaba diversas melodías, entre ellas “Dancing Queen” de ABBA, una de las preferidas de Powell.
Richard Armitage, que fue el número dos del Departamento de Estado cuando Powell era el secretario durante el gobierno de Bush, recordó cuando la ministra del Exterior sueca, Ann Linde, llegó de visita y, conocedora de la afición de Powell, le obsequió un juego completo de CD’s de la banda.
“Colin inmediatamente puso rodilla en tierra y cantó Mamma Mia, ante una Ministra del Exterior sueca muy divertida y una delegación estadounidense atónita. Jamás habían visto nada parecido”, dijo Armitage al describir una amistad de 40 años que comenzó cuando los dos eran oficiales en el Pentágono.
La larga y distinguida trayectoria de Powell le granjeó una enorme credibilidad, que puso en juego en 2003 cuando compareció ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como Secretario de Estado para defender la guerra de Irak. Cuando resultó que los informes de inteligencia que citó eran defectuosos y la guerra de Irak se volvió una pesadilla sangrienta, su reputación sufrió un golpe brutal.
Sin embargo, no quedó destruida del todo. Tras abandonar el gobierno, se convirtió en una personalidad en el escenario mundial y fundó una organización para ayudar a jóvenes pobres. Los republicanos querían que él fuera su candidato presidencial. Desilusionado con el partido, dio su respaldo a los últimos tres candidatos presidenciales demócratas, que festejaron su apoyo.