Los avances de la investigación del caso de Daniela Ramírez, la joven que desapareció después de abordar un taxi en Xochimilco, arrojaron que la persona que raptó a la chica regresó al lugar donde ella tomó el servicio: “es altamente probable que se trate de un taxista que trabaja en esa zona […] estamos hablando probablemente de una persona que tiene características de un depredador, es decir, es una persona que sabía que iba a cometer el crimen”, dijo el abogado de la familia.
Ciudad de México, 6 de octubre (SinEmbargo).- El rapto y asesinato de la joven Daniela Ramírez Ortiz será investigado como “secuestro agravado”, pues la carpeta de investigación fue turnada a la Fiscalía Central para la Atención de Delito de Secuestro (FAS) de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, el pasado viernes, informó Héctor Alberto Pérez Rivera, abogado de la familia de la víctima.
En entrevista con SinEmbargo, el abogado expresó que el tipo penal que se actualiza, frente a las características de hecho, es de secuestro agravado. Las evidencias son más contundentes en torno a este delito, comentó.
La familia de Daniela está de acuerdo con la reclasificación porque, incluso, las penalidades para el secuestro agravado son más altas, argumentó el litigante.
“Me parece que existen muchos mayores elementos –si se investiga como secuestro–. Asimismo la pena que se da por el delito de secuestro es la pena más alta que existe en el sistema de justicia, la cual, es de hasta 140 años de cárcel, entonces, en ese sentido habría una posibilidad mayor en cuanto a mayor pena”, detalló el asesor.
Daniela Ramírez Ortiz, de 17 años, desapareció la madrugada del 19 de mayo después de tomar un taxi que la llevaría a una fiesta, pero el conductor tomó una ruta distinta, con rumbo a Morelos. Durante el trayecto se mensajeaba con uno de sus compañeros, a quien le avisó que el chofer había tomado otra dirección y le pidió ayuda.
La adolescente llevaba dos meses desaparecida cuando su caso se viralizó en redes sociales después de un reportaje de SinEmbargo, publicado el 6 de julio, donde se revelaron las capturas de pantalla de los últimos mensajes y llamada de auxilio de la joven, mismas que fueron retomadas por diversos medios de comunicación. Ya se cumplían 51 días cuando las autoridades capitalinas “intensificaron” su búsqueda y montaron un operativo en la zona de Parres Guardia, en la Alcaldía de Tlalpan, el último lugar donde arrojó su señal de celular y donde la joven alertaba que era llevada por un taxista. Ahí fueron encontrados sus restos.
La carpeta, que inicialmente estaba en la Fiscalía Especializada para la Búsqueda, Localización e Investigación de Personas Desaparecidas, había sido remitida a la Unidad de Especializada de Investigación del Delito de Feminicidio.
“Por órdenes de la Procuradora, [Ernestina Godoy] las investigaciones se habían enviado a la unidad de investigación de feminicidio, sin embargo, la gente de feminicidio coincidió en que se trataba de un secuestro, y entonces lo remitieron a la unidad especializada de secuestros. Nos comentaron que eso ocurrió el día de ayer [viernes pasado]”, explicó el abogado de la familia.
«UN DEPREDADOR «
Los agentes de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJ-CdMx) siguen al menos dos líneas de investigación en la desaparición y asesinato de la menor Daniela Ramírez Ortiz: la primera, relacionada en cuanto al taxi que abordó y, la segunda, encontrar a la persona que vendió el celular de la menor en un tianguis de Iztapalapa.
La hipótesis que plantea que la persona que mató a Daniela podría ser un taxista que trabaja del sector, es cada vez más fuerte. Héctor Pérez informó que en los avances de la investigación arrojan que la persona que raptó a la joven regresó al mismo sitio donde la chica abordó el vehículo, que fue la zona del Ajusco.
Además, el abogado consideró que la persona atacante tendría el perfil de “un depredador”.
“Estamos hablando probablemente de una persona que tiene características de un depredador, es decir, es una persona que sabía que iba a cometer el crimen, ya que, lo que muestran las gráficas del seguimiento de las antenas del teléfono celular, es que recogió a Daniela y de inmediato desvió el rumbo hacia el paraje [donde fue asesinada]”, dijo.
Y reiteró: “Nos damos cuenta que esta persona estaba buscando una víctima para cometer el crimen, entonces estamos hablando de un crimen con esas características”.
El pasado mes de agosto, María Concepción Prado García, Fiscal Central de Investigación para la Atención de Delitos Sexuales de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, informó que al sur de la ciudad podría operar una banda de taxistas violadores seriales. Ello ante recientes detenciones de taxistas detenidos acusados de violación.
Cuestionado en relación a si el caso de Daniela podría estar relacionado a bandas de taxistas violadores, Pérez Rivera ya había informado a este medio que, aunque hay un fuerte indicio, porque ella manifestó en la última conversación que fue privada de la libertad, primero habría que identificar a estos taxistas “y luego identificar si tienen alguna conexión con el caso de Daniela”.
El entrevistado comentó que esa posibilidad no debe de descartarse y que es parte de lo que se está trabajando con la Procuraduría, pero hasta el momento no se ha establecido el padrón, es decir, si trata de una banda o si se trata de una sola persona.
TRAS LA PISTA DEL VENDEDOR DEL CELULAR
La otra línea de investigación es continuar con la búsqueda de la persona que vendió el celular de Daniela en un tianguis de Iztapalapa.
El teléfono que Daniela llevaba el día que fue privada de la libertad –con el que pidió auxilio vía WhatsApp– fue vendido en un tianguis de la Alcaldía Iztapalapa el pasado 1 de junio, 15 días después de la desaparición y asesinato de la menor de edad.
El abogado de la familia explicó que a través del rastreo de la señal que emitió el celular de Daniela la noche del 18 y 19 de mayo, se ubicó el lugar donde se encontraba el cuerpo, es decir, se encontraron sus restos porque se pudo localizar el último espacio donde su celular emitió señal.
Pérez Rivera narró que el teléfono de Daniela se apagó esa noche que desapareció, pero se volvió a prender el 1 de junio.
“A través de eso, la Procuraduría identificó dónde estaba el teléfono, ya con otro número y con cambio de chip, y que se prendió el 1 de junio”.
La persona que tenía el aparato fue localizada por personal de la Procuraduría. El civil declaró ante las autoridades que adquirió el aparato en un tianguis de Iztapalapa., y su versión fue corroborada por las autoridades
“Sabemos que hay un nulo control por parte de las autoridades sobre la telefonía que se vende en este tipo de mercado, es tan fácil, lo cual coincide”, comentó el litigante.
El abogado Héctor Alberto Pérez Rivera aclaró que ello no significa que la persona que tenía el teléfono tenga una responsabilidad, y señaló que actualmente la Procuraduría “está tratando de seguir la línea de investigación en torno al teléfono […] está buscando a la persona que vendió el aparato”.
“Esas son las dos líneas de investigación en las que estamos insistiendo que se trabaje”, añadió el litigante.
En relación a la familia de la joven, Pérez Rivera expresó que las autoridades ya entregaron la copia del expediente a Margot, la madre, y actualmente se gestiona ante la Comisión de Víctimas en la ciudad de México el apoyo para la madre de Daniela.
Dany, como le decían de cariño, era hija única. Trabajaba por las tardes en una pizzería en la Alcaldía Xochimilco, donde también radicaba. Dejó truncos sus estudios en el Cecyt 6 para buscar un empleo y apoyar a su madre, pero planeaba retomar la escuela a la brevedad.
Justo un día antes de la desaparición, el viernes 17 de mayo, Daniela pidió informes para cursar la preparatoria abierta, platicó Margot Ortiz Gómez a SinEmbargo, en una entrevistada realizada en julio pasado.
“Ella me dijo que quería seguir la prepa porque el sueldo no le alcanzaba y quería tener al menos un nivel más. Me dijo que quería seguir estudiando y yo le dije que sí”, comentó la mujer.
El sábado 18 de mayo, Daniela pidió permiso a su madre para acudir a una fiesta con unos amigos después de salir de su trabajo, pasadas las 21:00 horas.
“Yo le dije que sí porque iría con sus amigos de la pizzería. Yo ya la empezaba a dejar salir con ellos porque ya confiaba un poco más. Daniela era de carácter reservado”, agregó a entrevistada.
La noche del sábado fue la última comunicación que tuvo Margot con su hija por teléfono, eran alrededor de las 23:45 horas.
De acuerdo a la información que obtuvo Margot, Daniela tomó un vehículo de alquiler que la llevaría a una fiesta ubicada en San Andrés Xochimilco. Margot ya no volvió a saber de su hija, hasta que sus restos fueron hallados tras un operativo en Parres.
El 2 de agosto, la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México confirmó que los restos hallados en Parres sí corresponden a Daniela, ello luego de realizar diversos estudios de antropología y genética forense. Y no se habló de los supuestos segundos restos hallados en el lugar.
Héctor Alberto Pérez Rivera, abogado de la familia de Daniela Ramírez, aclaró que todos los restos localizados en la zona correspondían a Daniela. El abogado destacó que la identificación se efectuó conforme a los protocolos establecidos y bajo estándares internacionales
“Se llegó a la plena identificación a través del ADN, tanto en la ropa que estaba junto al cuerpo como de los huesos”, comentó el litigante de la familia.
Los restos de Daniela fueron entregados a la familia el 13 de agosto, y posteriormente a la entrega, la señora Margot Ortiz, madre de la menor de edad, decidió que fueran incinerados.