Ferragamo nació en 1898 en una familia pobre, con otros trece hermanos, y desde muy pequeño sintió la pasión por el calzado. Cuentan que de niño pasó una noche en vela para confeccionar unos zapatos para su hermana, que debía tomar la comunión.
Por Gonzalo Sánchez
Venecia (Italia), 6 de septiembre (EFE).– Salvatore Ferragamo creó todo un imperio con sus zapatos, pero para ello tuvo primero que probar suertes, caer, arriesgar e innovar. Y su recuerdo, seis décadas tras su muerte, llegó hoy a Venecia con un documental de Luca Guadagnino.
«Encontramos el increíble testimonio de Ferragamo y su figura titánica de creador, empresario, inventor, por lo que empezamos a pensar cuál sería el mejor modo de llevarlo a la pantalla y creímos que el documental era la más adecuada, justa y profunda para asistir a las mil capas de su vida», dijo el director en rueda de prensa.
Salvatore – The shoemaker of dreams se adentra en la figura de este hombre que a principios del siglo pasado partió de cero desde su pueblo napolitano para fundar con el paso de los años una de las casas de moda más reconocidas a nivel mundial.
Ferragamo nació en 1898 en una familia pobre, con otros trece hermanos, y desde muy pequeño sintió la pasión por el calzado. Cuentan que de niño pasó una noche en vela para confeccionar unos zapatos para su hermana, que debía tomar la comunión.
Luego vendría el momento de la formación. Aprendió este arte de los artesanos de su pueblo, emigró a Estados Unidos en busca de fortuna -para su disgusto al ver la mecanización de la producción- y pasó por Hollywood para calzar a las estrellas del momento.
Corrían los felices años Veinte cuando Ferragamo decidió volver a su país natal y asentarse en Florencia. Pero no fue un camino de rosas pues la empresa que fundó nada más llegar entró en bancarrota en una Italia que se precipitaba en la Segunda Guerra Mundial.
Su consagración llegaría entre las ruinas de la contienda, con la llegada de las más rutilantes estrellas a aquella Italia convertida en nueva meca del cine.
El documental narra esta emotiva historia empresarial y artística mediante inéditas imágenes de archivo y los testimonios de figuras como Martin Scorsese o el zapatero Manolo Blahnik.
Guadagnino, director de Call me by your name (2017) y que también ha llevado a Venecia un corto rodado en su Sicilia tras el confinamiento, indagó durante tres años sobre su figura con el apoyo de la familia Ferragamo, para la que ya rodó un anunció en 2013.
, que empleó todo tipo de materiales para sus creaciones, como la caña de azúcar, el corcho, el papel o la rafia debido a la carestía de materiales durante la guerra, apuntó hoy su hija, Giovanna.
LAS CANDIDATAS DE LA JORNADA PARA EL LEÓN DE ORO
En otro orden de cosas, el Festival veneciano, el primero de la pandemia, sigue con la carrera por el León de Oro y este domingo fue el turno de dos cintas que han tenido una cálida acogida por parte de la crítica y la prensa que participa en el certamen.
La primera es Khorshid, una película iraní que denuncia la explotación laboral de los niños y sus penosas condiciones.
«Es una realidad amarga. Hace años fui a trabajar a India y allí la situación de los niños es catastrófica. Hoy por hoy, en todo el mundo, no solo en Irán, lamentablemente a nivel económico y político los débiles cada vez lo son más», dijo su director, Majid Majidi.
La cinta narra la historia de un niño de doce años, Ali (Ali Nasirian) y de tres de sus amigos que tratan de ganarse la vida y ayudar a sus familias mediante trabajos precarios y delictivos.
Un día reciben el encargo de encontrar un «tesoro» oculto para tierra, para lo que deberá adentrarse en un túnel al que solo puede accederse desde una escuela benéfica, a la que deberán inscribirse, lo que cambiará definitivamente la suerte de los muchachos.
Khorshid es un alegato contra la situación de explotación de muchos niños en el mundo, 152 millones según estimaciones de UNICEF, que ha sonado fuerte en la Mostra. Su protagonista, Nasirian, no ha podido acudir al dar positivo en coronavirus, aunque está bien.
ROMANCE DE CAMPESINAS EN LA AMÉRICA PROFUNDA
La segunda propuesta de esta jornada fue The world to come, el drama de dos granjeras que acaban enamorándose en un tiempo y un espacio en el que esto no estaba consentido: las profundidades del estado de Nueva York en el siglo XIX.
La directora noruega Mona Fastvold se lanzó a adaptar la novela homónima de Jim Shepard de 2017 atraída por «la belleza de los diálogos», según declaró en rueda de prensa.
Y el resultado es una emocionante incursión al idilio de dos mujeres que deciden dar el paso de amarse a pesar de que todo -o casi todo- les es adverso: un mundo de hombres, un paisaje que es en realidad un jaula montañosa y un mundo para el que no existen.
Las protagonistas son Vanessa Kirby, que hace el bis en otra cinta en competición, Pieces of a woman, y Katherine Waterson, quien aplaudió que la cinta aborde el tema de la homosexualidad femenina por aquel entonces.
«Poco se sabe de las historias homosexuales entre la clase trabajadora, tenemos informaciones de los periódicos y escritos pero de las clases más altas (…) Quién sabe, quizá encontremos algún documento en los muebles de alguna antigua casa», deseó.