Cerca de la media noche, el instituto creado por Toledo abrió sus puertas a las personas que asistieron con flores y veladoras para honrar al también defensor de diversas causas sociales. En el patio del lugar se colocó una mesa con una fotografía del artista zapoteco. La música, coronas de flores blancas y velas acompañaron el retrato.
Ciudad de México, 6 de septiembre (SinEmbargo).– Decenas de personas se reunieron para homenajear al artista plástico Francisco Toledo en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), fundado por el pintor oriundo del lugar.
La familia de Francisco Benjamín López Toledo confirmó la muerte del artista la noche del 5 de septiembre. A través de redes sociales dijeron que colocarían una ofrenda en el IAGO y que a partir de las 23:30 horas la gente podría asistir.
«Pedimos respetar nuestro dolor, y la manera en que nuestro padre manejó su intimidad. Gracias por sus muestras de cariño y su compresión», escribieron en la publicación compartida en Facebook.
Cerca de la media noche, el instituto creado por Toledo abrió sus puertas a las personas que asistieron con flores y veladoras para honrar al también defensor de diversas causas sociales. En el patio del lugar se colocó una mesa con una fotografía del artista zapoteco. La música, coronas de flores blancas y velas acompañaron el retrato.
https://www.facebook.com/franciscotoledoficial/posts/2134354026858496
Algunos de los asistentes a la ofrenda compartieron en redes sociales imágenes de la reunión convocada en memoria de Francisco Toledo.
Oriundo de Juchitán, Oaxaca, desde temprana edad demostró una habilidad especial para el dibujo, por lo que su padre lo alentó y cedió parte de las paredes de la casa donde vivían para que pusiera a prueba su creatividad.
Unos minutos después de que su familia confirmara la muerte del artista a medios nacionales, el Presidente Andrés Manuel López Obrador dijo, en su cuenta de Twitter: “El arte está de luto. Ha fallecido el maestro Francisco Toledo, oaxaqueño, gran pintor y extraordinario promotor cultural, auténtico defensor de la naturaleza, las costumbres y las tradiciones de nuestro pueblo. Descanse en paz”.
La Secretaria de Cultura Alejandra Frausto también escribió al respecto: “Su paso era como la semilla de maíz, la de calabaza, la de chile y de frijol de la milpa más bella que nadie haya creado. Rayones, dibujo excelso, chango murciélago elefante chapulín. El zapoteco se oyó en coros que lo inventaron todo con ese canto tuyo Francisco Toledo”.
En 2015, ese hombre delicado y sensible a la vez, dijo a El País sobre los 43 de Ayotzinapa: “Eso es una vergüenza que no tiene nombre. Los políticos quieren que se pase página, pero esa página no se podrá pasar nunca. Queda para la historia de la infamia”.
La obra de Francisco Benjamín López Toledo “traza un círculo completo. Empezó en Oaxaca, donde llegó a estudiar a los 12 años, y en su tramo final, tras largos periodos en el extranjero, ha recalado en el punto de partida. Su tierra es el ombligo de su creación.
De ella emanan su paleta, sus criaturas primitivas y fantásticas, sus creencias. Sus cuadros, cercanos en el tratamiento del color a los de su mentor artístico, Rufino Tamayo, combinan influencias occidentales –Goya y Picasso, Klee y Hogarth– con formas antiguas e indescifrables, fraguadas en los valles del sur de México”, reseñó el mismo diario.
Han pasado 5 años desde el septiembre negro e inolvidable: los muchachos no regresan, y Toledo ha muerto.