En un vídeo viralizado en Venezuela, Caguaripano reiteró, como en 2014, que no llamaba a un golpe de Estado sino a una «acción cívico militar para restablecer el orden constitucional» y para «salvar al país de la destrucción total, para detener los asesinatos» de jóvenes y familiares.
Por Héctor Pereira
Caracas, 6 de agosto (EFE).- Un ex capitán venezolano tomó hoy por asalto una unidad militar y con ello la atención del país, convulsionado por una oleada de protestas, en un nuevo capítulo de su historial de rebeldía contra el Gobierno y de su búsqueda por minar la fidelidad militar al Presidente Nicolás Maduro.
Se trata de Juan Carlos Caguaripano Scott, separado de la Guardia Nacional (GNB, policía militarizada) por traición a la patria y rebelión en 2014, año en el que hizo público su desprecio hacia la llamada revolución bolivariana por la «represión» a las protestas antigubernamentales de entonces, que se saldaron con 43 fallecidos, según balance oficial.
Desde aquel momento ha permanecido en la clandestinidad -algunos aseguran que estuvo fuera del país- y ha sido señalado como uno de los artífices de un plan golpista frustrado en 2015 que incluía matar al jefe de Estado, según el chavismo gobernante, y recibió el nombre de «Operación Jericó».
Caguaripano, identificándose como capitán activo de la GNB, publicó en abril de 2014 a través de las redes sociales su primer «llamado a la reflexión» a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), en el que aseguraba que había «sobradas razones legales y constitucionales para intervenir».
Entre ellas mencionó «la ocupación, intromisión y violación de la soberanía nacional por parte de agentes cubanos y grupos narcoterroristas extranjeros en todos los ámbitos de la administración pública y militar».
También aseguró que había uniformados «cumpliendo órdenes abusivas y arbitrarias, protegiendo a colectivos [grupos de defensa de la revolución, a veces armados]».
Además, el capitán manifestó su repudio a «la conformación vergonzosa de frentes civiles armados (colectivos) de guerrilla urbana y rural en todo el territorio nacional dispuestos a matar y masacrar en defensa de un grupo político bajo la protección de autoridades legítimas» y la «destrucción sistemática de la identidad militar».
Todo esto aunado, dijo entonces, «al secuestro y manipulación descarada del poder Electoral y Judicial», lo que, señaló ha generado un «conflicto que poco a poco se va convirtiendo delante de nosotros en una guerra civil».
Ahora, bajo el mote de «comandante de la operación David Carabobo», dijo declararse «en rebeldía» contra «la tiranía asesina de Nicolás Maduro» junto a un grupo de unos 20 hombres vestidos de militares portando armas largas, con quienes tomó por asalto el llamado Fuerte Paramacay en el estado Carabobo (centro-norte).
En un vídeo viralizado en Venezuela Caguaripano reiteró, como en 2014, que no llamaba a un golpe de Estado sino a una «acción cívico militar para restablecer el orden constitucional» y para «salvar al país de la destrucción total, para detener los asesinatos» de jóvenes y familiares.
También como hace tres años aseguró estar respaldado por integrantes de los cuatro componentes de la FANB, «hombres y mujeres valientes amantes de la libertad» unidos «más que nunca con el pueblo de Venezuela».
Sin embargo, la sublevación de este domingo fue reducida por otra facción del Ejército y hay total control de la institución castrense, según la información ofrecida por el dirigente chavista Diosdado Cabello.
Caguaripano afirmó en 2014, durante una entrevista con CNN en Español, que había «muchos» militares molestos con el Ejecutivo de Maduro -8 de cada 10 según sus cálculos- que estaban trabajando en una «salida» y que lo seguirían haciendo «pese a la persecución».
Señaló asimismo que, debido a sus posiciones críticas, el Alto Mando de la FANB lo había castigado retrasando su ascenso, designándolo en cargos en «cárceles, fronteras y los sitios más remotos que nadie desea» y que incluso fue acusado en 2008 de conspiración, por lo que estuvo detenido.
Para el chavismo -que gobierna desde 1999- él no es más que un agente indisciplinado con planes de insurrección, que cuentan con la complicidad de otros militares de alto rango -algunos detenidos y otros prófugos de la Justicia venezolana- y de varios dirigentes opositores como el presidente del Parlamento, el opositor Julio Borges.
Diosdado Cabello aseguró en 2015 que Caguaripano sí había tenido conexiones con algunos miembros de los cuatro componentes de la FANB en 2014 para sublevarse en una estrategia que tenía «vinculaciones internacionales» para deponer a Maduro.
«No van a vencer […] durarán 25 minutos y es mucho», advirtió entonces el poderoso oficialista.
La FANB ha informado rápidamente que el asalto de hoy fue obra de civiles disfrazados de militares y que Caguaripano fue separado de la institución por traición a la patria y rebelión en 2014, cuando «huyó del país y recibió protección en Miami, Estados Unidos».