La diosa del asfalto, la nueva cinta de Julián Hernández, explora el mundo de la chicas banda de los años 80 basándose en hechos reales para mostrar el empoderamiento femenino que efervescía en esa década cuando se buscaba un lugar seguro y ya se formaban lazos fuertes entre mujeres.
Ciudad de México, 6 de mayo (SinEmbargo).– El director Julián Hernández hace un viaje a los años 80 en una de las zonas marginadas de la Ciudad de México para mostrar el empoderamiento femenino que se gestaba en aquella década a través de su cinta La diosa del asfalto.
El guión que corrió a cargo de Inés Morales y Susana Quiroz, cuenta la historia de Max (Ximena Romo), una joven cantante que después de varios años regresa al barrio que la vio crecer en una de las zonas marginas de Santa Fe. Al volver, la realidad la golpea duro al recordar una adolescencia marcada por el machismo, la violencia y la pobreza. Algo que, incluso con el pasar del tiempo, no ha cambiado.
La diosa del asfalto está basada en el caso real de las llamadas «Castradoras de Santa Fe», un grupo de chicas banda que decidieron defenderse y hacer justicia por propia mano cuando se vieron amenazadas.
Julián Hernández, en entrevista con SinEmbargo, recuerda su cinta anterior Rencor tatuado (2018), sobre una vengadora contra abusadores sexuales en la Ciudad de México, para hilar ambos filmes.
«Hay vasos comunicantes entre ambas y que hablan de una época importante que son los 80, 90, 2000, en los que esta lucha feminista ha tenido una presencia cada vez más importante. Todo esto estaba ya en los guiones, tuve mucha fortuna de encontrarme con estas guionistas, y yo como realizador me di a la tarea simplemente de llevarlos a la pantalla».
Max, la Guama, Sonia, Ramira y la Carcacha son un grupo de amigas que están unidas por la lealtad. Todas se cubren las espaldas frente a un barrio lleno de violencia y en el que ser mujer vuelve la supervivencia doblemente difícil en un lugar ignorado e hundido en la pobreza. Sólo se tienen a ellas.
«La fraternidad, la sororidad, el darse cuenta este grupo de chicas lo que tenían que hacer para lograr conseguir ese lugar que sentían que desde entonces les pertenecía. Unirse como mujeres y enfrentarse a todo lo demás. Al medio hostil, a los mismos grupos de chavos que las consideraban sólo para estar ahí al lado y darles sus besos de pronto. El enfrentarse a todo eso para ganarse ese lugar que sentían que ya les correspondía».
Sin embargo, a pesar de que esta cinta está situada en la década de los 80, los temas que vemos en la pantalla no parecen distantes de la época actual.
En México tan sólo durante este primer trimestre del año se iniciaron 240 carpetas de investigación por el delito de feminicidio en México, la cifra supera los caos registrados en 2019 y 2018 en el mismo periodo de tiempo, cuando se contabilizaron 228 y 201 respectivamente, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
«Nos damos cuenta con mucho pesar que esos temas que creíamos en algún momento que serían cosa del pasado están más presentes que nunca. Ahora tal vez con mayor visibilidad, es más fácil que nos enteremos de cosas que suceden, casos de abusos y de violencia contra las mujeres que hace 40 años. Eso me parece sin duda muy lamentable que siga existiendo».
«Esta idea de unión y de fraternidad por la que abogaban Inés y Susana al escribir al guión y que con recuerdos de hace 40 años en la década de los 80, hoy es una realidad aunque haya polarización entre los grupos de mujeres y los feminismos finalmente están ahí», agrega.
Cada uno de los peonajes de la cinta están basados en personas reales que conocieron y convivieron los guionistas en aquellos años. Claro, con ciertas modificaciones para llevar a la pantalla esta ficción.
La cinta, que cuenta con momentos musicales de la mano de la cantante Jessy Bulbo, estrenó la semana pasada en el circuito independiente y comercial. Sus funciones están disponibles en Cinépolis Interlomas, Cinemas Tlahuac 2000, Cineteca Nacional, Cine+Foro Cuajimalpa 2, Cinetop Ecatepec y Cinetop Azcapotzalco.
«Lo más importante de esta película es que habla de un tema que lamentablemente es muy actual. Es el resultado muy grande de un esfuerzo de muchos año de dos mujeres, en este caso las guionistas y todas la mujeres que participan en la película por hacer visible una lucha que ya lleva muchos años. Yo creo que ahora donde hay todos los días actos de violencia y de abusos, cada uno más desagradable que otro, es momento para darnos cuenta que hay que unirnos y apoyar, luchar, y en el mejor de los sentidos, conseguir ese espacio de respeto que nos merecemos todos. Ahora fundamentalmente las mujeres».