Jesús Ortega Martínez y Jesús Zambrano Grijalva son para muchos ex perredistas, perredistas y analistas políticos los artífices de que el Partido de la Revolución Democrática se convirtiera en un instituto político “satélite” del PRI y del propio Gobierno federal, principalmente por la firma del Pacto por México a través del cual se realizaron las reformas estructurales del Partido Revolucionario Institucional. Ahora, tanto los llamados “Chuchos” como su corriente o “tribu” Nueva Izquierda han entrado a una etapa de declive que pinta para debilitarlos por completo, afirman fuentes al interior de la fuerza política.
Ciudad de México, 6 de mayo (SinEmbargo).– Después de su complicado paso al frente del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Carlos Navarrete Ruiz básicamente se perdió. Se separó de Jesús Ortega Martínez y Jesús Zambrano Grijalva, aunque no a niveles de divorcio. Aceptó, dicen, ser asesor en algunos temas del Presidente Enrique Peña Nieto.
“Los Chuchos”, como se conoce a los líderes de la corriente Nueva Izquierda (NI) –que desde 1994 han operado gran parte de la vida interna del partido–, no sólo perdieron a Navarrete: su grupo ha entrado en un proceso de degradación que, de acuerdo con fuentes del propio partido, los puede relegar por completo.
Actualmente, el PRD tiene 25 integrantes en su Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y sólo ocho pertenecen a la corriente que encabezada durante más de dos décadas por Ortega Martínez y Zambrano Grijalva; 16 son parte de un bloque que no comulga con ellos, y otros dos votos –el del presidente nacional y el del secretario de finanzas– tampoco operan más con “Los Chuchos”.
Guadalupe Acosta Naranjo, otro integrante de NI, ha planteado sus diferencias con el PRD que actualmente dirige Agustín Basave Benítez y algunos lo ven ya fuera del Sol Azteca, e integrándose al Partido Acción Nacional (PAN).
De esta manera en apenas 19 meses –desde que estalló la crisis de Ayotzinapa hasta hoy–la corriente líder que administró presupuestos de bancadas y del partido, entró en un declive que va casi en paralelo con el del partido.
“El problema de ellos [‘Los Chuchos’] es que el partido no fue en todos estos años un tema de sobrevivencia política. El problema es que se les volvió una operación económica”, dijo a SinEmbargo una fuente del PRD, quien pidió que su nombre se reservara.
La corriente que encabezan Jesús Ortega y Jesús Zambrano, además, es considerada por varios analistas políticos, como la fracción que encabezó el declive y la desbandada de líderes durante los últimos tres años.
Desde la llegada de Peña Nieto al poder, “Los Chuchos” han formado parte activa en el desdibujamiento y la pérdida de identidad del partido fundado por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y otros líderes de izquierda hace 27 años, coincidieron los expertos consultados por este diario digital.
Para Gustavo López Montiel, experto en partidos políticos del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), la fractura reciente de “Los Chuchos” no es novedosa, pues su corriente empezó a “desquebrajarse” cuando los hermanos René Arce Círigo y Víctor Hugo Círigo Vázquez dejaron a la “tribu” y al partido cuando perdieron la Delegación Iztapalapa de la Ciudad de México.
En 2009, el grupo de Andrés Manuel López Obrador logró sacar a los hermanos Círigo de Iztapalapa mediante una maniobra que consistió en imponer al candidato Rafael Acosta Ángeles, conocido como “Juanito”, para que, una vez ganada la elección, éste cediera su lugar a Clara Brugada Molina, cercana al político tabasqueño.
Ahora, ambos hermanos trabajan para el Partido Nueva Alianza (Panal), ligado a la ex líder magisterial Elba Esther Gordillo Morales y que busca aliarse con el PRI y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) para arrebatarle posiciones al PRD en la capital del país.
María Eugenia Valdés Vega, investigadora y experta en procesos electorales de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Unidad Iztapalapa, recordó que el rompimiento entre el Sol Azteca y López Obrador inició justo cuando los “Los Chuchos” y el ahora líder del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) se enfrentaron por el poder en Iztapalapa.
“Lo de los ‘Juanitos’ fue una jugada, pero después cuando se da el Pacto por México, ya la situación fue imposible y ahí se da la separación definitiva”, detalló.
Para la investigadora, Nueva Izquierda es el grupo más “burocrático” que ha tenido el PRD: “Los Chuchos son políticos profesionales, no les importa el poder del Estado, les preocupa el poder del partido”.
Valdés Vega recordó que el PRD aún es importante y que históricamente significó un punto de inflexión en la vida política del país, pues logró aglutinar a la izquierda de la década de 1980 y también a los militantes del PRI que en aquellos años estaban en desacuerdo con el régimen.
“Es un partido que difícilmente desaparecerá, pero si se atiene a ‘Los Chuchos’ van a conformarse con quedarse con el 6 ó 7 por ciento de la votación total. Por supuesto que no van a dejar al partido, es su vida, la vida del burócrata, es mucho dinero y poder. El PRD es un partido que le da de comer a mucha gente y seguirá sobreviviendo a base de alianzas con el PAN [Partido Acción Nacional] y hasta con el PRI [Partido Revolucionario Institucional]”, expuso.
Héctor Quintanar Pérez, politólogo de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), consideró que el PRD perdió su variante de partido opositor desde que las cúpulas buscaron negociar con el poder.
“Empezaron a tener más acercamientos con las cúpulas gobernantes. Ahora es un partido que en realidad no se distingue de los partidos tradicionales de la derecha como el PAN y el PRI. Fue un proceso paulatino, a partir de los 90, con Jesús Ortega, y de ahí viene la debacle del perredismo”, afirmó.
LOS 10 ERRORES DE “LOS CHUCHOS”: ANALISTAS
- La política de alianzas
En enero de 2014, cuando era uno de los aspirantes a la presidencia nacional del partido, Carlos Sotelo García criticó la política de alianzas que adoptó el Partido de la Revolución Democrática, a partir de la llegada de “Los Chuchos” a la dirigencia.
“Esta dirección que tiene el partido, donde ha estado Guadalupe Acosta Naranjo, luego Jesús Ortega, ahora Jesús Zambrano como presidentes, no digo que haya responsabilidades personales, ellos han sido los presidentes de equipos que recibieron al partido de un tamaño y ahora lo tienen de otro. En un tramo de cinco años hemos perdido las gubernaturas de Zacatecas, Michoacán, Chiapas, Baja California Sur, el ayuntamiento de Cancún, Quintana Roo, hemos perdido al principal líder de las izquierdas en México, Andrés Manuel López Obrador, que decidió separarse e irse a formar otro partido político. Hemos perdido en estos cinco años la confianza de varios sectores de la sociedad, de movimientos, liderazgos, sindicatos”, dijo en entrevista para SinEmbargo.
En ese momento Sotelo García, quien ahora tiene a su cargo la Secretaría de Asuntos Municipales y Desarrollo Regional del partido, criticó la alianza con el Partido Acción Nacional, impulsada a partir de 2009.
Una política de amplias alianzas para ganar elecciones al interior de la República Mexicana, como las gubernaturas de Sinaloa y Puebla, así como diversas alcaldías.
“Confiando en el buen olfato de algunos dirigentes y eso significó un extravío del partido, que inició con Felipe Calderón con la alianza electoral 2010, una alianza política-electoral, económica con el régimen, lo han continuado con Peña Nieto. En el 2010 sucedió el viraje a la derecha. No había una sola razón ni social, ni política que sostuviera una alianza, no había una razón, porque habían hecho un fraude a López Obrador. Entonces Jesús Ortega y los dirigentes, incluyo a René Bejarano, Héctor Bautista, Amalia García, todos juntos votaron en el Consejo Nacional en febrero de 2010 la alianza con el PAN. Fue el gran error, eso nos dividió”, afirmó Sotelo.
Estas alianzas no significaron para el PRD un avance electoral sustancial, pues el Gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, responde al PAN en su totalidad, mientras que Mario López Valdez (Malova), Gobernador de Sinaloa, es esencialmente priista.
En noviembre de 2014, en el Congreso Nacional de Oaxtepec, Morelos, los perredistas cambiaron sus estatutos y decidieron, a partir de la división que surgió al interior del partido por el Pacto por México, acotar las coaliciones con sus aliados naturales, las fuerzas de izquierda.
“Tenemos varios escenarios: primero Morena no irá en alianza con nadie, porque la Ley se lo impide y tiene que ir por su registro. De manera natural las alianzas tienen que ser con el PT [Partido del Trabajo] y MC [Movimiento Ciudadano] , pero la verdad la presencia de nuestros compañeros en algunos lados es nula, y se debe tratar de consolidar nuestra fuerza y presencia en los territorios, entonces se deberá buscar la alianza con el PAN en muchos lados”, explicó Armando Contreras Luna, entonces secretario de Alianzas de la fuerza política.
Sin embargo y a pesar de los estatutos, la dirigencia encabezada Carlos Navarrete Ruiz, permitió una amplia alianza electoral en el Distrito Electoral para las elecciones de este año, entre el PRD y el Partido Nueva Alianza (Panal), fundado por la ex dirigente magisterial Elba Esther Gordillo.
Las alianzas con el PAN en las elecciones de este año también fueron apoyadas por Nueva Izquierda y por el dirigente actual Agustín Basave Benítez.
- Privilegiar la pugna interna entre corrientes
En diciembre de 2014, Carlos Navarrete Ruiz llamó a los miembros del Sol Azteca a dejar las pugnas entre corrientes y reconoció que de lo contrario “seremos la generación del fracaso de la izquierda partidaria”.
“Necesitamos cambiar la dinámica de la disputa entre corrientes. Si no cambiamos, nos iremos debilitando más y nuestros electores cambiarán de preferencia. Es mejor que lo entendamos y actuemos en consecuencia. Este esfuerzo no puede ser de unos cuantos”, dijo Navarrete.
También reconoció que si los dirigentes no pueden con la crisis, no merecen ocupar el liderazgo de la fuerza política.
“Si los dirigentes no estamos a la altura de las circunstancias no tenemos derecho a seguir dirigiendo este partido. Lo digo con claridad, o corregimos el rumbo y recuperamos la ética y la autoridad política lastimadas, o seremos la generación responsable del mayor fracaso de la izquierda partidaria mexicana”, dijo.
Las pugnas internas del PRD han sido criticadas tanto por analistas, como por los mismos perredistas de la talla de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, quien en varias ocasiones antes de abandonar las filas del partido que fundó, llamó a la unidad y a dejar de lado las rencillas y lucha por el poder entre las distintas “tribus”.
El medir sus fuerzas entre corrientes, ha dejado al Sol Azteca sin líderes como Obrador, Cárdenas, el Senador Alejandro Encinas Rodríguez, entre otros.
- Desestimar la salida de AMLO
De acuerdo con una fuente al interior del partido, López Obrador decidió renunciar al PRD después de las elecciones de 2012 porque a pesar de ser el candidato carismático que atraía de forma masiva millones de votos, las cúpulas del partido, dominadas por “Los Chuchos” y en ese momento por la segunda corriente más importante, Izquierda Democrática Nacional (IDN) de René Bejarano Martínez, le negaron la oportunidad de colocar a sus líderes en la distribución de candidaturas.
“Obrador traía una lista de su gente y pidió una serie de candidaturas, reclamó un porcentaje para su gente, pero ni Nueva Izquierda, ni IDN ni ninguna otra corriente quiso ceder sus lugares. Entonces Obrador dijo: ‘me voy y formo mi partido’. En 2015 el panorama para la izquierda será terrible, nos van a ganar, y en 2018 si la izquierda quiere ganar tendrá que negociar con Obrador”, dijo a SinEmbargo uno de los perredistas más importantes al interior de una de las principales corrientes o “tribus” del Sol Azteca.
Es decir, el candidato a la Presidencia de la República, no contaba con la fuerza suficiente para negociar con el resto de las tribus enquistadas del PRD. Sin embargo su salida no causó una revisión interna en las cúpulas del Sol Azteca, explicó.
Jesús Zambrano Grijalva, cuando era presidente del partido, desestimó en 2014 los 30 millones de votos que Obrador obtuvo entre las dos elecciones en las que participó como abanderado del PRD.
“Si las sumas son 30 millones de votos, pero son 15 en una y 15 en la otra; digo, no sumemos peras con manzanas porque no te van a dar las cuentas. Pues así suceden los fenómenos, ¿y el PRD se desmoronó?, ¿el PRD desapareció porque se salió Andrés Manuel?, ¿pues no dijo que traía tres millones de afiliados Morena?, pues apenas pudieron tener unos cuantos cientos de miles en año y medio, y nosotros en este tiempo de la reafiliación ya llevamos tres millones de nuevos afiliados. El mito de que él era el único que podía llenar el Zócalo se acabó; ahora el único que puede llenar el Zócalo con fuerzas de izquierda se llama PRD. Entonces yo no me asumo como culpable, como responsable de la salida de Andrés Manuel, cada quien es responsable de sus actos, de sus decisiones, y cada quien asumirá las consecuencias de esas decisiones y será juzgado por la historia”, dijo Zambrano.
- Pacto por México
Héctor Quintanar opinó que fue el Pacto por México el rasgo distintivo que selló el proyecto político de “Los Chuchos” para el PRD.
“Hacer pactos con sus enemigos históricos, olvidándose que una buena parte del PRD nació como una incisión del PRI [Partido Revolucionario Institucional], olvidando sus propios orígenes se fueron a los brazos de los priistas y se desdibujaron, hay bastantes signos que lo confirman”, expuso Quintanar.
Para el especialista de la UNAM, el PRD se perdió en un afán de “quedar bien con todos” y se olvidaron de su misión de defender su posición ideológica.
Fue el Pacto por México, que firmó Jesús Zambrano en diciembre de 2012, el que cimbró a otros líderes perredistas que estuvieron en desacuerdo con la firma de un convenio que beneficiaría y avalaría las reformas estructurales de Enrique Peña Nieto.
“Los Chuchos” defendieron el Pacto con el argumento de que el partido era “progresista” y que de nada servía oponerse por oponerse al proyecto presidencial.
Había que ser generadores de un cambio y de un proyecto y no un partido que dijera “que no a todo”, dijeron Ortega y Zambrano en más de una ocasión.
En ese lapso el partido se dividió en dos: los perredistas en contra del Pacto por México y lo que estaban a favor, dijo Alejandro Sánchez Camacho, cuando aún era secretario general del Sol Azteca.
A mediados de 2013, cuando el Pacto por México estaba en todo su apogeo, con la Reforma Energética en puerta y todavía con un PRD apostándole al diálogo, César Camacho Quiroz, entonces presidente nacional del PRI, se jactó después de instalar la mesa de negociación de la Reforma Política-Electoral en el Hotel Hilton de la Ciudad de México, del éxito del acuerdo y con la complacencia de sus firmantes.
“A ocho meses de su firma el Pacto por México es eficaz, de los 95 compromisos, 55 están en avance o cumplidos y 33 esperan. El Pacto crece y se hace grande. Crece, porque las reformas constitucionales aprobadas se desarrollan en legislaciones secundarias y si el Pacto crece significa que madura y se engrandece. Esto acredita su capacidad transformadora”, dijo.
El priista prosiguió: “Muestra un potencial que atemoriza a los reaccionarios y conservadores y acredita la eficacia de la política. El Pacto se ha hecho más complejo… el Pacto va por más reformas”.
Ese mismo día, Jesús Zambrano Grijalva dijo estar convencido de que con la propuesta energética del PRD, la izquierda tendría con qué debatir con las propuestas del PAN y del PRI en el seno del Pacto.
“Vamos a presentar nuestra propuesta y ojalá y se convenzan de que lo mejor que puede hacer es que sea la gente sea la que decida. Voy a tratar de convérselos de que no es necesario reformar la constitución para modernizar a Pemex”, dijo en agosto de 2013.
Jesús Zambrano defendió el Pacto hasta el final. Lo defendió en el Congreso Nacional del partido en Oaxtepec, Morelos, en noviembre de 2014, unos días antes de que el acuerdo concluyera y logró que 80 por ciento de los consejeros perredistas votaran a favor de mantenerse dentro del Pacto.
Días después tuvieron que rectificar y salirse de dicho acuerdo, porque la Reforma Energética se aprobó en el Congreso de la Unión, sin tomar en cuenta el voto perredista ni los esfuerzos de Zambrano.
- Hacer del partido una franquicia
Telésforo Nava Vázquez, investigador y experto en la izquierda mexicana de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), aseguró que “Los Chuchos” hicieron del PRD su franquicia personal, para venderla al mejor postor, sin importarles de ninguna forma ganar la Presidencia de la República.
“Es una burocracia muy consolidada, muy hecha y que se apropió el PRD, ellos van a buscar conservar el registro del partido porque para ellos es suficiente, les sirve para tener sus puestos, sus cargos, sus familiares, es lo que les interesa, no van aceptar nada que atente contra su poder, mucho menos van aceptar dejar ese poder”, dijo.
Y aunque para Nava “Los Chuchos” se quedaron con el “esqueleto” o el “cascajo” del partido, después de la renuncia de Cárdenas Solórzano, al Sol Azteca aún le queda vida.
“’Los Chuchos’ se adueñaron desde hace mucho del partido. El PRD cuando surge fue objeto de una persecución terrible que hizo Carlos Salinas de Gortari, asesinaron a más de 300 militantes del PRD y había un golpeteo diario en contra de Cárdenas. Pero entre 1994 y 1995, Porfirio Muñoz Ledo, Bejarano y ‘Los Chuchos’ empiezan a pactar con el PRI y a entrar a ese régimen de los partidos y subordinarse al Gobierno federal”, explicó el investigador.
Nava recordó que la sumisión del partido al poder forma parte de un proyecto político que inició desde el interinato de Guadalupe Acosta Naranjo y que tomó fuerza entre 2008-2011 con Jesús Ortega Martínez, el llamado líder de “Los Chuchos”.
“Todos andan tras el billete, los elevados salarios, el glamour del poder. A ellos no les interesa que el partido elabore un programa para llevar al pueblo a la lucha y cambiar la situación que significa el PRI”, dijo.
- Darle la espalda a Cuauhtémoc Cárdenas
Uno de los errores más importantes de “Los Chuchos” de acuerdo con los expertos y con perredistas, fue darle la espalda a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y permitir su renuncia.
El ex líder moral del partido renunció, sin más, después de no encontrar eco a la solicitud de una nuevo CEN para el PRD. El fundador pedía la renuncia de Carlos Navarrete.
Pero antes de la renuncia del dirigente, “Los Chuchos” prefirieron aceptar la de Cárdenas y las críticas no se hicieron esperar.
La coalición de Izquierda a la que pertenecían los senadores Miguel Barbosa Huerta y Alejandro Encinas, lamentaron la decisión.
“La renuncia del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas representa el mayor golpe que ha tenido el partido en su historia. La respuesta que la dirección nacional dio a las propuestas presentadas por el ingeniero a sus señalamientos, a la iniciativa de trabajar para modificar de fondo los problemas estructurales del partido, fue recibida con oídos sordos, por la sencilla razón de que afecta sus intereses. Es una demostración de que no existe en esta dirección ni interés ni voluntad para iniciar un proceso de transformaciones de la envergadura que se requiere”, planteó la Coalición en noviembre,
Cárdenas escribió una carta dirigida a Navarrete y a los otros dirigentes del CEN del PRD:
“Está a punto de disolverse o de quedar como una simple franquicia político electoral, subordinada a intereses ajenos a los de su amplia base militante, a partir de encontrarse inmerso en un ya largo proceso de pérdida de autoridad moral como institución y de pérdida de autoridad moral de sus dirigentes; de disminución creciente de su militancia en toda la República”, sostuvo en la misiva.
Algunos expertos coincidieron que si el PRD estaba herido por las continuas pugnas internas antes de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, después del escándalo de Iguala, la fuerza política recibió la estocada final que beneficiará no sólo a Morena, sino a la derecha y centro-derecha.
Para Virgilio Bravo Peralta, director del Centro de Negociación, Mediación, Conciliación y Arbitraje (CENCA) del Instituto Internacional de Estudios de Derecho y Jurisprudencia (IIEDJ), el PRD seguía siendo una opción de izquierda a pesar de López Obrador.
“Pero a partir de Guerrero y de [José Luis] Abarca, es un partido más en crisis y ya no es aquel partido que abanderaba las mejores causas sociales. Se vio reducido a una cúpula que lo toma como botín, ha perdido la mitad del capital político que tenía”, afirmó.
- Iguala
La desaparición de 43 estudiantes y el asesinato de otros entre la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014, sin duda cimbró al PRD, pues el error que cometieron y que el mismo Navarrete Ruiz reconoce, fue avalar como Alcalde a José Luis Abarca Velázquez, un hombre involucrado con el narcotráfico.
De acuerdo con René Bejarano Martínez, “Los Chuchos” no podían decirse desconocedores de las actividades de Abarca, pues él lo denunció en 2013 por la muerte de varios perredistas opositores.
Nueva Izquierda sabía quién era Abarca, pero no hizo nada, dijo Bejarano el día que tomó protesta como nuevo presidente nacional Carlos Navarrete.
Ese día Navarrete estaba radiante y celebró con Mariachis en el hotel Sheraton María Isabel de Avenida de la Reforma su triunfo. Era en la madrugada cuando los trabajos del Consejo Nacional que lo eligió concluyeron y apenas dio algunas declaraciones sobre Iguala.
Dos días después, Navarrete viajó con todos los miembros del nuevo Comité Ejecutivo Nacional (CEN) a Iguala y pidió perdón por los actos de Abarca.
Luego declaró a la prensa que no había recibido un nombramiento, sino “nos entregaron un cartucho de dinamita en las manos.
Pero se siguieron equivocando. De acuerdo con el Senador Alejandro Encinas Rodríguez, no se investigaron los nexos de la esposa de Abarca con el crimen organizado, antes de elegirlo candidato, y después de la bomba del 26 de septiembre, las cúpulas del PRD no deslindaron responsabilidades sobre quiénes fueron los que apoyaron al ex Alcalde
“Había denuncias expresas de Abarca donde se le vinculaba al homicidio de militantes perredistas, el de Arturo Hernández Cardona y otros dos compañeros, y ni la autoridad federal ni local ni la dirección del partido tomó cartas en el asunto. Nueva Izquierda debe afrontar la responsabilidad y ayudar a esclarecer la situación e identificar el nivel de penetración que tuvo este grupo criminal en las filas del partido en Guerrero y que la autoridad deslinde responsabilidades”, planteó Encinas Rodríguez.
- Defender a capa y espada a Ángel Aguirre Rivero
Aún con el caso Iguala a cuestas, la dirigencia del PRD sostuvo y protegió al Gobernador con licencia Ángel Aguirre Rivero.
Fueron “Los Chuchos” y sus aliados de las corrientes afines, quienes decidieron no exigirle la renuncia, ni la licencia a Aguirre Rivero, aún cuando en las calles de Chilpancingo, Guerrero, y del Distrito Federal, la población marchaba solicitando juicio político para el mandatario.
La renuncia se dio en medio de un estira y afloja entre un grupo de corrientes que son minoría al interior del partido y las corrientes mayoría, “Los Chuchos” y ADN, las cuales conformaron un bloque que consiguió a un poco más del 70 por ciento de los consejeros nacionales que decidieron que Navarrete sería el nuevo presidente.
Pablo Gómez Álvarez participó en un Consejo Extraordinario y llamó la atención sobre la crisis que vive el PRD y enfatizó que el Consejo Nacional se equivocó al no admitir la propuesta de la corriente Patria Digna de solicitarle a Ángel Aguirre su renuncia y además, reconocer su responsabilidad política en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
La mayoría del Pleno del Consejo Nacional del PRD votó una semana antes de que Ángel Aguirre se viera obligado finalmente a renunciar, en contra de solicitarle licencia y reconocer culpabilidad política del Gobernador.
Carlos Navarrete dijo que de los 291 consejeros nacionales que asistieron a la plenaria, 272 votaron a favor de su resolutivo, que no incluía la necesidad de pedir licencia inmediata al Gobernador de Guerrero y tampoco el reconocimiento de su culpabilidad política, como lo propuso la Coalición de Izquierda y fundadores del partido como Pablo Gómez Álvarez.
A principios de enero de 2015 el Senador Armando Ríos Piter, el principal aspirante del PRD a la gubernatura de Guerrero en ese momento, renunció a sus aspiraciones aludiendo que Jesús Ortega le pidió realizar un acuerdo con Ángel Aguirre a cambio de apoyo a su candidatura.
El Senador dijo que se le propuso un acuerdo obscuro que incluye a Ángel Aguirre y que se trata de tener “omisiones graves” o “incluso acciones que tengan que ver con lo penal”.
“A mi me insinuaron que para procesar el apoyo a mi candidatura, tenía que hacer un acuerdo con varios actores políticos, entre ellos con el ex Gobernador que es parte del problema y no la solución. No estoy dispuesto a participar en un acuerdo de ninguna naturaleza que tenga que ver con el anterior Gobernador”, reveló.
Luego, entrevistado en “Primero Noticias”, el Senador Ríos Piter contó que “[Jesús Ortega] me sugirió y en ese contexto, pues yo le señalé que no me parece pertinente, le dije, a mí no me parece que tener un acuerdo con alguien que desde mi punto de vista todavía es parte del problema y no es la solución”.
Armando Ríos Piter afirmó que Aguirre Rivero jugaba un papel importante al interior del PRD. “Tiene una fuertísima injerencia, y es parte de mi decisión”.
- Menospreciar a los líderes que abandonan al partido
Según los expertos, uno de los errores más graves de la dirigencia que encabezan “Los Chuchos” es menospreciar la salida de los líderes perredistas que abandonaron al partido, empezando por Cuauhtémoc Cárdenas.
A lo largo de su historia el PRD ha perdido poco a poco a muchos de sus líderes y fundadores. Jorge Alcocer en 1990; Gilberto Rincón Gallardo,1991; Porfirio Muñoz Ledo, 2000; Rosario Robles Berlanga, 2004; Andrés Manuel López Obrador, 2012, y el fundador y líder moral Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, en 2014.
Pero para Carlos Navarrete Ruiz el que estos liderazgos renuncien, no significaba una desbandada, pues confiaba en los perredistas de base, dijo en varias ocasiones.
“No veo una desbandada, quizá algunos estén pensando retirarse, los que ya están ausentes de la vida del partido. Algunos andan en el extranjero de vacaciones, tienen meses, años, nadie se va de dónde no esta”, dijo Navarrete un día después de la renuncia de Cárdenas.
Navarrete incluso aseguró que con la renuncia de Cárdenas se cerraba un ciclo de 25 años de construcción de partido y se abría uno nuevo, con sangre nueva de todos sus funcionarios públicos, gobernadores y dirigentes perredistas.
En la víspera de la salida de Alejandro Encinas le dedicó una carta donde lo despidió y le dijo que mantuvo una “cómoda indefinición”.
“Otro partido te espera en sus filas y ya te ha dado la bienvenida. Muchos esperamos que des el paso y te agrupes con quienes, es evidente, tienes más coincidencias políticas. No hacerlo te mantendría otra vez en la cómoda indefinición que has mostrado en más de una ocasión, pues es claro que resulta más atractivo quedarse en el Grupo Parlamentario de los Senadores del PRD con todas las prerrogativas que ello implica, que asumir el reto de ser un Senador de un Partido nuevo en busca de su registro”, le dijo.
Sin embargo, los expertos coincidieron en que restarle importancia a la salida de políticos de peso, no es lo mejor para un partido que pierde líderes.
Con la salida de Andrés Manuel López Obrador, el PRD perdió a muchos perredistas de base que ahora forman parte de las filas del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
- Convertir al PRD en un partido “satélite” del PRI
Uno de los errores más graves de “Los Chuchos” que les reclamó Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, es un “entreguismo” del partido al PRI.
En noviembre de 2014, Cárdenas Solórzano se presentó en el Congreso Nacional de Oaxtepec, Morelos, donde se plantó frente al entonces presidente nacional Jesús Zambrano Grijalva y le dijo que el partido que dirigía apoyó al “entreguismo” durante los últimos años.
«La representación de la izquierda mexicana, que la gente reconoce, quede en fuerzas que han venido trabajando sin definición ideológica, sin verdadero proyecto nacional consciente o inconscientemente, apoyando al entreguismo”.
Cárdenas prosiguió: «Estas contradicciones nos desacreditan, nos debilitan, nos desdibujan. Ninguna ventaja ha sacado el PRD, salvo alguna posición burocrática y no política y por cierto menor”.
Antes de Cárdenas, el ex Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubón, acusó que el grupo político de Jesús Ortega convirtió al Sol Azteca en un partido “satélite” del Gobierno que encabeza el priista Enrique Peña Nieto.
“Podemos hacer todas las encuestas que se quieran, pero es evidente que en una consulta abierta, el grupo que está en el poder y que representa la continuidad de un partido diría yo satélite del Gobierno federal, esa continuidad está derrotada si se sigue lo que dicen los ciudadanos. No se trata sólo de un tema personal, sino de qué va a pasar con el partido más importante de la izquierda mexicana”, dijo.
El Senador Alejandro Encinas, antes de renunciar al partido, opinó que el PRD tenía “el tiro de gracia”, pues perdió su perfil opositor.
Encinas reconoció que el Sol Azteca vive la peor crisis de su historia, la cual no sería resuelta por la dirigencia de ese momento encabezada por “Los Chuchos”.
En octubre de 2015, Carlos Navarrete Ruiz renunció a la dirigencia, de acuerdo con fuentes al interior del partido, presionado por otras “tribus”. Nueva Izquierda había dejado de ser la más importante.