Ciudad de México, 6 de mayo (SinEmbargo).– Desde que el 13 de diciembre de 2013 comenzó a aplicarse el aumento a la tarifa del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, que pasó de 3 a 5 pesos, los problemas y fallas en este servicio de transporte han sido recurrentes. Con noticias sobre irregularidades constantes en el servicio, retrasos, la persistencia de vendedores ambulantes y, apenas el pasado lunes, un choque de trenes en una de sus estaciones, el Metro va en una dirección contraria a la que supuestamente lo llevaría el incremento del 66 por ciento del costo del pasaje.
El 7 de diciembre de 2013, una semana antes de que entrara en vigor la nueva tarifa, en la Gaceta Oficial del Distrito Federal fue aprobado el “Acuerdo por el que se emite la resolución que determina el importe de la tarifa aplicable al Sistema de Transporte Colectivo”.
Dicho documento enlistaba las acciones que se realizarían con los recursos obtenidos por el aumento del costo del boleto. Uno de los primeros objetivos era modernizar el sistema de tracción-frenado de cuatro líneas del Metro, incluida la Línea 5, que corre de Politécnico a Pantitlán y donde el pasado lunes 4 de mayo por la tarde dos trenes chocaron en la estación Oceanía.
Según la versión hasta ahora difundida por el STC Metro, el choque ocurrió por el “deslizamiento” de un tren que entraba a la estación que se impactó contra otro iba de salida. El tren se deslizó, de acuerdo con la versión oficial, a causa de la intensa granizada que cayó en esa zona de la ciudad.
El saldo del accidente fue de 12 heridos, dos de los cuales, informó el titular del STC Metro, Joel Ortega, se encontraban “graves pero estables”. Una tenía contusiones varias y estallamientos internos y la otra una fractura en un fémur. Por la mañana del martes, Ortega informó también sobre la muerte de un trabajador durante las labores para retirar uno de los trenes accidentados. El trabajador se cayó a las vías por una falla en el enganche de la caja.
El Director del STC Metro negó que el choque de los trenes hubiera sido a causa de una falta de mantenimiento y dijo que los trenes tienen tres o cuatro rehabilitaciones cada uno.
La Línea donde ocurrió el accidente es una a las que se les han destinado más recursos para modernizar el sistema de tracción-frenado de sus trenes, junto con las líneas 4, 6 y B. En conjunto, hasta diciembre de 2014, a se les habían destinado 924 millones 456 mil 767 pesos del fideicomiso creado para administrar los recursos provenientes de aumento de la tarifa del Metro.
De acuerdo con la información sobre la evolución presupuestal del fideicomiso, disponible en el portal del STC Metro, hasta diciembre del año pasado se habían ejercido mil 36 millones 196 mil 753 pesos en total en las acciones para las que, según lo anunciado por las autoridades, se destinarían los recursos por el incremento del costo del boleto.
Además de la modernización del sistema de tracción-frenado de 85 trenes de cuatro estaciones –que abarcó la mayor parte de los recursos erogados– también se ejercieron recursos para la reparación de 105 trenes, de acuerdo con los datos disponibles.
EL AUMENTO Y LOS BENEFICIOS
El gobierno capitalino, encabezado por Miguel Ángel Mancera Espinosa, justificó la decisión de aumentar el costo del pasaje a partir de una resolución del Consejo de Administración del STC Metro, aludiendo a un sustento técnico y financiero, así como al resultado de una encuesta de opinión realizada durante sólo tres días a apenas 2 mil 400 usuarios del servicio.
Según lo anunció el Gobierno del Distrito Federal, la mayoría de los usuarios estaban de acuerdo con el incremento de dos pesos al costo del boleto. Lo que no refirió es que la pregunta central del cuestionario formulaba la posibilidad del aumento de la siguiente manera: “Si el costo del Metro fuera de 5 pesos y con estos dos pesos adicionales el Gobierno del Distrito Federal se compromete a no aumentar más la tarifa en el sexenio, a poner más trenes en servicio y darles buen mantenimiento a fin de que se reduzcan las aglomeraciones, los tiempos de espera, los retrasos en el servicio y se pueda viajar con ventilación y seguridad, ¿usted estaría dispuesto a pagar 5 pesos?”.
Conforme al acuerdo publicado en la Gaceta Oficial, habría un programa de acciones a realizar con los recursos provenientes por el aumento de la tarifa de 3 a 5 pesos.
Dichas acciones son, en el orden en que se llevarían a cabo, las siguientes: la compra de 45 trenes nuevos con aire acondicionado; dar mantenimiento mayor a los 45 trenes de la Línea 2; y mejorar los tiempos de recorrido en las Líneas 4, 5, 6 y B mediante la modernización del sistema de tracción-frenado de 85 trenes que estaban en operación y cuyo equipo, por su antigüedad, era obsoleto.
Las siguientes acciones en la lista era renivelar las vías en la Línea A; reparar 105 trenes que están fuera de servicio; reincorporar siete trenes férreos en la Línea A; la adquisición de una docena de trenes más para que la Línea 12 –actualmente suspendida parcialmente– se ampliara hacia Observatorio; la renovación integral de la Línea 1, así como la remodelación de las estaciones de la Línea 1.
La lista de planes de acción prosigue: modernizar el sistema de torniquetes y generalizar e uso de la tarjeta recargable; sustituir 50 escaleras eléctricas en las Líneas 1, 2 y 3; comprar 3 mil 705 ventiladores para vagones y 258 compresores para mejorar los sistemas de frenado y de cierre de puertas de los trenes; incorporar mil 200 policías más para fortalecer la seguridad evitando el comercio informal, y adquirir un nuevo sistema de radiocomunicación para trenes, estaciones y personal operativo.
De estas acciones, una de las que más se promovió fue la salida de los vendedores ambulantes, conocidos como vagoneros, de las estaciones del Metro. Se trata de un compromiso que hasta la fecha no se ha cumplido, pues los vagoneros y vendedores ambulantes en las escaleras y pasillos de las estaciones siguen ahí.
Sumado a ello, otros problemas en el servicio que ya existían desde antes del aumento del costo del boleto tampoco se han visto solucionados a años y medio del incremento, generando inconformidad y molestia entre los usuarios.
Un factor adicional ha sido el cierre parcial de la Línea 12, que corre de Tláhuac a Mixcoac, desde hace 14 meses por fallas en su construcción. Aunque la decisión de suspender el servicio en 11 de las 20 estaciones atendió a un asunto de seguridad de las personas, el retraso que ha tenido su reapertura también ha molestado a sus usuarios, que son los principales afectados de todas las fallas y carencias en el servicio.
FALLAS, RETRASOS, INUNDACIONES…
Aunque las denuncias de problemas en el servicio no comenzaron en diciembre de 2013, en los meses posteriores al aumento del costo del servicio se hizo recurrente que cada vez que había una falla los usuarios cuestionaran las mejoras en el servicio que supuestamente traería el incremento de dos pesos.
Los casos no han sido pocos. Por ejemplo, el 10 de octubre del año pasado, la ponchadura del neumático de un tren y un corto circuito en las vías provocaron que la estación terminal Politécnico, de la Línea 5, suspendiera su servicio.
Ese mismo día, en la Línea 3 se suspendió el servicio de las estaciones Hospital General e Hidalgo.
Unas semanas antes, el 3 de septiembre, otro incidente ocurrió en la Línea 7, que fue difundido en redes sociales por las usuarias afectadas.
Ese día, un tren en la estación Tacubaya, de la Línea 7, sobre el cual el conductor había advertido que no daría servicio, permitió que usuarias lo abordaran pese a que o funcionaba una de sus puertas.
El tren comenzó su marcha con las puertas abiertas y a pesar de los gritos de las usuarias, el conductor del tren no se detuvo en las siguientes estaciones ni cerró las puertas. De hecho, les pidió a las pasajeras cerrar las puertas manualmente.
En un video que grabó una de las pasajeras, se ve cómo el tren avanza por el túnel y pasa por las estaciones ante la mirada atónita de los usuarios que esperaban el Metro. En algún momento en que el tren redujo su velocidad, una mujer saltó hacia el andén. El Metro siguió sin detenerse hasta la estación Refinería.
No es el único caso de trenes que avanzan con las puertas abiertas. El 17 de abril pasado, otro usuario grabó cómo un tren en la Línea B –de Buenavista a Ciudad Azteca– avanzaba con una puerta abierta, entre las estaciones Muzquiz a Ecatepec.
Tampoco ha sido el único tipo de problemas con los trenes. El 4 de febrero, usuarios de la Línea 9 denunciaron a través de redes sociales que en la estación Tacubaya había humo. El STC Metro informó que el humo provenía de un tren, que salió de servicio a causa del problema detectado.
El 12 de febrero, usuarios fueron desalojados de la estación Viveros, en la Línea 3, porque las instalaciones se llenaron de humo.
Días después, el 24 de febrero, usuarios reportaron en redes sociales problemas en el servicio de la Línea 7 durante la mañana. Los trenes se habían retrasado porque un convoy tuvo que ser desalojado por fallas en la conducción. El servicio se mantuvo suspendido durante una hora.
El 11 de marzo, nuevamente en la Línea 3 se reportaron fallas desde la mañana, que provocaron retrasos de hasta 20 minutos para llegar de una estación a otra.
El STC Metro dijo entonces que el paso lento de los trenes se debía a una falla con un equipo de vías.
Ese día, además, se reportó un problema con el suministro de energía en la Línea 4, que corre de Martín Carrera a Santa Anita.
El 25 de marzo, una falla neumática en un tren en la Línea 2, que circula de Taxqueña a Cuatro Caminos, provocó el desalojo de los pasajeros. La llanta del convoy se reventó, causando que la estación se llenara de humo.
Otros incidentes son las inundaciones, como la del 26 de mayo de 2014, cuando tres estaciones de la Línea 2 –Cuatro Caminos, Panteones y Tacuba– se inundaron por la lluvia. La mayor afectación fue en la estación terminal Cuatro Caminos, donde el agua alcanzó 15 centímetros de altura.
El 12 de febrero anterior ya se había reportado la inundación de la Línea A, en un kilómetro de su estructura, del tramo de Pantitlán a Santa Martha.
Pero las fallas no siempre son con las instalaciones del Metro, sino también con sus conductores.
El 17 de mayo pasado, un conductor en la Línea 9 fue encontrado manejando en estado de ebriedad. El conductor olvidó abrir las puertas en las estaciones Mixhuca y Velódromo, lo que causó la molestia de usuarios que fueron a la cabina a reclamarle. Al llegar ahí se percataron del aliento alcohólico del chofer; lo grabaron y difundieron el video en YouTube. Cuatro días más tarde, el STC Metro cesó al operador, quien aceptó que había ingerido bebidas alcohólicas durante la comida.
Otro caso fue el del conductor que iba jugando con su iPad mientras manejaba. Una pasajera lo filmó desde la ventanilla del primer vagón. Un día después, el STC Metro informó que se le había iniciado un proceso para retirarlo de su empleo por conducta indebida.
VAGONEROS, LA PROMESA INCUMPLIDA
La salida de los vendedores ambulantes del Metro no fue sólo una promesa, ya que el gobierno capitalino incluso instrumentó un programa para disuadir a los llamados vagoneros de vender a bordo de los trenes del Metro. Se trató del programa «Reintegración a la Economía Formal de los Comerciantes al Interior del Metro del Sistema de Transporte Colectivo Metro».
El programa consistía en la entrega de 2 mil pesos mensuales durante un semestre, tiempo en el tomarían un curso de capacitación para integrarse a la economía formal.
De acuerdo con una nota de prensa, para agosto del año pasado se había suspendido el pago de los apoyos a mil 855 participantes,, mientras que 254 habían desertado del programa. Para entonces se habían gastado 19 millones 715 mil 969 pesos de una bolsa de casi 40 millones y medio de pesos.
A principios de febrero del año pasado, el titular de la Secretaría de Desarrollo Económico capitalino, Salomón Chertorivsky, delineó las responsabilidades de cada dependencia en la implementación del programa.
A la Secretaría de Gobierno le correspondía levantar un padrón de los vagoneros mientras que el STC Metro tendría que realizar operativos de seguridad para evitar la presencia de los vendedores ambulantes en las instalaciones. A más de un año de esos planes, los vagoneros continúan vendiendo en el interior del Metro.
Cuando se les ha intentado retirar, ha habido enfrentamientos con la policía. Apenas el pasado 30 de abril, en la estación Centro Médico de la Línea 3, policías auxiliares y de la Policía Bancaria e Industrial se enfrentaron a vagoneros tras un operativo para retirar a los vendedores. Usuarios grabaron videos para denunciar agresiones de ambas partes.
El pasado 30 de marzo, el diario Reforma difundió el video de un usuario del Metro que grabó a un grupo de cinco vagoneros que estaba drogándose a bordo de un tren, en la Línea 3.
El usuario los increpó y al llegar a una estación les dijo a los agentes de la Policía Bancaria e Industrial que los vendedores se estaban drogando, pero los policías no hicieron nada por detenerlos. Tras la publicación del video, el STC Metro informó que había separado del servicio a los dos policías, pero no fueron destituidos de sus cargos sino sólo retirados de la comisión en el Metro.