La vacunación contra la COVID-19 de Uruguay es sólo superada por Chile en Latinoamérica. Ante el repunte de casos, el país cerró las escuelas, gimnasios y clubes; las fronteras volvieron a blindarse, y se limitó el derecho de reunión con el fin de evitar aglomeraciones, pero no se restringió la circulación, algo que ya ha pedido en diversas ocasiones el Grupo Asesor Científico Honorario.
Por Cecilia González
Ciudad de México, 6 de abril (RT).– Uruguay dejó de ser el ejemplo exitoso de control de la pandemia y el pasado fin de semana se convirtió en el país que lidera los contagios a nivel mundial aunque, al igual que Chile, enfrenta la paradoja de ser al mismo tiempo uno de los que más ha avanzado en la campaña de vacunación contra la COVID-19.
De acuerdo con la página Our World in Data, que sistematiza información oficial sobre la pandemia, Uruguay encabeza la lista con 837 casos nuevos por cada millón de habitantes, lo que supera el registro del resto de los países y confirma una tendencia que ya se venía acentuando desde hace dos meses.
El Ministerio de Salud reportó que hasta ahora hay 117 mil 757 casos, mil 146 muertos y 89 mil 035 recuperados. Tan sólo durante la Semana Santa, que fue turística, murieron 186 personas, cifra que supera el total registrado a lo largo de 2020, que fue de 174.
Hasta febrero, Uruguay seguía siendo uno de los países menos afectados en cuanto a número de contagios y muertes, lo que en parte de explicaba debido a su tamaño, ya que cuenta con apenas 3.5 millones de habitantes. Pero las estadísticas comenzaron a aumentar al resentir el impacto de la llegada de las variantes brasileñas, en especial la que surgió Manaos, que es más contagiosa y peligrosa.
Con respecto a las vacunas, Uruguay ya inmunizó al 25 por ciento de su población, por lo que en América Latina sólo es superado por Chile, que alcanza al 36 por ciento.
La emergencia sanitaria desató además una crisis interna para el Presidente Luis Alberto Lacalle Pou, quien hasta ahora, al amparo de postulados neoliberales, presumía que había logrado controlar la pandemia sin aplicar restricciones de movilidad por respetar «la libertad» y confiar en «la responsabilidad» de los ciudadanos.
Desde el opositor Frente Amplio ya se multiplicaron las voces que exigen medidas más drásticas como las que se aplican en otros países, en particular el cierre de comercios y cuarentenas para que la población permanezca en sus casas, a lo que el Presidente se resiste para no afectar la economía.
Pero de cualquier manera, el impacto de la pandemia es visible. En 2020, la economía cayó en un 5.9 por ciento, lo que supuso un varón a los 17 años ininterrumpidos de crecimiento logrados desde 2003. Las exportaciones se desplomaron en un 16.2 por ciento y las importaciones, en un 10.8 por ciento.
La pobreza, según el Instituto Nacional de Estadística, creció de 8.8 por ciento en 2019 a 11.6 por ciento en 2020, lo que implica que hay 409 mil 500 uruguayos sin ingresos suficientes para subsistir. O dicho de otra forma: ahora hay 100 mil uruguayos más en condiciones de pobreza que hace un año. Y el desempleo creció del 8.5 por ciento al 10.5 por ciento.
Este es el balance que puede presentar Lacalle Pou de su primer año de Gobierno, ya que asumió el 1 de marzo de 2020 y 12 días después se confirmó el primer caso de coronavirus en el país. Desde entonces, la crisis sanitaria fue prioridad.
A su favor, el líder conservador tuvo la sólida infraestructura social y médica que dejaron los 15 años de gobiernos del izquierdista Frente Amplio, ya que había suficiente capacidad hospitalaria para atender a los pacientes.
CAMBIOS
Presionado por el acelerado aumento de contagios y muertes, Lacalle Pou anunció el mes pasado una serie de medidas, entre ellas suspender la obligatoriedad de las clases presenciales en todos los niveles educativos, por lo que cada institución decidió si prefería hacerlas de manera virtual.
Las fronteras volvieron a blindarse, se redujo la capacidad en el transporte de larga distancia, se cerraron gimnasios y clubes, y se limitó el derecho de reunión con el fin de evitar aglomeraciones, pero no se restringió la circulación, algo que ya han pedido en diversas ocasiones el Grupo Asesor Científico Honorario y la oposición.
En medio de la alerta, el domingo se confirmó que 15 adultos mayores fallecieron por coronavirus en las últimas dos semanas en una residencia de retiro en el departamento de Río Negro.
El caso conmocionó a la opinión pública porque significa que en ese lugar cada día murió una persona que, por su edad, ya debería haber estado vacunada. Pero la inmunización no pudo llevarse a cabo porque estaban en cuarentena.