«Otros riesgos, sin embargo, todavía persisten o, como la incertidumbre sobre el impacto del coronavirus, son una nueva fuente de preocupación», dijo la presidenta del Banco Central Europeo. Afirmó que las pandemias tienen tendencia a afectar y cuando son contenidas la economía rebota, «tenemos que mirar el impacto a la baja y al alza».
Bruselas, 6 de febrero (EFE).- La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, dijo este jueves que se ven señales de estabilización en la economía de la eurozona, a pesar de que persisten algunos riesgos globales y el coronavirus se ha convertido en una nueva fuente de preocupación.
En una comparecencia en la comisión de Economía de la Eurocámara, Lagarde afirmó que el crecimiento en el área de la moneda única sigue siendo «moderado» y que el BCE tendrá que seguir apoyándolo con su política monetaria acomodaticia -a base de bajos tipos de interés y compras de deuda- para protegerlo de las adversidades globales.
«Hay signos provisionales de estabilización», dijo la jefa del BCE, subrayando en particular los indicadores «más optimistas» sobre el sector manufacturero, con un aumento del índice PMI en los últimos cinco meses, y la relajación de las tensionescomerciales.
«Aunque las incertidumbres sobre el entorno económico global siguen elevadas, aquellas relacionadas con las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China están remitiendo», apuntó.
«Otros riesgos, sin embargo, todavía persisten o, como la incertidumbre sobre el impacto del coronavirus, son una nueva fuente de preocupación», dijo Lagarde.
La jefa del BCE explicó que falta certeza sobre el impacto que tendrá en la economía china y global, por lo que hay que ser «prudentes, atentos y pacientes».
«Estas pandemias tienen tendencia a afectar y, una vez son contenidas, la economía rebota. Así que tenemos que mirar el impacto a la baja y al alza», dijo.
Lagarde incidió en que ella «no sería demasiado negativa sobre la situación macroeconómica actual» puesto que «hay algunos signos en el lado positivo».
«Tenemos que apoyarlos, ser pacientes en este frente y seguir ayudando a la economía manteniendo los costes de financiación en un nivel bajo», consideró.
Aunque el ritmo de crecimiento sigue siendo «modesto», el BCE considera que la economía interna está siendo «relativamente resiliente», con aumentos del consumo y el empleo, y que los sectores de servicios y construcción «siguen resistiendo bien».
En su reunión del pasado 23 de enero, el Consejo de Gobierno del BCE decidió mantener los tipos de interés a los que presta a los bancos en el 0 por ciento y las tasas que les cobra por exceso de reservas en el -0.50 por ciento y anunció que seguirían en estos niveles hasta que la inflación se acerque a una cota próxima, aunque inferior, al 2 por ciento.
Lagarde reiteró este miércoles ante los eurodiputados que vigilarán los posibles efectos secundarios de esta política.
Los tipos bajos, dijo, parecen haber alentado un mayor endeudamiento de empresas ya muy apalancadas y una mayor toma de riesgo por parte de algunas firmas no bancarias, al tiempo que se observa un aumento de los precios del inmobiliario en algunas zonas, aunque el BCE no cree que esto sea atribuible solo los tipos bajos.
Lagarde afirmó que no ven burbujas inmobiliarias «en la eurozona en su conjunto», pero sí un incremento de precios en ciertas áreas que afectan a la «asequibilidad» de la vivienda, por lo que recomendó a las autoridades actuar «por el lado de la oferta».
Por otra parte, la jefa del BCE defendió que es el «momento apropiado» para la revisión de su estrategia de política monetaria, que llevará a cabo en 2020.
Argumentó que desde la última revisión, en 2003, «las economías de la zona del euro y mundial han venido experimentando cambios estructurales profundos».
La tendencia a la baja del crecimiento, el descenso de la productividad y el envejecimiento de la población y el legado de la crisis financiera, han conducido a la bajada de los tipos de interés.
«Esto ha reducido de forma significativa el margen del BCE y de otros bancos centrales para relajar la política frente a acontecimientos adversos», dijo.
En este sentido, Lagarde recordó que la política fiscal puede apoyar a la política monetaria, especialmente en un entorno de bajos costes de financiación, y que por ello el BCE llama a los países que tienen margen fiscal a «utilizarlo para apoyar a la economía de la eurozona».
Aunque rehusó nombrar países, las instituciones europeas vienen dirigiendo esta petición a Alemania y Holanda.
La revisión de la estrategia del BCE también tendrá en cuenta los restos de la sostenibilidad medioambiental, la digitalización o la globalización.
Preguntada por los eurodiputados sobre el papel del BCE en materia climática, Lagarde insistió en que su mandato «muy claro» es mantener la estabilidad de precios, pero señaló que la revisión tendrá en cuenta cómo influye la sostenibilidad ambiental en cuestiones como la formación de los precios, los costes o el comportamiento del consumidor, que son relevantes para cumplir esta misión.