El consumo prolongado de cannabis puede ser perjudicial para la reproducción masculina afectando a la segunda generación en una etapa del desarrollo; reduce y hace más lento el movimiento de los espermas.
MADRID, 5 Dic. (EUROPA PRESS) – El número de espermatozoides en el ser humano ha disminuido hasta un 59 por ciento en las últimas décadas, según algunas estimaciones. Es probable que este descenso se deba a muchas razones, pero un nuevo estudio se suma a las pruebas de que el consumo de cannabis puede ser perjudicial para la función reproductiva masculina.
Una exposición intensa pero de corta duración al vapor de cannabis redujo el recuento de esperma y ralentizó el movimiento o motilidad de los espermatozoides no sólo en los ratones macho expuestos directamente sino también en sus crías, según un estudio de la Universidad Estatal de Washington, publicado en la revista Toxicological Sciences.
La investigación se basa en otros estudios realizados en humanos y animales, que demuestran que el cannabis puede impedir la reproducción masculina, pero el estudio actual utiliza circunstancias más controladas que los estudios en humanos, que a menudo tienen que basarse en encuestas, y es el primer estudio conocido sobre reproducción que utiliza cannabis entero vaporizado en ratones, que es la forma más común que utilizan los humanos. Los estudios anteriores en animales utilizan otros métodos de administración, como inyecciones de tetrahidrocannabinol (THC), el principal componente psicoactivo del cannabis.
«Hay que seguir investigando, pero los resultados generacionales del estudio deberían hacer reflexionar a los consumidores de cannabis -advirtió Kanako Hayashi, profesora asociada en la Escuela de Biociencias Moleculares de la WSU y autora del artículo-. Esto es una bandera de advertencia. Puede que tomes cannabis para algún tipo de estrés momentáneo, pero podría afectar a tu descendencia».
Para esta investigación, los investigadores estudiaron 30 ratones machos adultos. Expusieron a 15 de ellos a vapor de cannabis tres veces al día durante diez días, una cantidad intensa pero que imita la ingesta de cannabis de los consumidores frecuentes. A continuación, compararon el recuento y la motilidad de los espermatozoides de esos ratones con el grupo de control no expuesto y comprobaron que, inmediatamente después del periodo de exposición, la motilidad de los espermatozoides de los ratones disminuía y, al cabo de un mes, el
recuento de espermatozoides era menor.
Los investigadores criaron varios de los ratones macho con ratones hembra no expuestos. La progenie masculina del grupo expuesto también mostró un menor recuento y movilidad de los espermatozoides. Los hijos expuestos al cannabis también mostraron evidencias de daños en el ADN y alteraciones relacionadas con el desarrollo de los espermatozoides.
«No esperábamos que los espermatozoides desaparecieran por completo o que la motilidad se anulara por completo, pero la reducción del recuento de espermatozoides y de la motilidad de la descendencia, los hijos, es probablemente un efecto directo de la exposición al cannabis del padre», apuntó Kanako.
Sin embargo, la tercera generación, los nietos de los ratones machos expuestos, no mostraron los mismos efectos, lo que sugiere que la exposición al cannabis afectó a los ratones de la segunda generación en una etapa del desarrollo.
Hayashi y sus colegas están probando actualmente la teoría de que la exposición al cannabis de los ratones en el útero tendría efectos generacionales más profundos, ya que la droga afectaría a la formación del sistema reproductivo de los ratones que podría transmitirse.