Demasiada exposición al peróxido de hidrógeno podría provocar irritación respiratoria, cutánea y ocular, según los Centros para el Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés).
Madrid, 5 de diciembre (EuropaPress).- La limpieza de las superficies con desinfectantes a base de peróxido de hidrógeno tiene el potencial de contaminar el aire y representar un riesgo para la salud, según una investigación dirigida por la Universidad de Saskatchewan (Canadá).
En su trabajo, publicado en la revista Environmental Science & Technology, el equipo de investigación encontró que pasar el trapo por un piso con un desinfectante a base de peróxido de hidrógeno disponible comercialmente elevó el nivel de peróxido de hidrógeno en el aire a más de 600 partes por billón, cerca del 60 por ciento del nivel máximo permitido para la exposición durante ocho horas, y 600 veces el nivel que ocurre naturalmente en el aire).
«Cuando se lavan las superficies, también se cambia el aire que se respira. La mala calidad del aire interior se asocia con problemas respiratorios como el asma», explica la autora principal del estudio, Tara Kahan.
Cleaning with bleach alternatives could be polluting our indoor air, according to @usask research published in @EnvSciTech. See the PR here: https://t.co/ZJhSwqvuzL #covid19 #disinfection #indoorair
— Lab Manager (@LabManager) December 4, 2020
Demasiada exposición al peróxido de hidrógeno podría provocar irritación respiratoria, cutánea y ocular, según los Centros para el Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés).
La pandemia de COVID-19 ha llevado a un aumento de la limpieza y de la demanda de todo tipo de productos de limpieza, incluyendo alternativas de lejía que contienen peróxido de hidrógeno.
Este equipo roció el piso de vinilo en un ambiente simulado de la habitación con un 0.88 por ciento de desinfectante de peróxido de hidrógeno y lo secó con una toalla de papel, ya sea inmediatamente o después de dejarlo en remojo durante una hora. El equipo entonces probó el aire a la altura de la cabeza humana.
«El riesgo real es para las personas que se exponen repetidamente, como los conserjes y los limpiadores de casas. Lavamos el suelo y recogimos medidas a la altura de la cara… las concentraciones serán aún más fuertes en el suelo o a nivel de una encimera», detallan.