El reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel sería “una medida peligrosa con repercusiones” en toda la región, dijo el titular de la Liga Árabe, Ahmed Aboul-Gheit, en una reunión del organismo en El Cairo.
El Presidente turco Recep Tayyip Erdogan dijo al parlamento que la medida sería una “línea roja” y que su país podría “llegar al punto de cortar las relaciones diplomáticas con Israel”.
Por Karin Laub y Josef Federman
Jerusalén, 5 de diciembre (AP).- Árabes y musulmanes expresaron el martes una vehemente oposición a cualquier posible reconocimiento de la disputada ciudad de Jerusalén como capital de Israel por parte de Estados Unidos, al tiempo que líderes europeos expresaron su alarma ante los perjuicios a la paz en Medio Oriente.
El Presidente Donald Trump informó al Presidente palestino Mahmud Abbas por teléfono de su intención de trasladar la embajada de Tel Aviv a Jerusalén, una ciudad santa cuyo sector oriental anexado por Israel los palestinos reclaman para su futura capital.
La oficina de Abbas dijo que el líder palestino advirtió a Trump sobre las repercusiones peligrosas para el proceso de paz en Medio Oriente, así como para la seguridad y la estabilidad en la región y el mundo.
El comunicado no dijo si Trump dio un plazo para el traslado.
Funcionarios estadounidenses familiarizados con los planes dijeron que Trump probablemente hablará sobre el tema el miércoles al mediodía, aunque se debatía el contenido específico de su anuncio. Las fuentes hablaron bajo la condición de anonimato por no estar autorizadas a informar sobre deliberaciones internas.
Las fuentes y un asesor externo del Gobierno prevén una declaración genérica de Trump sobre Jerusalén como “capital de Israel”, pero que previsiblemente no usará la frase “capital indivisa”, lo que implicaría la soberanía israelí sobre Jerusalén oriental, que no es reconocida por la ONU.
También dijeron que Trump planeaba formar una orden que aplazará por otros seis meses un requisito legal para el traslado de la embajada de Tel Aviv a Jerusalén. Pero añadieron que Trump probablemente dará amplio margen de acción a su embajador David Friedman para decidir el momento oportuno para el traslado, con el cual Friedman está de acuerdo.
Turquía amenazó con cortar las relaciones con Israel, los palestinos advirtieron que interrumpirían sus contactos con sus contrapartes estadounidenses y Arabia Saudí, un aliado clave, se pronunció enérgicamente contra semejante decisión.
La participación de Arabia Saudí, una potencia regional, es crucial para cualquier plan de la Casa Blanca de promover un acuerdo de paz en Medio Oriente.
El titular de la Liga Árabe, Ahmed Aboul-Gheit, exhortó a Estados Unidos a recapacitar. El reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel sería “una medida peligrosa con repercusiones” en toda la región, dijo en una reunión del organismo en El Cairo.
El Presidente turco Recep Tayyip Erdogan dijo al parlamento que la medida sería una “línea roja” y que su país podría “llegar al punto de cortar las relaciones diplomáticas con Israel”.
El ministro de Educación israelí, Neftali Bennett, replicó que “al fin y al cabo es mejor una Jerusalén unida que la solidaridad de Erdogan”.
Majdi Khaldi, asesor diplomático de Abbas, dijo que el reconocimiento significaría el fin del papel de Washington como mediador entre israelíes y palestinos.
“Si los estadounidenses reconocen a Jerusalén como capital de Israel, esto significaría que decidieron por su cuenta distanciarse de las gestiones de paz y no tendrán credibilidad ni papel en este asunto”, dijo Khaldi a The Associated Press.
Arabia Saudí, un aliado crucial de Estados Unidos cuyo papel es indispensable para cualquier plan de la Casa Blanca en la región, expresó “su profunda y grave preocupación” y reafirmó su apoyo a los derechos de los palestinos sobre Jerusalén, que “no se pueden modificar”.
En Europa, el Presidente francés Emmanuel Macron dijo que “volverá a hablar (con Trump) próximamente sobre este tema”.