Una encuesta de opinión realizada por el Foro Económico Mundial y el Instituto Ipsos mostró que el interés de la población mundial por una vacuna contra la COVID-19 ha disminuido y las dudas por la rapidez con la que se esta desarrollando, además de los efectos secundarios, crece.
Ginebra, Suiza, 5 de noviembre (EFE).- El interés por la vacuna contra la COVID-19 ha disminuido en los últimos meses, mientras las dudas por la rapidez con la que se está desarrollado y sus eventuales efectos secundarios han aumentado, según los resultados de un sondeo realizado en quince países, algunos de ellos gravemente afectados por la pandemia.
El porcentaje global de población que afirma que se inmunizará cuando una vacuna esté disponible es del 73 por ciento, seis puntos menos que el pasado agosto, según el estudio de opinión realizado conjuntamente por el Instituto Ipsos y el Foro Económico Mundial.
Más de 18 mil 500 adultos participaron en la encuesta, de la que se extrae que aproximadamente dos de cada tres personas se pondrían la vacuna en Estados Unidos, España, Italia, Alemania, Sudáfrica y Japón.
En Francia el escepticismo es mayor y prácticamente sólo la mitad de los encuestados manifiestan su deseo de vacunarse contra el coronavirus, que ha causado cerca de 48 millones de casos en el mundo desde que empezó la pandemia.
De los países donde se hicieron encuestas, la India es donde más gente afirma que se vacunaría (87 por ciento), seguido de China (85 por ciento), Corea de Sur (83 por ciento) y Brasil (81 por ciento).
La India y Brasil son los países donde hay más personas muy convencidas de la conveniencia de hacerse inmunizar.
Según la encuesta, el 64 por ciento de personas en España se vacunarían, el mismo porcentaje que en Estados Unidos y muy parecido al de Italia (65 por ciento).
Francia es el país con menos personas dispuestas a vacunarse (54 por ciento).
Un responsable del área que trabaja en el futuro de la salud en el Foro Económico Mundial, Arnaud Bernaert, sostuvo que estos resultados “comprometen la efectividad de una vacuna para poner bajo control la enfermedad y romper el ciclo de nuevos confinamientos y restricciones”.
Entre las personas que respondieron que no se harían vacunar, el 34 por ciento citó como la razón principal sus posibles efectos secundarios y el 33 por ciento dijo que le preocupaba que la vacuna se esté desarrollando demasiado rápido.
Sólo el 10 por ciento consideraba que la vacuna no sería eficaz y el mismo porcentaje se mostró contrario a las vacunas en general.
Un 8 por ciento consideró que su riesgo de contraer la COVID es demasiado bajo.