Londres, 5 nov (EFE).- Los servicios secretos MI5 del Reino Unido almacenaron en secreto datos sobre las llamadas telefónicas de un gran número de ciudadanos británicos para localizar a sospechosos terroristas, informa hoy la cadena BBC.
Este programa, que duró unos diez años, no fue ilegal pero se autorizó basándose en una legislación «muy vaga», según la emisora.
El MI5, servicio de inteligencia interno, almacenó las llamadas que se hacían pero no el contenido de las conversaciones y el objetivo era buscar a sospechosos terroristas y sus contactos.
Según la BBC, el programa era «tan secreto que incluso unos pocos en el MI5 estaban al tanto de ello».
El experto legal independiente David Anderson, que ayudó al Gobierno a redactar un nuevo proyecto de ley de seguridad, dijo a la emisora que la legislación utilizada para autorizar esta medida era «tan vaga que cualquier cosa se podía hacer en virtud de ella».
«No fue ilegal en el sentido de que estaba fuera de la ley, pero la ley era tan general y la información tan pequeña que nadie sabía que se estaba haciendo», añadió Anderson, sin aportar más detalles.
La ministra británica de Interior, Theresa May, presentó ayer en el Parlamento un proyecto de ley destinado a facilitar a las fuerzas de seguridad los poderes necesarios para acceder a la actividad de internet de delincuentes o sospechosos terroristas.
La ministra conservadora dio a conocer el llamado Proyecto de Ley de Poderes de Investigación, que consideró necesario para afrontar una amenaza terrorista «clara».
La ley obligará a las empresas de internet a almacenar la actividad por la red de sus usuarios durante doce meses para el caso de que la información sea solicitada por el Gobierno británico.
Las empresas de internet tendrán que conservar el servicio digital al que el usuario se ha conectado, cuándo, cómo y dónde, pero, si los servicios secretos buscan más detalles del contenido, necesitarán una autorización de la ministra de Interior.
El objetivo de este texto es actualizar los poderes de los servicios de inteligencia para vigilar e interceptar las comunicaciones de sospechosos terroristas, grupos criminales organizados o redes de pederastia, pues las leyes en vigor han quedado desfasadas ante la velocidad de los avances tecnológicos.