En mayo de este año, cuatro jóvenes salieron a las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México con una cámara escondida. Se vistieron con faldas negras, grabaron a sus acosadores y los encararon con una pregunta: “¿Tienes algo que decirme?”. Luego de esa experiencia recibieron apoyo, pero también amenazas de muerte en redes sociales. Sin embargo, afirman, no tienen miedo y continúan con su proyecto para evidenciar todo tipo de violencia de género.
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Ciudad de México, 5 de octubre (SinEmbargo).– “Ellos, los hombres, no se paran en la mañana diciendo: ‘esto no me pongo, porque me pueden acosar’. Ellos se ponen lo que quieren: un short, un pantalón, una playera apretada. Nosotras, si vamos a viajar en el Metro o en autobús, decimos: ‘mejor no me pongo este vestido, porque me van acosar’”, dice Marisol Armenta Vázquez.
Marisol junto con otras tres jóvenes filmaron un video en mayo de este año para denunciar el acoso callejero contra las mujeres que se vive en la Ciudad de México. Se autonombraron “Las Morras”. Fueron criticadas y hasta amenazadas de muerte por atreverse a denunciar públicamente a los agresores sexuales que han padecido en las calles de la capital del país. No era algo nuevo, simplemente decidieron registrarlo y mostrarlo al mundo a través de un video que se viralizó y que, hasta hoy, tiene más de un millón 200 mil vistas en la plataforma de Youtube.
“Nos gusta el color negro, y las faldas. Nos vestimos así y lo gente creyó que nos habíamos puesto falda para provocar, pero el acoso siempre está presente y la forma de vestir no debería determinar que lo recibas […] Cada quien debería poder vestirse como se le dé la gana, sin temor a que le vayan a decir algo, que la toquen; a veces lo de menos es que te digan algo, pero los hombres, al sentirse protegidos por otros y por la autoridad, se descara, te agarran las nalgas. No es porque vengo vestida así sino porque ahí están los acosadores”, precisa Marisol.
El informe de los primeros 100 días de la Estrategia 30-100 contra la violencia hacia las mujeres en el transporte y los espacios públicos, que puso en marcha el Gobierno de Miguel Ángel Mancera Espinosa, en coordinación con el Instituto de las Mujeres de la capital del país, reveló que entre enero de 2015 y julio de 2016 se abrieron 3 mil 960 averiguaciones previas y carpetas de investigación por delitos sexuales, de las que 1,051 fueron violaciones.
Los datos plantean que de esas casi 4 mil averiguaciones, 420 fueron abiertas por víctimas agredidas en el transporte público, 62 de ellas violadas. El informe expone que entre enero y julio de este año las carpetas se incrementaron en un 56.7 por ciento respecto al año pasado.
El mismo documento indica que las mujeres entre 18 y 30 años son las más agredidas. Sólo en el Sistema de Transporte Colectivo Metro la principal forma de acoso es el tocamiento de glúteos y nalgadas, seguido del tocamiento de pelvis y en tercer lugar la masturbación del agresor frente a la víctima.
En menor proporción, pero no menos importante, los agresores frotan el pene en los glúteos de la mujer, les toman fotografías y video con el teléfono celular, les tocan los senos y les muestran sus genitales.
La mayor parte de los agresores, de acuerdo con las estadísticas, no sólo acosan a las víctimas, sino que llegan al abuso sexual. De acuerdo con el informe del Inmujeres entre el 26 de abril y el 2 de agosto de 2016 fueron detenidos 178 agresores en el transporte público: 164 en el Metro, de los cuales 146 fueron por abuso sexual y 18 por acoso.
URGEN DISCUTIR SOBRE EL ACOSO CALLEJERO
Melissa Amezcua Bernal es originaria de Mazatlán, Sinaloa, y ha vivido en Guadalajara y en la Ciudad de México. En los tres lugares la experiencia en torno al acoso callejero ha sido distinta, admite.
En Mazatlán, por ser un puerto, las mujeres caminan por las calles en traje de baño, en pantalones cortos y nadie las molesta. Pero en Guadalajara, recuerda, hay quien le advirtió: “No te vistas así, porque te van hacer algo”.
Pero es en la Ciudad de México, quizás por ser una ciudad con millones de habitantes, donde el acoso callejero se acentúa más, dice Melissa.
“Cuando sacamos el video se había realizado la marcha del 24 de abril y estaba presente el caso de Andrea Noel. Si queríamos generar una conversación respecto al tema, era justo el momento para hablar del acoso callejero, que es algo que venimos discutiendo desde hace años. Yo no soy de la Ciudad de México y hasta que llegué aquí empecé a hablar de ese tema en las redes sociales, a quejarme de que me habían grabado en el Metro, de que me había pasado esto o el otro… Todas las que estamos en este colectivo teníamos esto en común: el haber sido acosadas en la calles, en las escuelas, en el trabajo”, comenta Melissa.
El ejercicio de “Las Morras” tuvo un impacto inesperado en redes sociales y también en los medios de comunicación. Ellas, recuerda Marisol, nunca imaginaron que el video se haría viral rápidamente. El éxito de la que en un principio fue una propuesta muy local, las tomó “desprevenidas”. Sin embargo, ahora, el acoso en su contra comenzó a darse a través de Twitter y Facebook.
Las jóvenes fueron agredidas por su forma de vestir, por sus respuestas contra los acosadores y hasta por la zona en donde grabaron el video: en el Zócalo capitalino y en la Merced.
“El acoso es algo normalizado. Nos atacaron porque confrontamos al acosador. Nos dijeron violentas. En realidad no sé dónde está la violencia de nuestra parte; nos regresamos para hacer una pregunta, es nuestro derecho a expresarnos. Estamos acostumbrados a que las mujeres estemos calladitas, bonitas y que digamos ‘gracias’ y ‘por favor’ para todo”, dice Marisol.
Melissa Amezcua recuerda que las amenazas que recibieron por Facebook les generó temor en un principio; sin embargo, ahora continúan sin miedo con otras campañas sobre violencia de género.
“Es nuestro derecho decir lo que nos gusta y lo que no. Creemos que es una buena manera de usar redes sociales para denunciar”, añade.
LLAMAN A DENUNCIAR: #NoTeCalles
Para las jóvenes que forman parte del colectivo “Las Morras” la denuncia es fundamental. La mujer agredida sexualmente debe dar a conocer su caso, ya sea por las vías institucionales o por las redes sociales.
“Es importante denunciar. Hemos permanecido calladas por flojera o quizás porque pensamos que no va a pasar nada, pero es un paso muy importante para empezar a romper con todas estas cosas que nos aquejan como mujeres. Si tu novio te está golpeando, ve y denuncia… no te quedes callada, porque puede ser la diferencia entre vivir o morir. Suena muy drástico, pero eso sucede”, dice Marisol.
Las estadísticas nacionales indican que la cifra negra de las agresiones sexuales que no se denuncian es de más de 94 por ciento. Por eso, coinciden Marisol y Melissa, es importante denunciar.
“Otro tipo de denuncia es externar el problema en redes sociales. Eso es algo muy valioso, porque una de las cosas que pasa cuando denuncias acoso callejero es que no te creen. Entonces, si grabas no hay cómo decir que no pasó”, considera Melissa.
La joven recomienda grabar, siempre que sea posible, al agresor. Tomarle fotos y si hay agresión física, fotografiar las heridas.
“Si no te vas a atrever a denunciar por miedo, aléjate y tómale fotos. Si estás golpeada, tómate fotos de los golpes. Al agresor grábalo, para que pueda ser identificado, hay que ponerle un rostro y que sea más fácil evidenciarlo”, dice.
La plataforma Change.org también ha llamado a las mujeres a denunciar no sólo el acoso callejero, sino todo tipo de violencia.
Los próximos 14 y 15 de octubre la Organización No Gubernamental reactivará la campaña #NoTeCalles para invitar a todas las mujeres a denunciar casos y a emprender nuevas campañas dentro del movimiento.
Melissa y Marisol afirman que además del video sobre acoso, están trabajando en otros proyectos sobre violencia de género.
El feminicidio, el acoso laboral, la violencia económica y familiar: “Queremos representar la vida de la mujer; las mujeres trabajan, sufren problemas de embarazos no deseados o tienen miedo a ser asesinadas por vivir en el Estado de México, por ejemplo. Un poco de estas cosas”, agrega Marisol.