Lamentablemente, el incendio terminó con la vida de seis personas, entre ellas Melody Bledsoe, de 70 años de edad, y sus dos bisnietos James Roberts, de 5, y Emily, de 4, quienes fallecieron solo 15 minutos después de que diera inicio el siniestro.
Ciudad de México5 de agosto (LaOpinión/SinEmbargo).- Cientos de automovilistas experimentan alguna vez quedarse botados en medio de la autopista por una llanta ponchada, lo normal es orillarse, arreglarlo y seguir el camino.
No obstante, lo que ocurrió en una carretera de Redding, al norte de California, con la llanta de un remolque el último 23 de julio fue lo que desató a Carr —el sexto incendio más devastador de la historia de California.
Al desinflarse el caucho, provocó que el aro (o rin) chocara con el asfalto prendiendo chispas e iniciando el infierno que hasta ahora miles de bomberos han logrado controlar solo en un 39 por ciento, indicó ayer CNN.
Este fuego ha consumido más de 134 mil acres, destruído 56 hogares y tiene bajo amenaza a 9 mil estructuras.
También acabó con la vida de seis personas, entre ellas Melody Bledsoe, de 70 años de edad, y sus dos bisnietos James Roberts, de 5, y Emily, de 4, quienes fallecieron solo 15 minutos después de que diera inicio el siniestro.
En un emotivo testimonio, Ed Bledsoe (viudo de Melody) contó para el medio que su esposa lo llamó para que vaya a recogerlos y que pudo oír a sus bisnietos gritar “Abuelo ven”.
Y aunque salió apurado de su consulta en el doctor para ir por ellos, se encontró en el camino con la carretera congestionada y unas llamas intensas. “Les intenté llamar de regreso pero no entró la comunicación…. Pobres mis niños y mi esposa”, expresó.
Por su parte, dio a conocer KTLA, David Spliethof -quien piloteaba un helicóptero para avistar lugares de mayor riesgo- se dio cuenta desde el aire que su casa había quedado hecha cenizas. No obstante, siguió trabajando.
Un bombero, que estaba ayudando a evacuar a las personas, y otro apagafuegos, que manejaba maquinaria pesada, también murieron en las garras de Carr.
La comunidad ha reconocido su labor y para mostrarles gratitud les han ofrecido agua, comida y hasta cortes de cabello gratis. En la ciudad, hay pancartas que dicen: “Ustedes son nuestros héroes”.