Londres, 5 ago (EFE).- La cuenta atrás para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro de 2016 comenzó hoy a cuatro años exactos de que la antorcha olímpica se encienda en el Maracaná, en la primera edición del torneo olímpico que se va a celebrar en Suramérica.
Los responsables de los próximos Juegos rezuman confianza. Estos días en Londres han prometido que terminarán todas las obras a tiempo y la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, fue más allá al prometer que organizará los mejores Juegos que se hayan hecho nunca.
«Organizar unas olimpiadas no tiene secreto», dijo a Efe el ministro brasileño de Deporte, Aldo Rebelo, quien asegura que todas las obras de gran calado ya están en marcha, entre ellas la Villa Olímpica o la ampliación del metro.
Lo que más les preocupa a los organizadores es el ritmo de las obras de transporte, en especial los atrasos en la reforma del aeropuerto internacional de Río, y la ampliación de la red hotelera de la ciudad.
Río cuenta ahora con 20.000 habitaciones de hotel y se calcula que dentro de cuatro años tendrá cerca de 17.000 más, a las que se sumarán dos villas para periodistas.
Como solución temporal, el Gobierno de Brasil también baraja alquilar cruceros transatlánticos para usarlos como hoteles anclados en el puerto.
El Comité Olímpico Internacional ha comenzado a meterle prisa a Río en Londres, donde le ha recordado que los plazos de entrega «son muy ajustados», en especial los del parque olímpico, donde se celebrará cerca de la mitad de las pruebas deportivas y que todavía no ha salido del pupitre de los arquitectos.
En cambio, el estadio de atletismo -a 15 kilómetros de la villa olímpica- ya está en pie y operativo, puesto que se construyó para los Juegos Panamericanos de 2007 y no va a necesitar de grandes reformas.
El estadio Maracaná, templo del fútbol brasileño, recibirá las ceremonias de apertura y clausura y sus obras marchan a pleno vapor, porque debe estar preparado para la Copa de las Confederaciones de 2013.
Los brasileños prometen que los Juegos de Río destacarán por su «pasión» y para ello darán un toque de dramatismo con los espectaculares paisajes de playa y montaña de Río.
Copacabana cederá sus arenas al voley playa y al triatlón, mientras que las regatas de vela circundarán el cerro Pan de Azúcar, uno de los iconos de Brasil.
El escenario posiblemente más bello será la laguna Rodrigo de Freitas, que pondrá el piragüismo a los pies de la imponente montaña del Corcovado y su estatua del Cristo Redentor.
El «sambódromo», el famoso recinto de los desfiles de carnaval, que consta de una larga avenida flanqueada por gradas, acogerá el tiro con arco y la llegada del maratón.
Como novedades, los Juegos de Río tendrán dos nuevos deportes, el rugby a siete y el golf, que no está en el programa olímpico desde 1904.
Los organizadores también prometen que la seguridad no será un problema y, al contrario de lo que inicialmente planeó Londres, la dejará en manos de la policía y los militares.
Las autoridades llevan inmersas desde 2008 en una campaña para alejar a las peligrosas bandas de narcotraficantes de las principales favelas de la ciudad, lo que ha dado sus frutos con notables mejorías en las tasas de criminalidad en las zonas turísticas.
Lo que a buen seguro no será una preocupación es el clima, ya que el invierno tropical de Río ofrecerá a los deportistas un tiempo seco y unas temperaturas algo más altas que las del verano fresco y lluvioso que está viviendo la capital del Támesis. EFE