Ciudad de México, 5 de junio (SinEmbargo).– Las consecuencias de la decisión que el Gobierno federal tomó en noviembre de 2014, al revocar la licitación con la que China Railway Corporation construiría el Tren de Alta Velocidad México-Querétaro, comenzó a materializarse en las inversiones que el gigante asiático tenía planeadas en México.
Esta cancelación agrió una fiesta que prometía ser larga. La Presidencia de Enrique Peña Nieto buscó, también en noviembre en una visita de Estado, recomponer las cosas pero, al parecer, no lo logró.
Del 18 al 26 de mayo pasados, Li Keqiang, Primer Ministro de China, realizó un viaje a Chile y anunció que su país busca profundizar las relaciones con América Latina y el Caribe, y anunció la construcción de un tren transcontinental Brasil-Perú, que transportará hasta 35 toneladas de material para exportarse al país asiático, el segundo socio comercial más importante de la región. Para nadie es un secreto la experiencia china en la construcción de trenes.
La intención de China es reforzar y crear vínculos con Brasil, Colombia, Perú y Chile. Pero México ya no figura en sus prioridades.