Australia, con seis mil 825 casos, que incluyen a 95 fallecidos, viene registrando menos de 15 casos desde el 20 de abril pasado y se prepara para anunciar el viernes próximo el relajamiento de las medidas de restricción.
Sídney, Australia, 5 de mayo (EFE).- Los mandatarios de Australia y Nueva Zelanda dialogaron este martes sobre la posibilidad de reanudar los viajes entre ambos países después de los avances en la lucha contra la COVID-19, aunque aún no tienen una fecha prevista a corto plazo.
«Todavía falta un tiempo. Es importante señalarlo porque es parte del camino de retorno. En algún momento tanto Australia como Nueva Zelanda se conectarán con el resto del mundo nuevamente. El lugar más obvio para que eso comience es entre los dos países», dijo el Primer Ministro australiano, Scott Morrison.
«(Si bien) vemos que esto sucederá (eventualmente), no se producirá la próxima semana», aclaró Morrison a periodistas en Camberra, tras culminar una reunión de su Gabinete, en la que participó momentáneamente y de forma remota la Primera Ministra neozelandesa, Jacinda Ardern.
Ambos países cerraron sus fronteras a finales de marzo para frenar la propagación de la pandemia.
La eventual reapertura de las fronteras no solamente impulsará el turismo y los negocios sino también permitirá la reunión familiar entre los pobladores de los dos países separados por el mar de Tasman sin necesidad de someterse a cuarentenas de 14 días por la pandemia, aclaró por su lado Ardern desde Wellington.
«El objetivo de las discusiones era la posibilidad de tener una especie de burbuja ente nosotros, una zona segura de viaje que no obligue a hacer cuarentenas», recalcó Ardern cuyo país registra por segundo día consecutivo cero casos de la COVID-19, que ha infectado a mil 137 neozelandeses, entre ellos 20 fallecidos.
Por su lado, Australia, con seis mil 825 casos, que incluyen a 95 fallecidos, viene registrando menos de 15 casos desde el 20 de abril pasado y se prepara para anunciar el viernes próximo el relajamiento de las medidas de restricción.
«Se han salvado miles de vidas de australianos si se mira la experiencia de cómo la COVID-19 ha afectado a muchos países, pero ahora necesitamos que un millón de australianos retornen a sus trabajos», recalcó Morrison, al insistir que la reanudación de las actividades debe hacerse en «una economía segura».
Según los cálculos del Gobierno, las medidas de restricción le cuestan al fisco unos cuatro mil millones de dólares australianos semanales.
El Banco Australiano de la Reserva calcula que la producción nacional de Australia puede caer en un 10 por ciento en el primer semestre a raíz de la crisis provocada por la pandemia de la COVID-19, mientras que la tasa de desempleo probablemente aumentará hasta un 10 por ciento en junio, casi el doble que en marzo.
Australia, que llevaba casi 30 años de crecimiento económico sostenido, ha paralizado las actividades no esenciales para contener la pandemia, a la vez que implementó un paquete de estímulo de 320 mil millones de dólares australianos, lo que representa un 16.4 por ciento de su PIB anual, para mitigar la recesión que se avecina.