Los integrantes del grupo llamado Comunitarios por la Paz y la Justicia iniciaron el retén en Zitlala desde la noche del pasado martes para localizar, en coordinación con el Ejército, a la esposa de un líder que fue levantada por un ex comandante de la policía de Chilapa la mañana de ese mismo día. En uno de los puntos de la expedición, encontraron indicios de una fosa clandestina.
Por Luis Daniel Nava
Ciudad de México, 5 de mayo (SinEmbargo/El Sur).- Unos 300 hombres armados del grupo autodenominado Comunitarios por la Paz y la Justicia, junto a 150 policías comunitarios de Tlaltempanapa, irrumpieron en Zitlala, Guerrero, para buscar a la esposa de uno de sus integrantes, desaparecida el martes en la mañana en el centro de esa cabecera municipal.
Fuentes policiacas informaron que a las 20:30 horas del martes, un grupo de hombres armados provenientes del sur del municipio de Chilapa intentó cruzar la ciudad para dirigirse hacia el vecino municipio de Zitlala.
Las mismas fuentes dijeron que el motivo de la movilización fue la desaparición de un integrante de los “comunitarios”.
Ayer los coordinadores del grupo armado informaron que a las 10:30 horas del martes, a unos 100 metros del edificio del Ayuntamiento, desapareció la señora Marisol Alejandro Ramírez, de 30 años, cuando se dirigía con un grupo de señoras a dejar flores al panteón de Zitlala, pero la perdieron de vista cuando se apartó del grupo para ir al sanitario.
Marisol Alejandro Ramírez y su esposo son originarios de Tlaltemapanapa, municipio de Zitlala.
Su esposo además es integrante del grupo de autodefensa de esa comunidad que pertenece a la asociación civil Comunitarios por la Paz y la Justicia.
Este es el grupo de civiles y autoridades comunitarias que irrumpieron del 9 al 14 de mayo de 2015 en la ciudad de Chilapa bajo la mirada de policías federales y soldados del Ejército, en busca de personas a quienes consideraban integrantes del grupo criminal Los Rojos, y que a su salida vecinos de Chilapa los acusaron de la desaparición de 16 personas, además de señalarlos como integrantes del grupo delictivo Los Ardillos.
La noche del martes tras dialogar con el Ejército, el grupo armado tomó una ruta alterna a Chilapa para entrar a Zitlala, donde un contingente instaló un retén en el arco de la entrada mientras que otros integrantes, acompañados de autodefensas de Tlaltempanapa, iniciaron la búsqueda en viviendas y en una comunidad.
La búsqueda de la mujer estuvo coordinada por el Ejército, la Policía Federal y policías municipales, y se prolongó hasta las 3 de la mañana de este miércoles, confirmaron mandos militares, policiacos y el alcalde priista Roberto Zapoteco Castro.
Los comunitarios permanecieron instalados en la entrada a la cabecera de Zitlala hasta las 16:30 horas de ayer después de levantar una denuncia ante el Ministerio Público, y de dar un plazo de cinco días a las autoridades para que les den resultados del paradero de la desaparecida.
El coordinador de los Comunitarios por la Paz y la Justicia, José Apolonio Villanueva Jiménez informó que la esposa de un compañero de ellos desapareció a unos metros del Ayuntamiento y pidió ayuda para la búsqueda.
En la operación, dijo, participaron unos 300 vecinos de pueblos de Chilapa más los policías comunitarios de Tlaltempanapa, que habrían sumado unos 450 personas armadas con escopetas y rifles.
Dijo que en su búsqueda no hallaron nada y que este miércoles levantaron un acta ante el Ministerio Público, para que se haga responsable de las investigaciones.
A pregunta expresa emplazó a las autoridades ministeriales a hacer las investigaciones y entregar algún resultado en cinco días, o de lo contrario volverán a movilizarse para investigar y emprender la búsqueda.
Más tarde se corrió la versión de que la señora fue levantada por un ex comandante de la Policía Preventiva de Chilapa.
Por su parte, mandos de la Policía Federal informaron que a petición de los “comunitarios” acudieron a revisar dos puntos en áreas comunes en las inmediaciones del área rural de Zitlala.
En uno de los puntos, dijeron, encontraron indicios de que pudiera existir una fosa clandestina, por la tierra suelta que hay en la superficie, pero que sería el jueves o viernes cuando acudirían a excavar acompañados de perros y aparatos.
La irrupción en Zitlala fue un día después del tradicional ritual de petición de lluvias celebrado por cientos de pobladores, en un cerro ubicado a unas tres horas de camino de la cabecera, y de la pelea de jaguares en el centro de la comunidad ante cientos de visitantes.
