Entrevista

«Tribus» ven por sus cuotas y no por el partido: Agustín Basave

05/05/2016 - 12:04 am

El Partido de la Revolución Democrática (PRD) cumple 27 años de su fundación hoy, y como en los últimos tres cumpleaños, lo hace en medio de una crisis, acepta su presidente nacional Agustín Basave Benítez. Una crisis heredada que no se ha podido paliar en los primeros meses de su dirigencia, luego de que Carlos Navarrete Ruiz renunciara a esa presidencia tras sobrellevar como pudo el escándalo del caso Iguala y la derrota contundente en la Ciudad de México ante el partido de Andrés Manuel López Obrador: Movimiento Regeneración Nacional (Morena). Navarrete se fue con el sabor de la derrota en la boca y Basave Benítez acepta que internamente está viviendo en conflicto por ser un dirigente que no responde a las “tribus” ni a los caudillos. Aun así, afirma, tiene buenas expectativas en los comicios de junio en seis de los 12 estados en donde se disputarán la gubernatura.

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Agustín Basave Benítez, presidente nacional del PRD. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

Ciudad de México, 5 de mayo (SinEmbargo).– Agustín Basave Benítez, presidente nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD), se sincera y acepta que la fuerza política que dirige está en crisis y que esta situación poco ha cambiado, desde que asumió ese cargo en noviembre del año pasado.

“Lo cierto es que el PRD llega a su 27 aniversario en una situación crítica, sin duda, yo tomé así la presidencia… pero también llega con buenas expectativas que no se imaginaban, que de los 12 estados en donde se juegan gubernaturas, yo digo que somos competitivos en seis”, asegura en entrevista con SinEmbargo.

Pero aunque Basave Benítez tiene buenas expectativas en esas entidades –donde competirá en alianza con el Partido Acción Nacional (PAN) impulsadas por él y que casi le cuestan la renuncia hace unos meses– en el partido hay tensiones que no se han podido subsanar.

Como lo dijo en una entrevista con este diario en octubre de 2015, uno de los principales problemas del partido siguen siendo las pugnas y las presiones por el poder de las corrientes o “tribus” internas.

Una de las propuestas principales de Agustín Basave, antes de llegar a la dirigencia nacional, fue precisamente llevar a las cúpulas perredistas a poner al partido sobre la corriente… pero no ha podido.

“Las pugnas siguen y nos generan mucho problema. El problema no son las corrientes per se, sino las formas en que se manejan. No les queda claro que debe ser primero la lealtad al partido y luego a las corrientes, porque todavía hay quien piensa que primero es la lealtad a la corriente. Las corrientes deben ser lo que dice el estatuto: corrientes de opinión y no de presión, y deben estar pugnando porque el partido gane elecciones, que se fortalezca, que avance el partido, no la corriente”, expone.

Luego de la crisis por diferencias entre las tribus, que lo llevó a poner su carta de renuncia sobre la mesa del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), Basave Benítez acepta que vive en una tensión constante como presidente, la cual podría agudizarse en cualquier momento… incluso deja al aire la posibilidad de que se vuelvan a presentar diferencias tan graves que lo lleven de nuevo a considerar su renuncia.

“Pero es una constante, digamos, la tensión que hay en el partido, lo cual no es necesariamente es malo; lo malo es que esa tensión no se procese, que no se den las decisiones por causes ordenados, concertados, sin que provoque rupturas, ese es el asunto”. Puede suceder en cualquier momento que esas tensiones se agudicen, puede haber una agudización en cualquier momento. El PRD es un partido que ha aprendido a canalizar su conflicto, porque hay mucho conflicto por las mismas corrientes y es muy bueno que el PRD haya desarrollado su capacidad para canalizar el conflicto, pero es malo que se haya acostumbrado al conflicto”.

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–Al hacer un balance de estos casi seis meses que tiene de presidente nacional en el PRD, ¿cómo ve al partido?, ¿cómo ha evolucionado de los problemas que encontró al inicio y que incluso enumeró cuando llegó?

–Mira hay un periodo de adaptación, el partido está viviendo una nueva etapa: hay dos grandes etapas en el PRD, con unas intermedias menores: primero, la de los caudillos, con Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, y después la de la corriente hegemónica. Cuando Nueva Izquierda (NI) en alianza con otras corrientes gobernó al partido durante cuatro presidencias, ésta que encabezo es nueva y no tiene precedentes, y el partido tiene que adaptarse a eso. Yo tuve que adaptarme a algunas cosas, pero estatutariamente el partido no está preparado para tener un presidente que no pertenece a ninguna corriente y que no es caudillo; que no es una ni otra. No puedo encabezar ni un gobierno de una corriente hegemónica en su alianza con otra, ni la de un caudillo, soy un árbitro hasta cierto punto, pero ese arbitraje le cuesta trabajo al partido. En realidad es una situación nueva, estamos en terreno inexplorado y eso ha hecho que nos tardemos.

–¿En qué ha cambiado el partido?

–Yo creo que se han discutido otras cosas que no se habían discutido. Los planteamientos que he hecho han provocado debate lo cual es bueno, saludable, pero también es cierto que en una etapa preelectoral como en la que estamos te absorbe la coyuntura, toda esta etapa hemos estado inmersos en los procesos de definición de candidatos y candidatas a todos los cargos de elección popular. Son 12 gubernaturas y esa dinámica del proceso preelectoral y luego de los procesos electorales que ya comenzaron, la verdad es que nos ha tenido absortos y no nos ha dado el tiempo y el espacio para avanzar más en algunos cambios que he planteado. Al final de cuentas se necesita de una reforma estatutaria de fondo y para eso se necesita un Congreso Nacional, es el órgano máximo del partido y es el que legisla. Necesitamos uno que haga muchos cambios.

–¿Cuáles serían esos cambios?

–Te doy algunos. Yo creo que el presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) debe escoger y remover libremente a cuatro secretarios del Comité: al de Organización, Electorales, Comunicación y Finanzas más allá de las corrientes y sus cuotas, porque son las cuatro que operan las áreas más sensibles y más importantes; pero esos puestos son electos por las cuotas de corrientes y se dificultan las cosas. Al menos que el partido vuelva al esquema de las alianzas mayoritarias, en cuyo caso si se vuelve a ese esquema con un presidente que responda a una mayoría de votos en el CEN y en el Consejo Nacional, a lo mejor esos nombramientos podrían consensuarse. De cualquier manera sería muy sano que el partido dejara que el presidente eligiera a esos cuatro secretarios. Me parece también que así como se reservan candidaturas y puestos de dirección para los externos, deberían reservarse para los que no tienen corrientes. Habría que hacer una compactación de la estructura orgánica del partido, hay demasiados órganos, comisiones, secretarias, que podrían perfectamente reducirse, fusionarse. La tendencia de que haya siempre comisiones es para que cada corriente tenga su cuota, pero entonces lo que tienes son órganos internos que a veces tienen mayoría de alguna corriente o alianza de corrientes, y entonces no están actuando institucionalmente sino lo hacen con base en los intereses de sus grupos. Entonces, yo haría una revisión a fondo de la estructura organizacional del partido. Yo crearía –y no está en los estatutos, pero lo propondría– un Consejo Consultivo Ciudadano o de personas no militantes del partido, para personas militantes de la sociedad civil, gente que aporte una visión externa, artistas. La otra parte más importante para mí es hacer eficaces las normas para que se castigue la corrupción en los gobiernos de nuestro partido, en las dirigencias y que se premie la honestidad. A veces hay temor de iniciar procesos de expulsión a perredistas que han sido señalados por la opinión publica como corruptos, porque se pueden perder clientelas y sí, seguramente, pero se van a ganar votos de afuera.

–Entre esos perredistas, ¿quiénes serían los que tienen señalamientos más fuertes? ¿Graco Ramírez?

–No, no te diría nombres porque echo a perder todo. Te diría que es un asunto que se tiene que ir viendo con mucho cuidado, ir analizando caso por caso, ir viendo si hay causas. No se trata de hacer juicios sumarios sino de que se haga un proceso serio de revisión y tiene que haber un consenso de todas las corrientes: todas tienen que participar y decir que están de acuerdo y entrarle al asunto.

–Ahora que comenta esta cuestión de las corrientes, ¿sigue siendo las pugnas internas uno de los problemas más grandes en el PRD?

–Sí, las pugnas siguen y nos generan mucho problema. El problema no son las corrientes per se, sino las formas en que se manejan. No queda claro que debe ser primero la lealtad al partido y luego a las corrientes, porque todavía hay quien piensa que primero es lealtad a la corriente. Las corrientes deben ser lo que dice el estatuto: corrientes de opinión y no de presión, y deben estar pugnando porque el partido gane elecciones, que se fortalezca, que avance el partido y no la corriente.

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Mi renuncia fue una circunstancia difícil, dice Basave; percibí que me estaban maniatando y cerrando el camino, explica. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

–¿Presión y poder?

–Sí claro, presión para tener poder. Yo por ejemplo no tengo el chip tribal. Cuando yo llegué aquí y pedí las encuestas de todos los estados donde habrá elecciones y encontré en el caso de Tlaxcala que teníamos una Senadora que encabeza las encuestas, Lorena Cuellar, la mandé llamar, platiqué con ella y me dio la excelente impresión de ser una mujer muy valiosa. Dije: “por lo que a mí respecta, ella debe ser la candidata”. Después vi que había otra persona de otra expresión, de otra corriente, que quería ser candidato a Gobernador, pero estaba muy abajo en las encuestas; hablé con él, reuní a Lorena con varias personas, hicimos acuerdos, llegamos a una candidatura de unidad y, ¿sabes cuándo supe de qué corriente era Lorena Cuéllar? Como al mes. Yo pregunté todo sobre ella menos de qué corriente era, esas cosas a mí no me interesan, porque si es una persona honesta, militante destacada, buena candidata, vamos para adelante. Luego, casualmente, me enteré de qué corriente era.

–¿Cómo le ha hecho entonces? Porque en el PRD las corrientes son muy importantes y pesan mucho. Lo primero que se preguntan aquí es de qué corriente eres. ¿Cómo le ha hecho para lidiar con esto?, ¿cómo vivió este trance de su renuncia y cómo lo superó?

–Son procesos de adaptación, es la adaptación mía a una presidencia acotada por las reglas internas y también la adaptación del partido a un presidente que no pertenece a ninguna corriente. No ha sido fácil. Lo de la renuncia fue una circunstancia difícil, un momento en el que percibí que se me estaban maniatando, cerrando el camino, el paso, por una serie de decisiones que habían sido previamente autorizadas y se les estaba cuestionando e incluso intentando dar marcha atrás. En ese momento yo juzgué que no tenía otro camino que presentar mi renuncia para ver si se subsanaba eso que consideraba inaceptable, y sí se subsanó: se dio marcha atrás a las propuestas que yo consideraba inaceptables y las cosas salieron bien. Fue un momento difícil para el partido, pero afortunadamente salimos bien librados de todo. Por cierto no se trataba de imponer mi voluntad así nada más porque sí, no era eso, era que no se bloquearan esas acciones consultadas y para las cuales se habían autorizado. Entonces salió bien, después de todos los momentos de fricción, las cosas funcionaron. Pero es una constante, digamos, la tensión que hay en el partido, lo cual no es necesariamente malo… lo malo es que esa tensión no se procese, que no se den las decisiones por causes ordenados, concertados, sin que provoque rupturas, ese es el asunto.

–¿Usted considera que ya pasó la crisis más grave que vivió cuando se definieron las candidaturas y las alianzas, y que ya pasó lo de la renuncia? ¿Este sería el punto más álgido de su periodo o podrían venir más retos o más enfrentamientos, diferencias?

–Puede ser que en cualquier momento esas tensiones se agudicen, puede haber una agudización en cualquier momento. El PRD es un partido que ha aprendido a canalizar su conflicto, porque hay mucho conflicto por las mismas corrientes y es muy bueno que el PRD haya desarrollado su capacidad para canalizar el conflicto. Pero es malo que se haya acostumbrado al conflicto, porque ya se pierde la capacidad de indignación ante ciertos choques, cierta rijosidad que lastima al partido. Mucha gente llega a decir: “así es el PRD, así arreglamos las cosas”. Es bueno porque se aprendió a procesar y canalizar el conflicto, pero es malo porque se acostumbró al conflicto y a veces podríamos sacar las cosas con una menor dosis de choque y de enfrentamiento.

–Hay analistas que han señalado que en la crisis del PRD contribuyó mucho Nueva Izquierda, la corriente de “Los Chuchos”, que fueron ellos los que llevaron a la crisis al PRD. Me gustaría saber su opinión al respeto. Por otro lado, dijo usted algo que llamó la atención: si el partido elegirá a un presidente de corrientes o a alguien más de su perfil. ¿Se lanzará el partido por otro dirigente con un perfil como el suyo?

–Primero déjame decirte que estoy señalando algunos pasivos del partido, algunos problemas, pero déjame hablarte del activo de partido que es la militancia, que no se nos olvide. Cuando se habla de PRD se habla de los dirigentes, de la cúpula, los liderazgos y ahí es donde se centra la crítica, pero pocas veces se habla de la militancia. Tenemos cuatro millones y medio de militantes, es una riqueza enorme, gente limpia, noble, que ha luchado por sus ideales en momentos que implicaba jugarse la vida, ese es el gran valor del PRD, está ahí en su base. Ahora lo otro: cuándo o qué va a pasar cuando yo termine será cuestión del partido definirlo, si buscarán a una persona con el perfil tradicional y que vaya en alianza, que represente a una coalición o si buscan a otra persona como yo, un perfil de árbitro. Habrá que esperar en su momento y ver qué decide el partido, al final de cuentas tiene que haber un Consejo Nacional, una elección. Se nos olvida que en este caso a mi me eligieron por Consejo Nacional, porque yo sustituí a Navarrete y fui electo para continuar su periodo, pero ya cuando venga la próxima presidencia tendrá que ser electo; ahí entrarán en juego la correlación de fuerzas del partido. No es fácil prever qué va a pasar, lo cierto es que el PRD llega a su 27 aniversario en una situación crítica, sin duda, yo tomé así la presidencia. Aunque también llega con buenas expectativas que no se imaginaban, que de los 12 estados en donde se juegan gubernaturas, yo digo que somos competitivos en seis. No es un dato menor, cuando hace seis meses se hablaba del derrumbe, del abismo. Pensar que somos competitivos en seis estados no quiere decir que vamos a ganar, quiere decir que estamos dando la pelea, seis estados no es una situación tan adversa como la que se imaginaban que iba a ver.

–¿Y qué tanto contribuyó la corriente Nueva Izquierda en esta crisis del PRD cuando usted lo toma?

–Cuando una corriente lidera a un partido por un largo periodo de tiempo se le achacan responsabilidades mayores que a las otras corrientes, porque esa es la corriente que ha gobernado. Creo que es prematuro hacer un juicio, yo lo que quiero es ver que el PRD vea el renacimiento, y hablo del renacimiento porque se ha hablado mucho de la refundación. Yo hablo del renacimiento del partido como un cambio profundo, radical, donde le digamos a la gente cuál es nuestra identidad. Yo soy un socialdemócrata, yo creo en la socialdemocracia, no en la actual, sino en la socialdemocracia como digo en mi libro más reciente. No creo que nadie en el PRD cuestione o discuta que las dos grandes banderas deben ser el combate a la desigualdad y a la corrupción. No podemos perder de vista que un partido que no tiene como prioridad número uno el combate a la desigualdad y a la pobreza, puede ser cualquier cosa menos un partido de izquierda.

–Sobre las alianzas con el PAN que está haciendo el PRD, recuerdo que cuando se fue Cuauhtémoc Cárdenas uno de sus enojos fue esta parte de las alianzas con el PAN y dijo en su carta de renuncia que “el PRD esta a punto de disolverse o de quedar como simple franquicia política y electoral”. Se fue con una crítica muy dura hacia el partido. ¿Qué tanto se aleja el partido al aliarse con el PAN? Se habla incluso de que el Sol Azteca se ha vuelto en un partido satélite de otros como el PRI o como el PAN.

–Creo que el PRD no es satélite de nadie, menos que nadie del Gobierno y del PRI. En el Congreso Nacional lo dejó muy claro: alianzas prioritariamente con la izquierda, y nunca, jamás, con el PRI, y en circunstancias excepcionales con los demás partidos, como es el PAN. ¿Por qué las alianzas? Porque las circunstancias del país lo exigen. En este país nadie puede ganar elecciones solo, y nadie puede gobernar solo, ni el PRI. El PRI se alía con todos, hasta con el perico: el PRI con el Verde, con el PT, con el Panal, con lo que se deje, porque el voto está fragmentado, en pedacitos y si la oposición se divide en cinco, seis partes, el 27 por ciento del voto duro del PRI es suficiente para ganar. Entonces hoy por hoy ser anti-alianzas es ser pro PRI.

–Oiga, ¿Morena se cerró definitivamente a las alianzas?

–Sí, por completo, y Movimiento Ciudadano también, porque ellos decidieron ir solos. Entonces, ante esa realidad, teníamos dos opciones: o ir solos y allanarle el camino al PRI para que ganara en la mayoría de los estados, si no es que en todos, o aliarnos con el PAN y con otros partidos, y ser competitivos y tumbar esos gobiernos de sátrapas que tiene el PRI en esos estados. Lo malo de las alianzas es que son electorales, pero estamos haciendo alianzas de Gobierno, no creo que sea la regla, pero sí la excepción que nos aliemos con el PAN en circunstancias excepcionales. El país vive una restauración autoritaria que está empujando el PRI-Gobierno y la pregunta es: ¿qué hacemos?, ¿lo dejamos que lo haga y nos cruzamos de brazos o nos aliamos y hacemos buenos gobiernos y quitamos a ese partido corrupto e inepto que es el PRI? Además este PRI es peor que el que había antes: ha acallado voces críticas en la prensa, quiere controlar a la Suprema Corte [SCJN], al Congreso, que el Presidente no tenga contrapesos. En esas circunstancias quedarnos como actores testimoniales en varios estados para mí es un error.

–Hablando del tema electoral, vienen elecciones para los constituyentes en la Ciudad de México. ¿Qué tanto le va afectar a nivel local y nacional al PRD la imagen y las críticas que hay para Miguel Ángel Mancera? El Jefe de Gobierno parece, según las encuestas, estar viviendo su peor momento.

–Mira, Mancera no está peor evaluado que Peña Nieto, quien sí está por los suelos. Pero sí, en el caso reciente de la contingencia ambiental en eso sí ha pagado un costo político, pero por una situación que hay que enfrentar. El asunto de la contaminación es grave: hay que ver la cantidad de gente que muere. Sin embargo, ¿qué ha hecho Eruviel [Ávila Villegas, Gobernador del Estado de México] está nadando de muertito. Mancera por lo menos le entró al tema y pagó el costo político.

–Y el tema Iguala, ¿qué tan vigente sigue para estas elecciones?

–Mira, yo creo que queda claro que el problema de Iguala, Cocula y Huitzuco, pues ahora son tres municipios y Cocula con Alcalde del PRI, no son asuntos de partidos políticos. El problema es más profundo, hay muchos municipios en México donde pueden tener otros Abarcas [en relación a José Luis Abarca Velázquez, ex Edil perredista de Iguala] en todos los partidos políticos.

–Además, la salida del GIEI [Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes)…

–Lamentable. Yo hubiera preferido que se quedaran, hicieron buen trabajo y han demostrado que en todo este tiempo sabemos menos, tenemos mas preguntas que respuestas. Hasta la fecha no sabemos qué pasó con esos muchachos [los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa], a dónde fueron, a dónde los llevaron. Los que vinieron a poner el dedo en la llaga fueron los integrantes del GIEI.

–Y, además, me decía que el PRD es el principal partido de izquierda, ¿no ha visto como Morena se está posicionando?, ¿qué le parece lo que está pasando en Veracruz con su candidato que está en tercer lugar?

–Sí, Morena es una fuerza importante, pero yo primero veo las cifras, y vemos que a nivel nacional el PRD sigue siendo la principal fuerza de izquierda, y si actuamos con inteligencia y nos acercamos a la sociedad, recogemos las demandas ciudadanas, vamos a consolidarnos y a crecer más.

–En 2018, aunque ya sé que usted se va en octubre de 2017, todo el asunto electoral estará en auge. ¿Ve usted imposible una alianza con Morena?

–No, no veo imposible una alianza con Morena, como tampoco veo imposible una alianza con un candidato de amplio espectro externo. Creo que todas las opciones tienen que ser analizadas en su momento. Lo que sí me queda claro es que dejar que el PRI se salga con la suya, con el divide y vencerás, es un error. ¿Qué debemos hacer en su momento? Habrá que ver qué dicen las encuestas.

–¿Qué sería lo ideal para ganarle al PRI? ¿Una gran alianza entre Morena, el PRD y toda la izquierda?

–Sí se pudiera hacer una alianza opositora sería maravilloso, pero lo veo difícil. Hay que ver en su momento, hay que analizar cómo están las cosas.

–El PRD con el PAN en 2018, ¿lo ve posible?

–Como veo posible un alianza con Morena, también veo esta otra; nada más que en el caso del PAN tendría que ser un externo, pues es difícil que el PRD acepte a un panista y que el PAN acepte a un perredista, es complicado. A mí no me gusta hablar de 2018, está muy lejos.

–Pero mucho lo ven más cerca de lo que parece, ¿no?

–Es una eternidad en política, un de aquí a allá donde van a cambiar muchas cosas. Habrá que estar al pendiente y evaluar la situación.

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Shaila Rosagel
en Sinembargo al Aire

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