Pablo Ruíz Galindo Covarrubias
05/05/2014 - 12:00 am
El Peligro de Migrar por México
Debemos tener poca vergüenza para exigir una ley de migración y cambios en las políticas de exportación en Estados Unidos, y al mismo tiempo permitir lo sucedido en nuestro país el pasado 30 de abril con los cientos de migrantes detenidos (y agredidos por las autoridades) que iban del sur a los Estados Unidos. Estamos […]
Debemos tener poca vergüenza para exigir una ley de migración y cambios en las políticas de exportación en Estados Unidos, y al mismo tiempo permitir lo sucedido en nuestro país el pasado 30 de abril con los cientos de migrantes detenidos (y agredidos por las autoridades) que iban del sur a los Estados Unidos. Estamos muy lejos de poder dar lo que pedimos.
México, a parte de ser el país que más migrantes exporta a Estados Unidos, mucho gracias a la ubicación geográfica de ambos países, es la ruta que deben de tomar los casi 400 mil migrantes que van de Centroamérica a Estados Unidos en búsqueda de oportunidades. La ruta es comúnmente transitada vía la famosa “Bestia”, un tren de carga que cruza nuestro país de sur a norte. La Bestia o el “Tren de la Muerte”, peligroso por el alto riesgo de caer y ser arrollado, o por las posibilidades de ser robado o secuestrado por grupos criminales, resulta una mejor opción que ir por los caminos y carreteras, por el peligro a ser detenido por las autoridades mexicanas, que acaban siendo experiencias mucho más desagradables.
Desde hace algunos días, los migrantes no han podido subir a los vagones de la Bestia, por lo que han debido ir a pie, tal y como lo hizo el “Viacrucis del Migrante”. El 30 de abril fueron detenidos alrededor de 300 migrantes en el municipio de Emiliano Zapata en Tabasco. El grupo se había hospedado en La 72 Hogar Refugio para personas migrantes, y con el apoyo de algunos de sus miembros siguió el trayecto. Los voluntarios les dan alojo, comida, muchas veces vestimenta y algún otro cuidado que necesiten. Una vez que dejaron el refugio, tras unos 40 kilómetros recorridos, mediante un operativo llevado a cabo por agentes del Instituto Nacional de Migración, policía federal, estatal y municipal, los migrantes fueron detenidos. Fueron engañados diciéndoles que los iban a deportar, y al final fueron encerrados. Los agentes separaron a los niños de sus mamás, a esposos, y los detenidos no recibían información sobre qué iban a hacer con ellos.
Los policías y agentes del INM comenzaron con agresiones a los detenidos, sometiendo a menores y agrediendo también a los miembros de la 72 que acudieron a las oficinas del INM y con la policía a tratar de entablar un diálogo con las autoridades. Hubo uso de fuerza, amenazas y abuso de la autoridad durante la detención. Los derechos humanos, vamos, ni existían.
En un comunicado del día siguiente, varias Organizaciones No Gubernamentales manifestaron su repudio a los acontecimientos:
“El operativo realizado la noche de ayer, la violencia, las detenciones y las agresiones cometidas por agentes de migración y policía federal violan los derechos de migrantes y defensores y contravienen los principios de respeto, sentido humanitario, garantía y seguridad que deben regir la política migratoria del país. Los agentes de migración y de la policía incurrieron en tratos crueles e inhumanos pues incluso separaron a menores de sus madres, con lo que ignoró el principio del interés superior de la infancia que debiera privar en todo momento. Deploramos la actuación del gobierno federal que, por una parte, simula ante la sociedad civil al entregar visas a los integrantes de una caravana de migrantes unos días antes y detiene, hostiga e intenta deportar a personas migrantes unos días después.”
Queda claro que para los que cruzan nuestro país es igual de arriesgado encontrarse con estos grupos de agentes y policías que con grupos criminales (cárteles) o viajar en la Bestia. En México, el libre tránsito de indocumentados y las visitas y promesas de nuestro presidente a los países centroamericanos, resulta ser pura política. No hay interés de hacerlo distinto. Que no nos sorprenda entonces que en Estados Unidos el tema migratorio y la atención a los hispanos únicamente exista en las campañas.
El tema migratorio es mucho más complicado que hablar de simple libertad de tránsito, pero los países vecinos deben hacer un esfuerzo por lograr acuerdos entre ellos y resolver la problemática.
El tema principal es que independientemente de las leyes migratorias, de los permisos, de los avances o de las facilidades a los migrantes, los derechos humanos no deben ser materia de discusión, ni su aplicación debe ser a discreción de los representantes de la autoridad que desgraciadamente no hacen más que abusar de ella.
Empecemos en México. Empecemos con los nuestros, sigamos con los de fuera que se encuentran en nuestro país, y después exijamos que sea igual con los nuestros cuando estén fuera.
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