A finales de octubre se decidió en consulta ciudadana cancelar el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, la megaobra que sería el símbolo del Gobierno de Enrique Peña Nieto, lo que alteró a los mercados de manera temporal. La obra llevaba entonces un avance global de 32.15 por ciento.
Esta semana, luego de solucionar el pago de bonos a los inversionistas, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes anunció la suspensión oficial de la construcción y la terminación de los contratos. Sin embargo, sigue el flujo de camiones de carga, grúas, y arribo de trabajadores, quienes manifiestan incertidumbre ante el hermetismo de las empresas para las que laboran. El Grupo Aeroportuario calcula que las actividades seguirán los próximos meses por la magnitud de la obra.
NAIMTexcoco, Estado de México, 5 de enero (SinEmbargo).– A lo largo de la Autopista Peñón-Texcoco, por un lado parvadas de diferentes especies de aves vuelan sobre el Lago Nabor Carrillo, y por el otro, planean aviones sobre la obra negra del cancelado Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAICM). Abajo, a dos meses de la consulta ciudadana en contra de la obra insignia del sexenio de Enrique Peña Nieto, aún hay trabajadores y maquinaria en actividad. Y continuarán durante los siguientes meses, de acuerdo con el Grupo Aeroportuario. Incluso sigue llegando material de construcción.
«Lo escuchamos en la radio. Pero la constructora donde estamos no nos ha dicho nada y tenemos que seguir», dijo Roberto Lara con casco y chaleco puesto, sentado frente al volante de una camioneta del Consorcio Cargi-Propen, encargado de la pista 3. «Lo consideramos un día de trabajo normal».
En ese consorcio participa la constructora GIA, de Hipólito Gerard Rivero, cuñado del ex presidente Carlos Salinas de Gortari.
También laboran empresas de Carlos Slim Helú, Carlos Hank Rhon, Rolando Cantú Barragán, Olegario Vázquez Aldir y Bernardo Quintana Isaac, que concentran el 77 por ciento del monto pagado en más de 300 contratos, de acuerdo con una investigación previa de la Unidad de Datos de SinEmbargo.
El paso de camiones de carga, grúas y trabajadores con casco es fluido por las diferentes puertas de acceso. «Precaución, hombres trabajando», reza un letrero afuera del Campamento del Grupo Aeroportuario (GACM). Con la cancelación se perderían 70 mil trabajos, de acuerdo con cifras del anterior gobierno federal.
Dentro de las 5 mil hectáreas del terreno, los esqueletos que queden serán utilizados como una reserva ambiental para un espacio de recreación o deporte. De acuerdo con el GACM, el avance global hasta el 30 de septiembre de 2018 es de 32.15 por ciento.
Por partes, la Torre de Control llevaba 31.70 por ciento; el Edificio Terminal (losa de cimentación) 74.26 por ciento y (terminal de pasajeros) 4.27 por ciento; la Pista 2 iba un 63.55 por ciento y la Pista un 52.20 por ciento.
El Secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, aseguró en la conferencia de prensa del jueves que ya está suspendida oficialmente la construcción del aeropuerto y ya se ha empezado la negociación con los contratos para darlos por terminados anticipadamente. Un día después, el Presidente Andrés Manuel López Obrador dio a conocer el inicio de la construcción de las dos pistas en la base de Santa Lucía, el cual tendrá un costo estimado de 66 mil 878 millones de pesos y estaría listo en 24 meses.
Hasta que se resolviera el tema de los bonos financieros podían tomar una decisión, explicó Jiménez Espriú. La Secretaría de Hacienda ya acordó la recompra de mil 800 millones de dólares, por lo que de los seis mil millones de dólares que se debían, restan cuatro mil 200 dólares y planean ir disminuyendo la deuda en 200 millones de dólares cada año, que provendrán de la Tarifa de Uso Aeroportuario, especificó días después de que el ex Secretario de Hacienda José Antonio Meade Kuribreña calculó el costo de cancelación en 145 mil millones de dólares.
«Una vez que se obtuvo eso, no tuvimos que esperar al 4 de enero, sino que el 27 [de diciembre], ya habiendo resuelto el problema de los bonos, se hizo un Consejo de Administración del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México y en vista de que ya había resuelto el problema de los bonos, se dio instrucciones al director de ya iniciar la cancelación de los contratos, la terminación de los contratos o la negociación de los contratos. Ya se están negociando, no hubo necesidad de esperar al 4», reiteró.
Félix, ayudante general de la constructora ICA, de Berardo Quintana, aseguró que luego del cambio de gobierno le dieron un contrato hasta el 15 de enero. Lleva tres meses laborando. A otros, contó, los dieron de baja para el 6 de enero.
«Hasta que haya nuevos avisos se va a seguir. No se sabe todavía», dijo dudoso afuera de la obra que considera «enorme». Llegó a caminar adentro durante media hora hasta llegar a su zona de trabajo. «Harán un parque. Nadie va a querer venirse hasta acá», consideró.
No le preocupa quedarse sin trabajo. Les han informado que los reubicarán en una construcción de una autopista en el Río de los Remedios.
Gerardo Ferrando, director general del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, aclaró en entrevista radiofónica con W Radio que se siguen viendo trabajadores en la obra porque su gran tamaño demanda concluir algunos aspectos.
«La habrá [actividad] por las siguientes semanas y seguramente meses. Tenemos que asegurar muchas cosas: la estabilidad de lo que va a quedar ahí, la seguridad de las personas», planteó. «Hay dos lozas enormes, por ejemplo, donde iba estar el edificio terminal que requieren algunos acabados para concluir una barda perimetral que le va a dar estabilidad a la loza».
«Vamos a recibir todavía material en cantidades importantes. Ya venía en camino y ahora que nos estamos sentando con los contratistas tenemos que identificar los gastos en que ellos incurrieron. Cuestiones que ya no hay vuelta para atrás. Hay una buena actitud de todos».
Ferrando expuso que hay tres fases en la cancelación del proyecto: la recompra de bonos por mil 800 millones de dólares, la liquidación de la fibra por mil 500 millones de dólares que esperan concluir en «las próximas semanas» y, la que está en proceso, la terminación de los contratos con las empresas «y en eso estamos».
Mientras tanto, los trabajadores siguen con dudas.
«Hay gente trabajando todavía, aunque no con la misma magnitud», aseveró Rubén, trabajador de servicios médicos. «Hay mucho hermetismo».
A sus 52 años le preocupa poder encontrar otro empleo. Su empresa no lo reubicará. «Mucha gente va a dejar desempleada y todas las familias que se lleva entre los pies», resaltó. «Ni llorar es bueno. No han renovado contratos», agregó su compañera Yuriko, ambos sentados en una banca afuera del campamento.
Rubén recordó cuando el Presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que los trabajadores del NAICM serían trasladados a las obras en la base de Santa Lucía. Pero hace unos días anunció que militares se encargarán de la construcción. «Pura falasia», dijo.
LA RECUPERACIÓN DEL LAGO
Frente a la obra negra, pasando la Autopista Peñón-Texcoco, se ubica el Labo Nabor Carrillo, un cuerpo de agua de mil hectáreas implementado en 1982 para respetar la vocación lacustre del Valle de México y del Lago de Texcoco.
Es refugio de diversas especies de aves, entre ellas, patos. Algunas provienen de Estados Unidos y Canadá. Para la construcción del Nuevo Aeropuerto se planeaba secar y con ello evitar su arribo, así como inundaciones en la obra. Ya había operaciones de drenaje. Las normas internacionales establecen un mínimo de ocho kilómetros entre un aeropuerto y un cuerpo de agua, norma que no corresponde con el kilómetro y medio existente entre el NAIM y el Lago Nabor Carrillo.
A los habitantes de los poblados los protege de inundaciones al ser un vaso contenedor de lluvias.
«Respete flora y fauna», pide un letrero. «Prohibido cazar», advierte otro. De acuerdo con Patricia Escalante Pliego, bióloga de la UNAM, en el Nabor Carrillo llegaron a ser contabilizadas más de 350 mil aves, alrededor de 250 especies distintas de las cuales 104 son residentes y 146 migratorias o invernales.
Un área del lago, que en octubre aún tenía agua, actualmente luce seco; con la tierra coaerteada, de acuerdo con una comparación de fotos del archivo de SinEmbargo. Dentro del territorio, hay trabajadores de la Comisión Nacional de Agua laborando con maquinaria y tuberías.
Durante el debate entorno a la consulta ciudadana sobre cancelar o continuar con la obra, grupos ambientalistas lanzaron la campaña #YoPreefieroElLago».
«La campaña permitió que se hicieran visibles las graves implicaciones socioambientales que el proyecto ya generaba en la región. Muchas de esas implicaciones habían estado fuera del radar de la opinión pública. Un ejemplo claro son las aproximadamente 180 minas que requería el aeropuerto a fin de obtener material pétreo para intentar estabilizar el lago sólo a 20 por ciento de avance de la primera de dos fases del proyecto. ¿Cuánta más devastación habría ocurrido de culminarse el proyecto?», ecólogo Fernando Córdova Tapia, biólogo integrante del movimiento.
Para la base de Santa Lucía debe haber un estudio de impacto ambiental integral, ya que para el proyecto de Texcoco solo se declararon los efectos en el polígono y no de sus obras asociadas.
«Se mintió sobre la desecación del lago Nabor Carrillo para convertirlo en una laguna de regulación de aguas residuales, el entubamiento de los 9 ríos del oriente, la explotación de 180 minas a cielo abierto para estabilizar el suelo y sobre la pérdida de una zona crucial para la regulación hidrológica de la cuenca», evocó Córdova.
El siguiente paso es la recuperación del lago de Texcoco y realizar verdaderas consultas a las comunidades para impulsar el mejor proyecto posible de recuperación lacustre de la zona.
Este proceso requiere la colaboración durante los siguientes años de científicos, pueblos y organizaciones, estableció el colectivo. En noviembre los pueblos a la orilla del lago tuvieron su primer encuentro para iniciar la restauración.