Los escritores y sus deseos. Es broma pedir a los Reyes Magos, pero siempre esta circunstancia es un pretexto para conocer los verdaderos anhelos de quienes construyen el país a base de pluma y pensamiento.
Ciudad de México, 5 de enero (SinEmbargo).- Melchor, Gaspar y Baltasar siempre nos invitan a establecer nuestros deseos y lo que queremos para el mundo, para el país, para el vecino que está enfrente.
Es un poco broma, pero siempre hay también un poco de esperanza, esa virtud que recobra bríos en estas fechas cuando empieza el año y no estamos dispuestos a dejarnos vencer por ninguna ola pesimista.
Los escritores, los periodistas, esos amigos que siempre están cerca, han establecido sus propios deseos y nos lo comparten con los lectores de Puntos y Comas.
Oscar de la Borbolla, escritor
Los deseos personales, muy personales, no dependen de nadie más que de uno mismo; salud, dinero y amor, como dice el refrán, son siempre deseables pero involucran muchos factores que uno no controla. Mi deseo mío de mí es acabar una novela cuyo personaje es un amnésico y que lleva ya 10 años sin qué hay podido terminarla. Deseo eso: terminar mi novela, o sea, enterarme de lo que va a pasar: ver a qué va a pasar: a que soy capaz de llegar con mi imaginación yo.
En el marco nacional deseo que quienes ganaron entiendan que ya ganaron y no sigan como si todavía estuvieran en campaña y quienes perdieron asuman sencillamente que no ganaron y dejen de joder entendiendo que todos estamos en el mismo barco.
Finalmente, en el ámbito internacional, deseo que se legisle para que haya condiciones humanitarias en las que las migraciones de los desplazados por la guerra o el hambre puedan encontrar donde vivir y donde trabajar en paz.
Felipe Ríos, escritor y docente
Decía Pessoa que había tres enemigos en la sociedad: la ignorancia, el fanatismo y la tiranía. El modo de combatirlos es con cultura, así que mi deseo general es que ojalá escritores y docentes se alejen de la banalización que deja dinero y abracen la verdadera vocación y calidad, que deja conciencias críticas. Mi deseo particular es poder terminar una novela río que vengo escribiendo hace meses, dos nouvelles y un libro de ensayos, además de cubrir todo lo esperado en mi lista de «libros por leer» de mi biblioteca de 2019.
Luis Muñoz Oliveira, escritor
La injusticia es inaceptable: personas que ven a sus hijos morir de hambre, de enfermedades curables; la violencia que mata y lastima que hace que la gente se encierre en sus casas; la corrupción, el maltrato, la discriminación. Pero sobre todas las cosas, me parece que debemos poner especial atención al medioambiente: sin biosfera sana, sin agua, sin aire, sin alimentos, la injusticia será más difícil de combatir. Por eso deseo que en 2019 la humanidad se encamine más claramente a combatir el cambio climático. Desgraciadamente dudo que suceda.
Ana García Bergua, escritora
Que un ataque mundial de lucidez y sentido común termine con el reinado del petróleo y el plástico.
Javier Moro Hernández, escritor
Leer más, escribir más, vivir más, gozar más, reír más, abrazar más. Estar con los amigos, estar con la familia, aprender más de mi padre, aprehender la memoria de mis padres. Los deseos siempre parecen cosas etéreas. Cuando eres joven parece que no tienen sentido, pero a medida que avanzas en la vida te das cuenta de que los deseos son uno de los motores de la vida. Así que este 2019 lo empecé con varios deseosque espero se vuelvan propósitos que me permitan seguir aprendiendo de la vida. El primero de ellos es por supuesto leer más, y sobre todo, leer más poesía. Quiero, pretendo leer por lo menos un poema cada día. Gozar de la poesía y aprender de su profunda sabiduría. Más literatura, más lecturas, más escritura. Para mí, pero también para más gente, para más amigos. Me gustaría poder compartir mi gusto, mi pasión por la literatura con más compatriotas, con más jóvenes de mi país, que tan necesitados están-estamos de arte, de belleza, de bellas historias. En lo personal, tengo el propósito de seguir escribiendo. Hay dos libros que he empezado, una novela y un libro de poesía, con temas completamente disímbolos, pero que me han estado obsesionando desde hace meses, hace años, dándome vueltas en la cabeza. Al mismo tiempo, debo trabajar en dos proyectos, que tienen que ver con la promoción de la lectura, generando talleres de poesía para jóvenes y no tan jóvenes. Un espacio de construcción y recapitulación de historias, de sueños, pero que al mismo tiempo nos permita aprender a dialogar, a hablar con los otros y con nosotros mismos.
Por otro lado, siempre está el deseo de que 2019 sea un año lleno de trabajo, posibilidades, esperanza, para todos los mexicanos y mexicanas, que habitamos y compartimos este espacio al que le llamamos México, y que en ocasiones pareciera que no somos capaces de entendernos, de crear un espacio en el que nuestras diferencias sean algo que podemos dejar de lado y podamos entender el valor del diálogo y de la diferencia. La gente no tiene por qué pensar cómo nosotros. Y eso no está mal. En la diferencia existe la riqueza. El problema es pretender que todos tenemos que creer o pensar lo mismo que yo, tratar de imponernos es un error, que estamos cometiendo con demasiada frecuencia. Simplemente, necesitamos más diálogo y menos gritos.
Daniel Camacho, dibujante
No quiero ser iluso para no acabar desilusionado. Sin embargo, a mis queridos Reyes Magos les pido, además de mis deseos convencionales para todos de salud y felicidad, que el 2019 no sea convencional, sino pleno de sorpresas que nos permitan ser más sensibles ante las maravillosas y simples cosas de la vida cotidiana; y disfrutar efímeros momentos de alegrías a cada paso y en cada día. Que no seamos el país de la indiferencia y la terrible desigualdad. Que ya no veamos una riqueza que ofende frente a una pobreza que lastima. Que los niños tengan a la mano libros que les abran mundos de fantasías y oportunidades y no la posibilidad de un arma. Que desterremos la violencia de nuestro mosaico multicolor llamado México. Que nos demos abrazos inmensos y solidarios. PD: Y una novia también…
Michelle Solano, periodista y escritora
Mi deseo para 2019 es que logremos detener la polarización política e ideológica que hay en el país para que podamos exigir un buen gobierno y ejercer nuestros derechos y obligaciones ciudadanas de la mejor manera. Que haya paz y los militares regresen a los cuarteles.
Óscar Alarcón, escritor, editor y docente
Hay un deseo que pido siempre que pasa un tren… pero ese no lo voy a revelar aquí. Me gustaría que la siguiente administración de cultura en Puebla no perdiese la continuidad del trabajo realizado en el periodo anterior, por lo menos en publicaciones. Las novelas, los cuentos y sobre todo la poesía, le hacen bien a los ciudadanos pues es en esta última en donde se funda lo perdurable. En otras palabras, me gustaría que hubiese más poesía en las calles, en las escuelas, en los baños, en los camiones y no sólo en los libros. Que tuviéramos la suficiente capacidad para apreciar la poesía cotidiana: la saliva del perro,
la risa de los niños, tener el tiempo suficiente para leer a los clásicos nuevamente: La Iliada o La Odisea y al mismo tiempo leer el libro más reciente de Yuri Herrera o de Raquel Castro.
Que hubiese más premios para los escritores jóvenes. Pero no me refiero a los que se cuelan en Tierra Adentro –que esos ya de por sí tienen su lugar bien ganado–, me refiero a los más jóvenes: a los alumnos de preparatoria y secundaria, que no se les mire feo porque están aprendiendo y están despuntando. Que hubiese una colección llamada “Mis letras primeras” o algo por el estilo en donde se publique a nivel nacional a los mejores trabajos de poesía y cuento. En nuestros jóvenes de preparatoria se encuentra no el futuro de México sino el México joven. Y de modo personal, encontrar el amor.
Socorro Venegas, escritora
Tengo dos deseos para este año. El primero es egoísta: en mayo la editorial Páginas de Espuma —la casa editorial de los principales cuentistas hispanoamericanos— publica mi libro de relatos La memoria donde ardía. Saldrá en España y en México simultáneamente y quiero que mucha gente lo lea.
El segundo deseo es que le vaya muy bien a Paco Ignacio Taibo II a la cabeza del Fondo de Cultura Económica. Él tiene muy claro qué hacer y por qué; es paradójico, pero poner a funcionar el engranaje institucional para servir a la gente no es fácil, y siempre valdrá la pena apostar por formar lectores, saber que en este país de desigualdades enormes la editorial del Estado debe jugar un papel protagónico.
Felipe Lomelí, escritor
¿Qué me quita el sueño? La verdad es que hoy día hay tantos asuntos que me gustaría que cambiaran, que me aterran, que no sé por dónde empezar ni, mucho menos, por dónde acabar. Por ejemplo, me encantaría que hubiera justicia, que los gobiernos buscaran promulgar y ejercer leyes que promovieran la armonía de los intereses ciudadanos y no reglamentos que buscan legitimar el saqueo indiscriminado por parte de las compañías transnacionales (y sus cómplices nacionales) mientras pauperizan la vida presente de millones de personas y endosan su futuro a la miseria y la debacle ambiental. Sin embargo pareciera que, como sociedad, estamos más preocupados por conseguir más y más privilegios (de dinero, de poder, de censura…) que por contribuir un poco a que nuestro entorno sea menos desgraciado. Eso, tal vez: que dejáramos de comportarnos como ratas corriendo de un barco que se hunde (con perdón a las ratitas, claro).
Pedro Ángel Palou, escritor
Mi sueño es el de un país en paz, donde la concordia sea un bien preciado, donde nos pongamos de acuerdo en unos mínimos comunes múltiplos desde los que reconstruirnos. Un país sin violencia, más justo, sin esas brutales brechas entre los ricos y los pobres, un país menos clasista, menos racista en el que como decía Arguedas podamos vivir todas las patrias. Un país de todos y no de unos cuantos y en dónde el estado de derecho implique primero derecho al estado para todos, las minorías sexuales, los pueblos originales. No es un país utópico aunque así suene. Es ese México que ya hemos sido muchas veces. El que de verdad vale.
Alejandro Toledo, escritor y periodista
Lo intento: La palabra «deseo» me remite a asuntos de la carne o al mago de la lámpara. Evitando esos significados, pienso que un deseo personal es conservar el equilibrio entre los proyectos personales y los trabajos que hace uno por necesidad, como padre de familia, sobre todo. También en la salud esperaría que se dieran esos equilibrios. Es un deseo simple pero arduo a la vez, pues es fácil descaminarse, perder el rumbo. En cuanto al país desearía algo similar: que se logren equilibrios en las distintas esferas sociales. Por ejemplo, que la crítica logre enderezar aquellas decisiones políticas que puedan afectarnos. Veo como necesaria una participación activa de la gente, que sea la ciudadanía la que mantenga una vigilancia rigurosa en los actos de los funcionarios en turno. No esperemos que el gobierno imponga las medidas que nos sacarán de la crisis. La actuación de los políticos puede ser equívoca y ahí está la vigilancia ciudadana para advertir de esos errores y que se corrija el rumbo. Creo que las redes sociales, usadas con inteligencia, pueden ser un buen instrumento de defensa.
José Miguel Tomasena, escritor
Mi deseo, de todo corazón, es que las miles de personas que buscan a una persona desaparecida la encuentren. ¡Ese sí sería el más grande regalo de Reyes!
Jesús Ramírez Bermúdez, neurólogo y escritor
El deseo es el deseo de otro deseo, según Hegel. Me gustaría que este nuevo año fuéramos capaces de contagiar y transmitir no solamente nuestras fobias y filias, sino también el compromiso y el respeto hacia el conocimiento que puede ayudarnos a encontrar puntos de acuerdo colectivos.
Julia Santibáñez, poeta y periodista
Escribir un poco mejor, leer más a fondo, no perder el centro, abrazar desde los tuétanos.
Carlos Olivares Baró, periodista y escritor
Son muchos mis deseos: uno siempre aspira a ser mejor, a amar con más pasión, a ser más tolerante, a realizar el trabajo con más profesionalismo… Pero, lo que más quisiera en este nuevo ciclo del año 2019 es lo siguiente:
Después de 60 años de un régimen totalitario que ha llevado a mi país natal, Cuba, a la hecatombe económica, social y política: deseo que esa situación cese y que la isla mayor del Caribe entre a las rutas democráticas para que los cubanos podamos elegir a nuestros gobernantes con entera libertad. No más represión ni violación a los derechos humanos. Quiero a una Cuba libre, mi más encarecido anhelo.
Quiero este año entrarle con rigor a los dos volúmenes de la novela que siempre inicio cada año y nunca la termino: El hombre sin atributos, de Robert Musil. Este año sí la concluyo y escribo el ensayo sobre el escritor austriaco que he intentado escribir muchas veces.
A pesar de mis diferencias con el presidente Andres Manuel López Obrador: deseo lo mejor para su proyecto de nación. Sueño con un México sin desigualdades y sin injusticias. Lo apuesto todo por este país que me ha dado abrigo y amor desde hace más de 42 años.
Juan José Rodríguez, escritor
Deseo que de la manera más natural aprendamos a respetar las leyes básicas de convivencia y respeto a los demás, dejando de lado usos y costumbres o paradigmas establecidos en el folclor mexicano. Como no tenemos antecedentes de que sería o como una moral republicana, debemos encontrar una manera de convivir respetando leyes y normas, sin caer en el frío juicio de la moral protestante anglosajona que no admite punto de negociación o acuerdo. Si bien en la Ciudad de México o grandes ciudades como Guadalajara y Monterrey han avanzado en ese punto, es mi gran deseo que en las ciudades del interior que están creciendo se vuelvan cada vez más formales en cuanto a ciertas normas. Debemos aprender sobre todo los norteños a no subir el volumen tan alto en las parrandas domésticas o invadir los espacios de estacionamiento o tranquilidad de los demás. Que los encargados de aplicar esta ley sean inflexibles por que con pequeñas infracciones inicia la grande delincuencia y la soberbia del omnipotente.
Personalmente, deseo tener un buen detector de noticias falsas. Como soy comunicólogo he aprendido a detectar agencias apócrifas gracias a aportes con faltas de ortografía en los encabezados o mala redacción, pero cada vez me topo más con falsas noticias más elaboradas que sólo generan odio, confusión y virus. Que mis amistades aprendan a no publicar en su redes sociales una noticia evidentemente falsa, tan sólo porque coincide con sus secretos o evidentes deseos personales, y no provocan confusiones, discusiones inútiles y la risa secreta de quienes nos ven así la cara.
Teresa Vale, periodista y escritora
Mi deseos serían que desaparecieran las fake news y la posverdad. Que los usuarios de las redes sociales no se cobijen en el anonimato para destruir y denostar y que estuviéramos tanto tiempo conversando cara a cara como en el WhatsApp.
Iván Farías, escritor
Cuando era niño mis deseos eran bastante más simples, que me trajeran juguetes, en lugar de ropa, que me trajeran más cómics, en lugar de los libros que a veces dejaban. Los de ahora son un poco menos realizables, por irónico que parezca, más infantiles. Mi deseo para este año es que se mejora la policía y con ella el sistema de justicia. Actualmente el ser policía es motivo de vergüenza, he platicado con gente honrada que es policía y le da pena confesar a qué se dedica. Me gustaría que la gente se enrolara en la policía por vocación y no por necesidad. Muchos acaban uniformados porque necesitan el trabajo y no porque de verdad quieran proteger a la sociedad. Muchos que entran por vocación, deben pagar su uniforme e incluso hasta las balas para el arma. Es un deseo difícil, pero me gustaría que se cumpliera.
Miguel Tapia, escritor
Este año mi deseo es el deseo, el coraje de mantener su intensidad y constancia. Aspiro al valor de dejarme seducir, asombrar y consternar, de indignarme también. Escribir y sentirme escrito. Saborear los éxitos propios y ajenos. Quiero ser parte del concierto y sus entresijos. Grada, tarima y bambalinas; excitación, aplauso y tomatazo. Y que siga la mata dando. Ajúa.
León Plascencia Ñol, poeta
Tengo un montón de deseos para 2019:
Viajar con Petronella, mi pareja, y pasar algunos meses viviendo en la isla sueca Öland.
Escribir los libros que tengo empezados, iniciar otros.
Tener alguna exposición de mis dibujos.
No sobresaltarme y tratar de salir corriendo cada que escucho la alerta sísmica.
Dejar el TOC de lado.
Volver a beber un whisky de vez en cuando.
Aguantar lo más que se pueda, sin dormir o sin mentar madres, alguna película reygadezca (¿así se escribe o dice?) o similar, para no quedarme fuera de las conversaciones.
Tomar un curso de buenos modales con Capusotto.
Soy cursi: quiero mirar de nuevo algunos cuadros de Rothko, Twombly, Lilia Carrillo y unos cuantos más.
Claudia Marcucetti, escritora
Tengo un sueño: es para mí, pero me gusta compartirlo, porque hace tiempo comprobé que los sueños acompañados saben mejor. Para el año que comienza sueño con la posibilidad de más lecturas, porque leer es contar con un amigo incondicional; con más bailes, porque mover el cuerpo al ritmo de la música alegra el alma; con más consciencia, porque el conocimiento de uno mismo, y el consecuente reconocimiento de los demás, sólo puede conducir a un mundo más amable y eventualmente más justo. Por último, sueño con la vana inspiración y la tangible capacidad, para contar una historia que emocione a quien la lea y que, de ese modo, consiga la aunque sea ilusoria sensación de que mi mar nunca termine…