La energía desatada por los jóvenes el 19 de septiembre no se olvidará, “va a renacer de otras maneras», dijo la “Sirena del Rock», Tere Estrada, quien vivió de cerca la caída del edificio en la esquina de Viaducto y Torreón, en la Ciudad de México.
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Ciudad de México, 4 de noviembre (SinEmbargo).- La cantautora mexicana Tere Estrada, mejor conocida como “Sirena del Rock», salió de su casa el martes 19 de septiembre y se quedó atónita,“sin voz». Los escombros del edificio vecino, el número 106 de Viaducto, justo en la calle de Torreón, llegaban hasta sus pies..
Estrada, autora del libro Sirenas al ataque. Historia de las mujeres rockeras mexicanas (1956-2006), “regresó» a la zona cero en la que murieron al menos 8 personas y reconstruyó el episodio en entrevista con SinEmbargo.
“Los que sacaron adelante la crisis [por el sismo] fueron los chavos, chavos veinteañeros, de 18 a 25 años. Estaban aquí, se movían, regresaban. Chavos en bicis que veían cómo, en qué ayudaban. Esto no se va a olvidar. Se quedará marcado. Va a renacer de otras maneras», destacó.
19 DE SEPTIEMBRE. 13:14 HORAS
19 de septiembre. 13:14 horas. Estrada, quien participó en bandas como Esquina Bajan, Follaje, Entenados del Enjambre y Edén Subterráneo, estaba laborando en su domicilio. Concentrada.
“No sé si estaba mandando un mail o algo así. Era la una de la tarde y cachito. Trabajaba en mi casa-oficina, que está frente al edificio de Torreón y Viaducto (el número 106). Sentí el movimiento, pero seguí, pues los camiones cimbran el lugar siempre».
La promotora cultural se trasladó a su zona de refugio, la cual se halla entre su cama y la base de la batería, cuando notó que no era un movimiento normal. Se acostó y un librero se desplomó a centímetros de su cuerpo.
“Después de que se cayó el librero, yo escuché como un río de piedras. Y dije: ‘Algo se cayó, se cayó el espectacular’. Nunca te imaginas que se cayó un edificio. Como pude salí del hueco. Tomé llaves, teléfono, dinero y ‘vámonos’. Bajé las escaleras. Llegué a la puerta, abrí, y en ese momento me quedé sin voz…Vi el edificio completamente derrumbado y vi a un vecino, de nombre Ron, lleno de tizne blanco, con cara de susto: ‘se me vino el edificio encima’, dijo. Nos abrazamos», relató.
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Tere sufrió una crisis nerviosa. No podía hablar, ni marcar. Estaba en black out. Las líneas, muertas. No había datos. Sólo pudo subir una fotografía a Twitter y un mensaje a Facebook: “Se cayó el edificio de Torreón y Viaducto. Auxilio».
“Es como si te dieran un mazazo en la cabeza. No sabes cómo reaccionar, si gritar, si llorar. Yo nada más recuerdo cómo mi cuerpo temblaba mucho. Así las manos [las agitó], estaba casi muda. Sabíamos que teníamos que ayudar, pero no sabíamos cómo. La gente que iba pasando me decía que si me podían encargar sus cosas. Pasaban enfermeras, doctores, chavos en casco, y todos ahí, con las manos, con las manos moviendo las piedras», contó.
“Una parte mía observaba qué pasaba y otra estaba absolutamente rota. Me sentí avasallada. No sabía cómo estar de pie», tomó un instante, respiró y recordó.
Sus vecinas, unas mujeres colombianas, colocaron una mesa en instantes. Daban agua, sandwiches, comida. “De la nada, hicieron una vaca». Conseguían botes. Circulaban botellas de agua y alcohol, y las preguntas: “¿Tiene la presión alta?», “¿es diabética?». Todos trataban de ayudar.
“Te sentías en una zona de guerra. ¿Cómo le aviso a mi gente que estoy bien o cómo me avisan que están bien?», lamentó.
“¿De dónde salió tanta gente? Es algo que no te imaginas. Me impresionó mucho la movilización. Si los que murieron hubieran visto cuánta gente estuvo ayudando, no se lo hubieran imaginado jamás. Cuánta solidaridad y amor, y es que además eran desconocidos. Ahí es cuando ves la calidad de la gente, cómo somos los mexicanos en esos momentos tan difíciles, ya sean huracanes, terremotos, siempre somos muy solidarios. A mano limpia», dijo.
EL VIERNES YA NO HABÍA NADA
Desde la caída y durante las siguientes horas, Tere pensó en sus vecinos, los porteros, los que trabajaban en las compañías de sistemas y de combate de plagas, y los de la estética. No había control de información, no se sabía los nombres de los que escaparon. Las autoridades, dijo, actuaron lentas.
Llegó el ejército, la policía, la marina. Periodistas se aproximaron a tomar fotos. Se colocaron casas de campaña. Las puertas se abrieron para que la gente ingresara a descansar. “Era lo que había con lo que había», apuntó.
Para intentar remover el anuncio que estaba en la azotea de la estructura, entre 40 y 50 personas jalaron con cuerdas. Sin embargo, no tuvieron éxito. Se necesitaba maquinaria.
El viernes 22, ya no quedaba nada en el sitio. Sólo coronas para las víctimas. Ahora sólo es un terreno baldío resguardado por autoridades de la Ciudad de México. “Cuando levantaron todo, dije: “pues ya no hay esperanza»’.
“¿SABES QUÉ DEBERÍAMOS DE HACER?»
“Deberíamos donar, sólo porque se nos pega la gana, uno o dos días al mes, ayudar a los demás, porque sí. Que nos enseñan cómo ayudar a construir casas con pet ecológico y vamos… Hay que hacer algo. Cada quien con sus habilidades. Donar tiempo, más allá de que te paguen. Ayudar por ayudar. Este país sería otro. Yo esperaría que floreciera de otras formas», pidió.
“Antes del temblor estábamos en nuestras rutinas, agobio, quizá en la crisis existencial de: ‘¿qué voy a hacer cuando salga de la escuela?, ¿dónde trabajaré y quién me dará lo suficiente para mantener a mi familia?’. Estás tan en tu nube que no volteas a ver a los demás. El temblor cambió eso. Espero que no lo olvidemos», determinó.
Está segura que el proceso de reconstrucción tardará, pues tiene la experiencia del terremoto de 1985.
–¿En qué momento se encuentra la “Sirena del Rock»?
–Compartiendo. Compartiendo los talleres (de canto y música). Los talleres son muy importantes porque son para preparar a la nuevas generaciones. A veces me llega gente, adultos, nunca han cantado, pero no hay edad, si quieres hacer algo, lo haces. Lo importante es compartir lo que sabes, si no se pudre. En el camino hay heridas, aprendizajes… hay que compartirlos. Mientras el cuerpo aguante.
-¿Qué sigue para México?
–Vienen las elecciones. Hay que votar. No se vale decir: ‘no voto porque siempre ganan los mismos’. Si las cosas no cambian, es porque nos quedamos con brazos cruzados. No ser sólo el que expresa sus inconformidad en redes sociales. Creo mucho en las ONGs, lo que podamos contribuir como hormiguitas, es importante.
Tere Estrada es compositora, guitarrista y socióloga. Tiene casi 30 años de trayectoria musical, debutó en el foro Tlalpan en 1988 y actualmente se encuentra a la espera de la presentación de su octavo disco, “Un blues en la penumbra», la cual se llevará a cabo el próximo 13 de enero en el Museo del Chopo, en la delegación Cuauhtémoc, a las 19:00 horas.
El material recoge 12 temas inspirados en una novela que escribió sobre una rockera de los años 60’s, donde se realiza un recorrido de las comunas, el Festival de Avándaro, la Matanza del Jueves de Corpus, entre otros episodios de la vida nacional.
“Florezco por dentro» es el primer sencillo de “Un blues en la penumbra», obra en la que el rock, blues, jazz y bossa nova conviven.