Robert de Niro es un jubilado que se enrola en un programa de becarios lanzado por una empresa de venta de ropa por internet, dirigida por una joven empresaria interpretada por Anne Hathaway.
Nueva York, 4 oct (EFE).- El choque generacional entre la vieja escuela y las nuevas generaciones sirve a Nancy Meyers para crear una nueva y deliciosa comedia ligera, The Intern, en la que Robert de Niro hace las veces de becario de Anne Hathaway y explora el intercambio de ventajas y desventajas del paso del tiempo.
«No he conseguido entender cómo funciona Facebook, a pesar de que en la película hay una escena en la que Anne me enseña a utilizarlo, aunque supongo que es porque no le he dedicado el tiempo ni el interés suficientes», dice Robert de Niro en una entrevista con varios periodistas extranjeros.
El ganador de dos Óscar (por The Godfather: part II y Raging Bull) es un jubilado que se enrola en un programa de becarios septuagenarios lanzado por una empresa de venta de ropa por internet, dirigida por una joven empresaria interpretada por Anne Hathaway.
«Como ella, soy una mujer con visibilidad y sé lo que es cometer errores públicamente. Cuando eres joven, te vas a equivocar, más que una persona mayor probablemente, y tienes que aprender a perdonarte a ti mismo. Por ejemplo, he tenido que aprender a ser agradecida con la gente que trabaja conmigo y no dar por hecho nada», explica Anne Hathaway.
The Intern,de la misma directora que «It’s Complicated» o «Something’s Gotta Give», reflexiona con liviandad sobre lo que trae y lo que se llevan los nuevos tiempos. Sobre las obsoletas formas educadas, tan pasadas de moda que son casi revolucionarias, y el individualismo y el frenesí que tan difícil hacen la compatibilidad entre vida personal y vida familiar.
De Niro, según Hathaway, hizo extensivo ese modelo impecable y cálido de su generación durante el rodaje. «Le he admirado como actor y a veces cuando conoces a gente a la que admiras no está a la altura de tus expectativas. Pero es un gran hombre, humilde y generoso y solo tengo adjetivos positivos para hablar de él», asegura.
De igual manera, el actor comparte con su personaje las ganas de seguir en activo. «Entiendo que haya gente que no tenga ganas de trabajar, pero yo no estoy en ese punto», dice.
Con este personaje se ve al De Niro más plácido, sin grandes transformaciones físicas para un tercer Óscar pero derrochando saber hacer.
«Es un trabajo más invisible. No puedes hacer más de lo que hay ahí, sino no lo estás haciendo bien. Es importante ser fiel a lo que el material requiere y a lo que el director quiere», explica.
Además, como buen caballero, piropea a su compañera de cartel, ganadora del Óscar por «Les Miserables». «Puede cantar y bailar maravillosamente. La admiro, yo no puedo hacer eso», dice.
Si tuvieran que ser becarios, Hathaway dice que le gustaría trabajar en la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) en Suiza («me parece de lo más ‘cool'», dice) mientras que De Niro cree que le interesaría «algo relacionado con el espacio o quizá ser actor», bromea.
Cuando les preguntan a ambos qué fue lo último que se compraron por internet, Hathaway confiesa que fue un bikini con un estampado «que parece de hojas de marihuana pero no lo son». De Niro reconoce que alguien de su equipo le compró una biografía de Bernard Madoff escrita por su nuera.
«Estoy interpretando a Madoff en un filme para la HBO -en el que comparte pantalla con Michelle Pfeiffer- y quería ese libro para preparar mejor el personaje. Eso sí, lo compré para leerlo en papel», confiesa.
¿Existe en Hollywood también esa brecha generacional entre uno y otro modelo de «star system» con la llegada de las nuevas tecnologías, el Instagram o el Twitter?
«Voy a dejar hablar a Anne porque no sé muy bien qué es todo eso», dice De Niro.
«Tiene pros y contras. No es solo la generación, es que la privacidad ya no existe y solía existir. Ahora no entienden que quieras preservar tu intimidad», asegura Hathaway, quien sí se acabó habituando a usar Instagram tras promocionar su filme «Song One».
«A veces me gusta también para poder responder a los medios, que han descontextualizado algo que he dicho o no han entendido mi humor. Pero si desapareciera sería una de las personas que más se alegraría. Creo que he sido una de las últimas generaciones que recordarán cómo era el mundo antes de que todo esto apareciera», concluye. EFE