Santiago de Chile, 4 sep (EFE).- La policía detuvo en la noche del viernes al excapitán de Ejército Arturo Silva Valdés, quien se mantuvo prófugo por 21 días tras ser uno de los 14 condenados por el secuestro y muerte de un químico y agente de la policía secreta de la dictadura chilena en Uruguay.
Medios locales señalaron que la Policía de Investigaciones de Chile (PDI) lo detuvo esta noche mientras caminaba por avenida Providencia, en el barrio oriente de la capital, cerca de un cuartel de esa institución.
Silva Valdés será trasladado en las próximas horas hasta el penal de Punta Peuco, donde deberá purgar una condena de 20 años y un día, la más alta de todos los condenados, como responsable del secuestro del químico chileno Eugenio Berríos y por ser el autor material de su asesinato, ocurrido en una playa de Uruguay, en 1995.
Tras conocerse la condena a mediados de agosto, el exoficial había advertido a su círculo más cercano de que no se iba a entregar a las autoridades.
Doce de los militares condenados, entre ellos tres oficiales uruguayos, ya se encuentran en «Punta Peuco», una prisión especial para violadores de derechos humanos situada 35 kilómetros al norte de Santiago.
Los trámites de ingreso a la cárcel se aceleraron después de que el decimocuarto condenado, el general retirado Hernán Ramírez Rurange, se suicidara tras conocerse la decisión del juez.
Eugenio Berríos, químico de profesión y sindicado como fabricante del gas sarín en Chile, que la policía secreta de Augusto Pinochet usó para cometer varios asesinatos, fue llevado a Uruguay en noviembre de 1991 para evitar que declarara en el juicio por el asesinato del excanciller Orlando Letelier y su asistente Ronnie Moffit, perpetrado en Washington en 1976.
El químico se instaló en Montevideo bajo un nombre falso y fue visto por última vez en 1992, cuando se presentó en una comisaría para denunciar que era vigilado.
Fue entregado a unos militares uruguayos y en abril de 1995 se descubrió su cadáver enterrado en una playa, atado y con disparos en el cráneo. EFE