México es el quinto productor mundial de este fruto, con más de 216 mil toneladas anuales; por ello, una investigadora en Aguascalientes estudia el impacto que la tecnología podría tener en su producción, desde el control de plagas hasta la generación de nuevas variedades.
Por Tomás Dávalos
Ciudad de México, 4 de agosto (SinEmbargo/Agencia Conacyt).–El cultivo de guayaba es una de las actividades agrícolas más importantes en Aguascalientes. Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), existen más de mil unidades de producción, por ello resulta importante analizar cómo se encuentra estructurada su red de valor, para identificar las oportunidades que se tienen desde la tecnología para incidir en su productividad.
Mercedes Borja Bravo, miembro del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), realizó con recursos de Fondos Mixtos (Fomix) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) un estudio sobre los aspectos económicos y sociales para describir la tipología de los productores, identificar sus necesidades y medir el impacto que la tecnología puede generar en la producción.
En el caso particular de la guayaba, hay varias tecnologías que se han desarrollado, que van desde la generación de variedades hasta el control de plagas y enfermedades, pero estas innovaciones han quedado hasta cierto punto limitadas, ya que no han tenido una gran aceptación por parte de los productores.
– ¿Cómo iniciaste este estudio sobre la producción de guayaba?
– Empiezo por hacer un esquema de qué factores pudieran estar afectando la actividad aquí en el estado y me empiezo a dar cuenta de que hay aspectos productivos, económicos y sociales. Encontramos una línea que podíamos trabajar varios investigadores del INIFAP, y nos fuimos a analizar toda la red de valor y ver cómo funcionaba esta interacción y por qué nosotros no podíamos incidir tan fácilmente a que los productores adoptaran la tecnología que el instituto tenía y que esto, a la vez, repercutiera en que incrementaran su productividad.
El objetivo central fue ver cómo se comporta la red de valor en el caso de la guayaba, una red se integra por muchos actores, y ver cómo estos van interactuando entre sí hasta llegar a un objetivo común, que sería el detonante del desarrollo económico y social de esa zona.
– ¿Qué utilidad tendría este estudio?
– Nos podría ayudar a nosotros a planear muchos aspectos, desde la investigación, la capacitación. Es información que puede servir incluso a los tomadores de decisiones para la asignación de recursos, a instituciones para la cuestión de apoyos con crédito, con financiamiento. Y en el ámbito de estudios socioeconómicos y sociales va más enfocado a generar información que apoya la toma de decisiones.
Para ello nos basamos en recopilación de información en campo, se sacó una muestra representativa y se entrevistaron de manera formal a cerca de 100 productores, posteriormente, para sacar más información, tuvimos dos talleres con productores y un panel Delphi, se trató de juntar a toda la parte de técnicos enfocados al apoyo de productores, técnicos del Cesva, Sagarpa, y a investigadores de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, el Instituto Tecnológico de El Llano, el INIFAP, y ahí se hizo un análisis más retrospectivo, ver bajo seis análisis diferentes cómo ellos creen que puede ser la actividad en ciertas condiciones.
También hicimos visitas a las empacadoras, nos dejaron entrar a las huertas para ver cómo hacen el proceso de selección, cómo empacan, cómo comercializan y la tecnificación de los huertos.
– ¿Qué resultados obtuvieron de este trabajo?
– A partir del análisis y reunión con productores, tanto del Comité Sistema Producto Guayaba como productores independientes, tratamos de hacer un esquema un poco más completo; identificamos tres tipos estadísticamente confiables de productores, donde están los grandes, los intermedios y los pequeños.
Entonces hay diferencias, a partir de estas diferencias cada uno tiene sus necesidades propias como tipos de productores, si alguno de estos necesita capacitación, qué tipo de capacitación, en qué tema. Todos estos enfoques que nos van dando estos matices de diferenciación entre los productores.
Otra fue ver toda la interrelación que hay entre la red de valor, una red de valor está formada por productores, proveedores, transportistas, comercializadores, investigadores, los centros de investigación y las instituciones gubernamentales que apoyan la actividad.
– ¿Cuáles fueron las diferencias entre los productores organizados e independientes?
– Nos encontramos que a nivel de estructura social, en los productores están muy marcadas sus interrelaciones entre grupos, entonces son grupos muy compactos que siguen un líder. Identificamos líderes dentro de la muestra que trabajamos, líderes muy concretos que son productores con los que nosotros, si queremos ir a promover tecnología, o lo que se hace aquí, pues lo más obvio sería enfocarnos en estos líderes, porque traen un grupo de productores.
Estuvimos trabajando la parte de ver la influencia que existe por parte del Comité Sistema Producto Guayaba, si ellos tienen acercamiento con las instituciones de investigación, que a final de cuentas son las proveedoras de tecnología. Ahí sí nos llevamos como que un mal sabor de boca, porque vemos que no tenemos incidencia, ni en el caso de INIFAP ni en el caso de la UAA, pues simple y sencillamente los productores no se acercan con nosotros, pero aquí también está parte de nuestra labor, pues nosotros tampoco nos acercamos con ellos.
– ¿Existen diferencias entre pequeños, medianos y grandes productores?
– Estudiamos qué tan rentable es para los productores, porque muchos nos decían que ya no le ven una parte de negocio y empezamos a analizar la parte económica.
Algo que sí notamos, que aun cuando son productores muy grandes no son los más eficientes, los más eficientes son los intermedios, y tienen sus características muy específicas: son productores jóvenes, y eso genera que tengan más acceso a tecnología, como teléfono móvil, Internet, entonces son productores con mayor disponibilidad para aceptarte nuevas técnicas; en caso de los tradicionales, son productores más grandes de edad, que muchas veces por el arraigo que traen a la forma de producir no aceptan tan fácilmente que les cambies su esquema; en el caso de los grandes, son productores que no solo se dedican a cultivar guayaba, ya traen en sí otra cuestión empresarial, que si la comercialización, muchos están enfocados a bajar los recursos y el tiempo que dedican a la actividad no es 100 por ciento a cultivar guayaba, sino ya sus ingresos los diversifican. Entonces esa es de las grandes diferencias entre productores que identificamos.
En el caso de Aguascalientes, la guayaba es rentable: los tradicionales, si invierten un peso, van a obtener 38 centavos de ganancia, en los intermedios hasta un 73 por ciento, y lo empresariales un 64 por ciento de ganancia.
– ¿Y en relación al rubro tecnológico?
– Los tradicionales sacaron 1.8 de calificación en una escala de 10, los intermedios 2.7, y ya los empresariales, ellos sí tienen un índice tecnológico más elevado, de 4.1, porque ellos, como 90 por ciento de este tipo de productores son los que exportan, ellos sí cuidan la parte de control biológico, utilizan más abonos orgánicos, son los que están certificados.
Que aun así no está muy alto, la literatura dice que un productor que tiene un índice tecnológico alto es mayor a 7.0.