Pablo Ruíz Galindo Covarrubias
04/08/2014 - 12:05 am
Ciudad en Movimiento
No soy ningún experto en mercadotecnia, pero personalmente me gusta más pensar en la Ciudad de México como la “Ciudad en Movimiento” que como la Ciudad del “Decidamos Juntos”. Yo por eso me quedo con la anterior administración, y por eso el título de este espacio. En un país tan centralizado como México, es prácticamente […]
No soy ningún experto en mercadotecnia, pero personalmente me gusta más pensar en la Ciudad de México como la “Ciudad en Movimiento” que como la Ciudad del “Decidamos Juntos”. Yo por eso me quedo con la anterior administración, y por eso el título de este espacio.
En un país tan centralizado como México, es prácticamente imposible no voltear a ver al Distrito Federal. Para cualquier cosa. Nunca deja de ser un punto de referencia o una opción. Para bien o para mal. Para vivir, para estudiar, para abrir un negocio, para buscar oportunidades de trabajo, para vacacionar, para visitar y para conocer. No es que sea la mejor opción, pero por alguna razón así se han dado las cosas. La Ciudad de México es la Ciudad de la diversidad y de la historia. La Ciudad del terremoto y de la matanza de Tlatelolco. La Ciudad que alberga el único castillo en América en el que ha vivido la monarquía. La Ciudad de los museos, de las exposiciones y de los mercados. La Ciudad de los parques y de las diversas opciones para niños, jóvenes, adultos y adultos mayores. La Ciudad gastronómica. La Ciudad que sin tener costa, ya tiene playas, y que sin el clima que se necesita, ya tiene pistas de hielo al aire libre. La Ciudad moderna de los parquímetros y de la Ecobici.
El Distrito Federal es al mismo tiempo un contraste de muchas cosas. Es la ciudad vanguardista del país, en la que existe un divorcio express, en la que el aborto antes de la doceava semana del embarazo no se penaliza, en la que se permite el matrimonio entre homosexuales y en la que la discusión de la legalización de las drogas se pone y se quita de la mesa cada vez con menos miedo. Criticada y al mismo tiempo reconocida. Controlada casi en su totalidad por un mismo partido político (representante de la izquierda) desde hace ya varios años. La Ciudad en la que el PRI y el PAN no figuran porque así lo hemos decidido. Una de las cinco ciudades más pobladas del mundo según la Organización de las Naciones Unidas. Con resultados y con problemas. Con oportunidades y con desgracias.
Hay quienes dicen que debemos estar locos los que seguimos en esta Ciudad. La Ciudad del tráfico, de la contaminación y de las marchas (esas marchas que tanto soñamos). La Ciudad de los espacios inseguros. La de las prisas, que nos han convertido en personas impacientes y con un ritmo más rápido que el normal. La de un transporte público bastante deficiente. La Ciudad en la que manejar se ha vuelto una frustración, además de un deporte extremo. La Ciudad inmovilizada, muy a pesar de este título que fue el slogan de la administración de Marcelo Ebrard. La Ciudad con la población que a un año y medio de haber elegido con una cifra histórica al actual jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera, hoy lo desaprueba.
Aquí estamos muchos. Odiando y disfrutando. Porque si la Ciudad de México tiene algo, es vida y sabor. A veces el sabor es amargo, pero muchas otras es dulce y con su toque picante característico. Es la ciudad del mariachi. La Ciudad con más de 20 millones de habitantes. Sí, esos tantos.
Quizás si debamos estar locos, pero nos hemos vuelto adictos a esta locura. Y esta locura nos debería dar para volvernos la verdadera Ciudad en Movimiento que queremos. Todavía más moderna. Todavía más libre pero más respetuosa. Con verdaderas oportunidades. Con una solución real al gran problema vial que existe y con avances profundos. Una cosa es muy cierta, si este país no se va a descentralizar, más vale que la Ciudad de México sea lo suficientemente capaz de atender todas las necesidades. Ese es el gran reto de esta Ciudad y de todos los que aquí vivimos.
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