La COVID-19 desató una crisis económica que empeoró el clima de recesión a nivel mundial; pero para algunas personas, la crisis es sinónimo de negocio. Tal es el caso del “Güiro”, un narcomenudista capitalino que asegura que la pandemia triplicó sus ingresos, en un contexto en que para muchos, la reclusión y la soledad son las peores enemigas de la sobriedad.
Ciudad de México, 4 de julio (SinEmbargo).- Lo que más le compran es weed o mariguana, pero en general, la venta de drogas le aumentó. “El Güiro” tiene más de 10 años vendiendo estupefacientes en la capital del país. Atiende en su spot –como le llama a su changarro– y también vende en el Metro y a domicilio. Desde comienzos de la pandemia de coronavirus, “El Güiro” dice que, como mínimo, sus ingresos por compraventa de estupefacientes aumentaron 200 por ciento.
“Sí ha tenido un crecimiento éste pedo. La neta el encierro, güey, es bastante cabrón, güey. Porque si antes lo hacías de manera lúdica y recreativa, pues ahorita […] está muy hardcore [o duro] sobrevivir al encierro sin la cuestión de la embriaguez”, explicó el autonombrado dealer (traficante).
A pesar de tener más ganancias y de contar con una base de clientes de confianza, “El Güiro” reconoció que ahora, además de correr un triple riesgo, tuvo que implementar medidas de sanidad para distribuir y garantizar la calidad de su mercancía.
Vender drogas ilícitas implica, de entrada, el riesgo de morir a manos del crimen organizado al momento de conseguir o distribuir la materia prima. El segundo riesgo que corre un narcomenudista como “El Güiro” es que «la tira» –o la policía– lo detenga y lo extorsione.
Las cifras oficiales indican que entre enero de 2019 y mayo de 2020 hubo 8 mil 579 carpetas de investigación en la Ciudad de México por presunto narcomenudeo. Asimismo, hubo registro de 1 mil 928 homicidios dolosos, de los cuales, el 60 por ciento (1 mil 157 asesinatos) podría estar vinculado a enfrentamientos entre miembros del crimen organizado, si sigue la tendencia a nivel nacional dada a conocer el 25 de junio pasado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Con la pandemia de COVID-19, a estos riesgos se suma la posibilidad de caer enfermo y de entregar producto contaminado con el virus.
“Las entregas en el Metro, pues es más arriesgue; y más allá de estar fuera de la ley, pues el plus es que si te enfermas, pues ya valiste verga”. De acuerdo con “El Güiro”, el truco ya no sólo es “estar al tiro” para conservar la vida y la libertad. La nueva normalidad del narcomenudista capitalino incluye el uso de tapabocas y además, poner atención en la manera en que él y sus “compas” manejan el producto, sobre todo para evitar que “la banda” que le compra no esté manoseando la mercancía.
«Al menos yo sí mantengo un estándar de calidad”, dijo el dealer. «Mi abuela tenía un dicho: ‘Hay que ser marranos, pero no tan trompudos’, cabrón. […] Hay diferentes estándares; por ejemplo, al menos yo el mínimo que manejo siempre son [bolsas reutilizables con cierre] ziploc. Pero los güeyes que son los proveedores, pues todo lo mueven ya al alto vacío, cabrón”.
“El Güiro” debe de ser cuidadoso por el tipo de clientes que tiene. “Todo depende del sapo”, explicó. “Aquí tu pobre house [o casa] no es un picadero estándar. Aquí nada más mis clientes son puras personas recomendadas” y cada uno exige condiciones diferentes de calidad. Sin embargo, el narcomenudista de 36 años aseguró que siempre garantiza saber de dónde viene la materia prima.
“No nada más le vendo a la banda más viciosa. Tengo varios clientes que procesan los materiales; por ejemplo la weed. Tengo un compa que se dedica a vender alimento de todo tipo canábico: desde dulces y chamoyadas, hasta cosas ya más marranas como tamales y comida gourmet bajo pedido”.
Pese a tener clientela exigente, “El Güiro” mencionó que “el cosmonauta promedio prefiere cantidad que calidad”.
Hay gente que con 300 o 400 pesos cubre su consumo de meses. A ellos «les vale que se tengan que fumar cinco porros para sentirse chido. Pero también hay banda que tiene el poder adquisitivo, ya sea porque vende o tiene un empleo dos-dos; esa banda accede a materiales de diversas calidades. […] Por ejemplo, todo lo que es importado, esa madre no te la venden así por gramo. […] Imagínate una libra, por ejemplo, de ésta cepa que se llama Alaska Kush. Esa madre está como en 13 mil baros la libra, güey; y no te venden menos. El gramo solito, así barato para la banda, 300. Ese tipo de calidades, pues ya están acá como santos griales, porque esa weed ya desde el genotipo, pues dices ‘no manches, ésta madre está preciosa’. Además de que se ve toda puta mutagénica, con un besito que le pegues estás todo atarantado durante horas”, contó “El Güiro” a SinEmbargo.
EL DERECHO A LA EMBRIAGUEZ
Existen varios estudios que aseguran que en tiempos de crisis, por la razón que sea, el consumo de drogas y enervantes –lícitos e ilícitos– aumenta. En el caso de México, las cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican por lo menos que, en los años en que hubo procesos de deterioro económico e incluso problemas sociales (como la matanza de estudiantes en 1968) y desastres naturales (como los sismos de 1985 y 2017), el consumo de bebidas alcohólicas per cápita en la población de 15 y más años fue al alza.
Por ejemplo, en la década de los sesenta, el año con más consumo de alcohol fue 1969; justo entre la matanza de Tlatelolco y el inicio de la crisis del petróleo en 1970 que devino, junto con otros factores, en la crisis económica de 1977.
En los ochentas y noventas sucedió una situación similar. Los picos de consumo de alcohol tuvieron lugar en los años 1981, poco después de la huelga del diésel (1979) y un año antes de la crisis económica de 1982, cuando la expropiación de la banca y los petroprecios; 1992, durante la llamada “década perdida” que inició una crisis de deuda pública en Latinoamérica y que en México desembocó en el llamado “efecto tequila” de 1994; y 1996, cuando la crisis de endeudamiento en América Latina llegó a su momento cumbre.
Asimismo, en los últimos 20 años, el momento más álgido de consumo de alcohol sucedió en 2006, cuando Felipe Calderón Hinojosa inició la denominada “Guerra contra el narco”, en medio de una clima de crisis económica que inició en 2004, pero que reventó en 2008 con la burbuja inflacionaria en el mercado de bienes raíces de Estados Unidos.
Al igual que el aumento en el consumo de alcohol per cápita ha coincidido con tiempos de crisis, es factible que en algunas regiones del país, bajo circunstancias sociales y económicas adecuadas, el mercado ilícito de las drogas se vea beneficiado, o bien, tenga un repunte coetáneo de la pandemia de COVID-19.
De acuerdo con “El Güiro”, la situación por la que México atraviesa hoy en día es “compleja” porque “la pandemia le puso una patada en los huevos al establishment”, o a la clase social que dirige al país, además de que «trajo consigo vulnerabilidad e incertidumbre”. En ese sentido, el narcomenudista explicó que las crisis son un incentivo para la embriaguez ya que, como dijo Mark Forsyth en Una breve historia sobre la borrachera, “el mundo experimentado en soledad y sobriedad no es, y jamás ha sido, suficiente”.
“Éste pinche inglés, su tesis, además de muy sencilla se me hace muy brillante, porque éste carnal maneja ésta hipótesis de que la embriaguez es un derecho para el ser humano. Por eso, explicó que “éste pinche modelo prohibicionista es la peor pendejada que existe, porque finalmente, si es un derecho la cuestión de embriagarnos, también es responsabilidad del usuario saber what the fuck [o qué carajos], desde la cuestión de las adicciones, hasta la cuestión ética, porque sí está cabrón comprarle a las grandes organizaciones criminales, que realmente son las que monopolizan ese pedo”.
Según “El Güiro”, la situación de México amerita un proceso de legalización similar al de la mariguana en Estados Unidos, claro está, acompañado de políticas públicas educativas y de salubridad. El problema es «que hay un gran pedo con el mexicano que vive en un pinche existencialismo timorato con una pinche doble moral, porque por un lado soy el ciudadano prócer de la sociedad, pero voy con putas y todo lo demás. ¿Por qué chingados negarlo? Embriagarse [con drogas] es un derecho que al ser ilegal, alberga la peste, alberga la maldad”.
Hoy en día, uno de cada 100 mexicanos sufre de un problema de dependencia a estupefacientes, de acuerdo con información de la Universidad de Oxford de Inglaterra, analizada por la Unidad de Datos de SinEmbargo.
El coeficiente referido es aún más impactante si consideramos el número de muertes que las drogas provocan en todo el territorio nacional.
Las cifras de la casa de estudios inglesa refieren que al menos dos de cada 100 muertes en México son provocadas directa o indirectamente por el uso de alguna droga. Ello implica que en el último año de medición (2017), al menos 13 mil 9 mexicanos fallecieron a causa de drogas ilícitas, entre ellas, anfetaminas, cannabis, cocaína y opioides.
VENDER ES UN VOLADO
“El Güiro” tiene 36 años de edad. Estudió psicología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y además de ser narcomenudista, es profesionista y profesor de guitarra.
Hace 10 años comenzó a vender estupefacientes. Fue durante una época difícil para él, ya que en ese entonces, cuando tenía 22 o 23 años, fue despedido de su empleo y tuvo que pasar año y medio ganándose la vida como cantante de camión. En ese oficio, en ese tiempo, “El Güiro” conoció a quien lo metió al negocio del narcomenudeo.
“Siempre fui bien vicioso; desde bien morro era bien mariguano y compraba weed para mí y para mis compas. Entonces éste güey, que tiene una escuela también de la calle y que anda así súper plagoso y bien loco, yo lo conocí y le ayudaba con clases de producción de música, porque entonces él le hacía al rap”, explicó el otrora cantante.
“El Güiro” ayudó a su compa y su compa lo ayudó a “ponerse pilas”. Cuando supo que “El Güiro” compraba y distribuía mariguana sin cobrar comisión, el otro dealer le dijo que cobrara, porque era una situación que lo ponía en riesgo sin “sacar jale” (dinero).
«Sí es bisne [o negocio] y todo, pero, precisamente como es una cuestión en la que te juegas la libertad, entonces allí eres libre de poner tu plusvalía. Entonces no conviene tener una plusvalía monstruosa, güey, si el mercado no da para tanto. Por lo menos yo manejo, mínimo-mínimo, por lo mismo que te digo que yo trabajo con puras personas conocidas, yo le saco mínimo el triple”.
Hoy en día, dos terceras partes del ingreso del “Güiro” provienen del narcomenudeo; y aunque le va “chido”, dijo que su situación nunca está libre de riesgo y que con los años aprendió a sobrellevar la presión, el nerviosismo y los miedos. Después de todo, reconoció, “siempre trato de combatir el miedo con inteligencia, con raciocinio, y tener la menor bronca posible. A mí si me agarran un día, me vana agarrar con consumo. Yo siempre lo voy a manejar así, porque no soy un acumulador ni busco volverme un gangsterazo o algo así. He tenido momentos; han sido momentos tensos, momentos en que digo ‘sí valgo verga’. Pero creo que es como dice [Charles] Bukowski: cuando tú quieres ganar todo, también tienes que tener los pinches huevos bien puestos para perderlo todo”.
En una ocasión, durante su cumpleaños número 23, «El Güiro” fue a comprar mota para armarse unos gallitos y lo detuvo la policía.
“Luego-luego torcido; iban sobres. Ya después me enteré que esa madre es una cuota. Independientemente de con quién vayas y así, esos güeyes [los narcomenudistas callejeros] tienen que cubrir su mínimo de banda que ponen para que los sangren. A mí me tocó una vez y sí fue de pinche shock. Pero ya desde allí, el miedo se me quitó porque ya vi cómo estaba el bisne”.
De acuerdo con el profesionista, narcomenudista y maestro de guitarra, los policías «son cerdos. Éstos güeyes, la neta, ven por su interés y les vale verga. Más que perseguir como tal, como honorables cerdos que son, esos güeyes nomás ven cómo sangrarte. Les vale madres si vendes, si le vendes a menores. ¿Cómo lidias con ese pedo? Mantente firme con quien sea, con respeto, con palabras, siempre manejándote con discreción. En éste bisne hay de tokio: desde gente aterradora que tortura y secuestra, que te viola y así, hasta banda que sabe que es un trabajo”.
Finalmente, “El Güiro” dijo a SinEmbargo que si un día llegaran a legalizar las drogas que hoy son ilícitas, «seguro que el Gobierno se las va a concesionar a los mismos cerdos de siempre, mayoritarios dueños de todo”, ya que en México subsiste, además de la criminalidad y la corrupción, una «cuestión ideológica que criminaliza éste pedo, porque precisamente los que son dueños del capital, tanto legal como ilegal, son los mismos ojetes que están detrás de un escritorio, de un corporativo, que tienen apellidos de otros países pero que manejan la cloaca desde sus torres de la pureza, culpando al que no tuvo oportunidades”. En ese sentido, abundó, “algo que también he aprendido de éste pedo es que la gente que realmente es culera, no llegó a ser culera de la nada”.