Vecinos y familiares, entre ellos niños, salieron a las calles para reclamar justicia y el castigo al responsable de la muerte de Cristian Giovanni, un niño que perdió la vida tras recibir un balazo de la policía en Irapuato.
Por Edith Domínguez
Guanajuato, 04 junio (Pop Lab).- Sin protocolos de uso de la fuerza, policías de Irapuato que detenían a una persona por el presunto robo de un tinaco denunciado por una exintegrante de la corporación, terminaron hiriendo de muerte a un niño de doce años y lesionaron a un adolescente de 17, al disparar hacia familiares y vecinos que reclamaban su proceder. El abuso policial trata de ser encubierto por las autoridades de la corporación cuyo titular asegura que “no se sabe quién disparó”.
El asesinato del niño motivó ya una movilización de los vecinos y familiares, entre ellos niños, para reclamar justicia y el castigo al responsable de la muerte de Cristian Giovanni. Aunque la respuesta oficial del Secretario de Seguridad Pública, Pedro Cortés, ha sido la de exculpar a sus agentes, la Fiscalía del Estado ya inició una investigación por la muerte del niño.
El lunes 31 de mayo, un grupo de seis policías municipales de Irapuato practicaron una detención en apoyo a una exoficial que denunció el robo de su tinaco, sin órdenes de aprehensión y con abuso de la fuerza, uno de ellos disparó su arma de cargo contra Cristian Giovanni, de 12 años de edad, cuando este intentaba defender a sus padres que eran jaloneados y golpeados durante el arresto al ser señalados por la exagente como los responsables del presunto robo.
La conmoción, desde entonces, inunda a la familia: Cristian Giovanni ya no jugará a las canicas ni a la pelota con sus amigos en la colonia Ampliación Las Américas y no cumplirá su sueño de ser soldado “para andar allá arriba y ayudar a México”, ya no besará a su abuela. Hoy es velado mientras sus seres queridos consiguen dinero para pagar la funeraria y exigen justicia frente a la Dirección de policía de Irapuato.
En la historia contada por la familia del niño, durante la detención y presunta agresión intervinieron seis policías municipales en tres patrullas, mismos oficiales que frente a la madre y el padre de Cristian, al estar detenidos en la caja de la patrulla, se pusieron de acuerdo para que el agente que disparó no presentara a los detenidos, le dieron unas balas para completar las faltantes que había usado minutos antes en la agresión policial.
La Fiscalía General de Guanajuato inició una investigación por la muerte del niño y las lesiones del segundo, la madre exige justicia y presentó queja ante la Procuraduría de los Derechos Humanos del Estado de Guanajuato. Los amiguitos de Cristian y sus familiares, pancartas en mano, se sumaron al clamor de justicia «Policía asesino, mataste a un niño», mientras que la versión oficial de la Secretaría de Seguridad Pública de Irapuato es que los policías no dispararon ni sacaron las armas. Pero en esta misma versión, la corporación incluso motiva otras dudas sobre su actuación en el momento, pues se reconoció que aunque los policías presuntamente “sí escucharon” varias detonaciones de arma de fuego, no se regresaron “porque ya iban de salida”.
El presunto robo de un tinaco, punto de partida a la tragedia
De acuerdo a la versión contada por las tías maternas de Cristian, Juana Barrientos, antigua vecina de la familia de Cristian y ex policía municipal, el pasado lunes 31 de mayo antes de las 17:00 horas, llegó a la casa de la abuela de Cristian ubicada en la calle Continuación Guyana de la colonia Ampliación Las Américas al ver que los padres del niño llegaban a bordo de una motocicleta.
La mujer se dirigió con la madre y le comenzó a reclamar por su tinaco, la madre respondió que a ella se lo había vendido una persona, “mi hermana le dijo «yo no te lo robé», porque la policía llegó bien molesta, «tú fuiste y ya vienen las patrullas», mi hermana dijo «busca a quien lo robó»”.
Llegaron tres patrullas con seis agentes de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Irapuato, a los que Juana Barrientos saludó y abrazó, como «viejos amigos».
“Mi hermana no se negó a entregar el tinaco”, dijo una de las tías del niño asesinado. Incluso relataron que la madre de Cristian les dijo que fueran a su casa ubicada en la calle contigua, la Perú, por el tinaco que ahí se encontraba, pero al momento que la mujer intentó caminar un poco para ir a entregarles el tinaco, un elemento de policía le cuestionó que a dónde iba, seguido de un “tú no vas a ningún lado”, y la comenzó a jalar de la blusa por la espalda. El padre de Cristian al ver cómo jalaban a su esposa, se molestó y cuestionó a los policías.
Ese cuestionamiento -a decir de la familia- le valió para que los policías «comenzaran a golpear a Juan», y a pesar que les decía que no la jalaran “los policías se pusieron agresivos y se los llevaron, agarraron, los subieron” a la caja de una de las tres patrullas.
En ese instante es cuando Cristian, al ver cómo jalaban y golpeaban a sus padres “que llevaban a su mamá y mi cuñado, les aventó una piedra a los agentes y uno de los seis respondió con balas”.
“El policía iba atrás en la patrulla y llevaban ahí a mi hermana y a mi cuñado en esa misma patrulla, el policía fue cuando disparó al niño”. El niño, al ver que el policía disparaba, al igual que otros niños y habitantes, intentó correr para meterse a las casas, pero de los tiros que salieron del arma de cargo que realizó el policía, dos balas lo alcanzaron directo en el cuerpo, “le dio en el costado. El niño cayó al suelo”.
Otra bala hirió en el tobillo a Juan Ramón, adolescente de 17 años de edad que se encontraba a entre 15 y 20 metros de distancia de Cristian. “El policía se agarró disparando, había muchos niños”, narraron las mujeres.
Mientras el policía disparaba, las patrullaban salieron rápidamente del lugar, llevándose a los padres del niño detenidos. “Una policía gritó «¡dale, dale porque ya le diste a un niño, dale!”.
Los tíos de Cristian lo auxiliaron y lo llevaron en un vehículo particular al Hospital General, donde lo atendieron. Ese lunes lo operaron porque las balas le dañaron el riñón, mismo que le tuvieron que quitar. Parecía que lograría recuperarse, pero el martes lo volvieron a intervenir.
Cristian murió ese día a las 20:00 horas.
POLICÍAS MIENTEN FRENTE A LA MADRE
A pesar de que los agentes llevaban a los padres de Cristian en la caja de la patrulla, frente a ellos los seis policías se ponían de acuerdo y decidían que el agente que disparó al menor de edad no fuera quien presentara a los detenidos. Así, frente a la madre, se intercambiaron las balas para completar las faltantes que le quitaron la vida al niño y dejaron a otro herido.
Los policías, siguió contando una de las tías del niño, “se detuvieron en el Cuarto Cinturón y ahí la cambiaron la patrulla; mi hermana vio todo, donde estaban aconsejándose (los policías), «ya le pegaste a un niño» y los cambiaron de patrulla. Mi hermana vio que las balas (del arma que usaron) y que faltaban, se las recuperó otro policía y las metió a su arma y quien les disparó no los llevó al Cereso, sino que los cambió a otra unidad”.
Pero esto no paró ahí: desde las 17:00 horas del lunes, hora en que se llevaron a los padres de Cristian y tras detenerse por varios minutos en el Cuarto cinturón, al llegar a barandilla de la Dirección de Seguridad Pública ubicada en la calle Teresa Vara (entre el Cereso y las oficinas de la Fiscalía regional de justicia en Irapuato- los policías se tardaron otras dos horas en ponerse de acuerdo sobre quién pondría a disposición a los detenidos. A la familia incluso tardaron en informarle por qué habían detenido a los padres del niño.
Todavía transcurrieron dos horas más y fue hasta las 21:30 horas cuando se les dijo que la multa sería de dos mil 200 pesos, por “agresión a la autoridad”. Del tinaco nada se dijo. La familia pagó la multa y los padres salieron libres, dirigiéndose al Hospital General.
Acabaron con la vida de Cristian y con sus sueños
Cristian era el segundo hijo de la familia Ramos Cortez. Le sobreviven Oscar de 14 años de edad, Tadeo de 11 años e Itzel de 10.
María de la Luz Rivera, abuela de Cristian, recuerda a su nieto como un niño muy alegre, poco travieso con sus primos, hermanos y vecinos, “como todo niño que juega”. Ellos eran muy cercanos; a Cristian le gustaba estar con su abuela y a cada momento la besaba. “Era muy amoroso conmigo, son los recuerdos que me van a quedar, me decía que me quería mucho. Aquí se quedaba dormido conmigo”.
Los dos disparos que recibió Cristian y terminaron con su vida, también terminaron con sus sueños de ser un soldado, “para ayudar a México” y andar en las patrullas, como veía a los soldados.
“Él miraba y me decía ‘abuelita yo quiero ser un soldado’, porque él quería, veía a las personas en las unidades, me decía ‘Ay abuelita, yo quiero ser un soldado para andar allá arriba, para ayudar a México’… lamentablemente Dios no quiso” relató la abuelita.
Con la pandemia iba más o menos en sus estudios, recordó María de la Luz, a quien le quedan 23 nietos. A Cristian le gustaba jugar a la pelota con sus primos, hermanos y amiguitos; también le encantaba jugar a las canicas, esas cuatro canicas favoritas hoy son las que lo acompañan sobre el féretro blanco junto a unas rosas rojas, frente a las fotografías en vida de Cristian.
La alegría del niño también terminó; en momentos los primos y amigos se asoman al ataúd, que se ubica en el pasillo de la casa humilde que está separada por una lona de un cuarto donde la mayoría duerme. Mientras otras niñas y niños de su edad juegan en la calle, las madres, tías, vecinas rezan frente a la vivienda.
Para llegar a la casa de la abuela de Cristian donde lo velan para darle su último adiós, las calles de tierra muestran los estragos por las lluvias, esas calles que solo son divididas por una avenida pavimentada que pasa de largo por el residencial San Antonio de Ayala.
El día pareciera estar triste por la muerte del pequeño, no hay sol, está nublado y anuncia la lluvia. Hoy, su abuela María no salió a trabajar abriendo las puertas de las tiendas Oxxo, esperando una moneda. “Así me gano el dinero honrado”, dice.
El día del asesinato de Cristian, María se encontraba trabajando. Una llamada telefónica de una de sus hijas le avisó que le habían disparado a su nieto, ella dejó de trabajar y desde que llegó al Hospital no se separó de él.
Maria exige justicia por el asesinato de su nieto, “que paguen con cárcel, la señora y el policía que le quitó la vida a un inocente que no debía nada, el niño tenía más vida que vivir, una inocente criatura y que no se vuelva a repetir y que paguen los gastos”.
POLICÍAS ASESINOS. QUEREMOS JUSTICIA
Mientras el cuerpo de Cristian está tendido en su casa y la familia recorre las calles para pedir ayuda para pagar el sepelio, la madre del niño se presentó en las oficinas de Derechos Humanos de Irapuato para interponer su queja contra los policías municipales.
Las tías, familiares, vecinos, y amiguitos de la víctima, con pancarta en mano, llegaron a las afueras de las oficinas de la Dirección de Policía Municipal de Irapuato ubicadas a un lado del Cereso para exigir justicia.
“Queremos justicia, queremos justicia… ¡policías asesinos, policía asesino, mataste a un niño; policía asesino, mataste a un niño!”, echaba en cara un indignado coro infantil. Luego de varios minutos, un policía los atendió pero pidió a los manifestantes “no hay ningún problema en que se manifiesten pero sí háganlo conforme a la ley, los van a dejar pasar a tres personas” que se entrevistaron con el director de policía.
Hoy son los amigos de Cristian quienes portan cartulinas con consignas y a gritos exigen justicia para que “metan a la cárcel” a quien mató a su amigo, con quien desde hace tres años jugaban a la pelota y las canicas.
«NO SE SUPIERON DE DÓNDE SALIERON LOS DISPAROS»: SECRETARIO DE SEGURIDAD
En tanto, la Fiscalía General de Estado inició las investigación por la muerte de Cristian y las lesiones de Juan, tomaron las entrevistas desde el ingreso de los menores de edad al hospital. Han solicitado los nombres de los seis policías, las tres patrullas que intervinieron y las armas que portaban.
Por su parte, la SSCI sostiene hasta ahora su versión de que los policías “no usaron armas”.
Pedro Cortés Zavala, Secretario de Seguridad Ciudadana de Irapuato, afirma que los policías no supieron de dónde salieron los disparos que mataron a Cristian y lesionaron a Juan Ramón y aseguraron que ellos no desenfundaron las armas.
“No se encontraron armas, no se encontró ningún indicio balístico en el lugar. Quedamos con la información oficial que nos da el elemento de policía; quiero ser claro: no es que apoyemos nosotros la versión al 100 por ciento del elemento que es lo que tenemos de manera oficial, si la investigación de Fiscalía arroja otra cosa, apoyaremos lo que científicamente arroje”.
“No hay evidencia cierta de que efectivamente sacaron el arma los elementos de policía, esa es la versión que tenemos hasta ahorita. Si la investigación determina que la bala que lesionó a los menores de edad salió de un arma de policía, eso cambiaría el rumbo (de la investigación)”, explicó Cortés Zavala.
La versión oficial es que llegaron a atender un reporte de robo de un tinaco, “los elementos reportan que al llenar al lugar se empiezan a poner agresivas algunas personas y logran hacer la detención de dos de ellos y al salir del lugar escuchan algunos disparos y ellos hacen la detención y se van a barandilla”.
Así, según esta misma versión de las autoridades, a pesar de que escucharon las detonaciones de arma de fuego, los policías no regresaron. “Ellos (los policías) refieren que escuchan las detonaciones de arma de fuego al salir del lugar y no hubo reporte de lesionados. Hasta más tarde nos dimos cuenta cuando llegan al Hospital General” que había dos lesionados, argumentó.
El titular de la SSCI confirmó que la Fiscalía General de Guanajuato ya inició una investigación: “ya recibimos un oficio de la Fiscalía donde nos requisan las unidades, los elementos y las armas de fuego”, datos que ya fueron entregados.
Además el Consejo de Honor y Justicia comenzó una investigación para deslindar responsabilidades. Hoy, a estos seis agentes los bajaron de los patrullajes, pero no están suspendidos, pues siguen trabajando en un servicio fijo hasta que termine la investigación.
“No vamos a tolerar ningún abuso de autoridad ni abuso de la fuerza; sin embargo, tenemos que respetar los procesos jurídicos, no podemos señalar a una persona si no hay pruebas para ello -insistió el Secretario de Seguridad Pública-. Si la Fiscalía en la investigación determina que efectivamente se usó un arma de fuego de la corporación y hay una responsabilidad, nosotros daremos todo el apoyo a la Fiscalía para que se dé una responsabilidad al elemento”.
El Secretario de Seguridad informó que la presidencia municipal apoyaría con los gastos funerarios a la familia. Sin embargo, ésta desmintió la versión, al asegurar que no aceptarían el apoyo porque lo que buscan es justicia y que el elemento que disparó pague con cárcel.