«Existe una necesidad urgente de entender los mecanismos que conducen a la metástasis cerebral para que puedan desarrollarse terapias más eficaces», señala Kounosuke Watabe, líder de este trabajo, quien agrega que fumar cigarrillos es un factor de riesgo importante para el cáncer de pulmón, pero no está claro cómo afecta al desarrollo de la metástasis cerebral.
Madrid, 4 de junio (EFE).- Entre las personas que tienen el tipo más común de cáncer de pulmón, hasta el 40 por ciento desarrollan tumores cerebrales con una supervivencia media de menos de seis meses, pero no se entiende bien por qué. Ahora, científicos señalan que es la nicotina la que está detrás de este trasvase de células tumorales.
Esta es la principal conclusión de un estudio que se publica en la revista Journal of Experimental Medicine y está liderado por investigadores de la Escuela de Medicina de Wake Forest (Estados Unidos).
La nicotina promueve la propagación de las células cancerígenas del pulmón al cerebro, donde pueden formar tumores metastásicos mortales, según esta investigación, que apunta, por tanto, que las terapias de reemplazo de nicotina (parches, chicles) pueden no ser estrategias adecuadas para los pacientes con cáncer de pulmón que intentan dejar de fumar.
«Existe una necesidad urgente de entender los mecanismos que conducen a la metástasis cerebral para que puedan desarrollarse terapias más eficaces», señala Kounosuke Watabe, líder de este trabajo, quien agrega que fumar cigarrillos es un factor de riesgo importante para el cáncer de pulmón, pero no está claro cómo afecta al desarrollo de la metástasis cerebral.
Para intentar avanzar en este conocimiento, Watabe y sus colegas estudiaron a 281 pacientes con cáncer de pulmón avanzado y descubrieron que la metástasis cerebral era mucho más común en aquellos que seguían fumando, en comparación con los que nunca habían fumado o lo habían dejado con éxito.
Una vez constatado esto, los investigadores usaron modelos de ratón y hallaron que la propagación de las células de cáncer de pulmón al cerebro es impulsada por la nicotina, un componente importante del tabaco que no es, en sí mismo, cancerígeno, explica un comunicado de la citada escuela.
«Nuestros resultados muestran claramente que la nicotina tiene efectos profundos y a largo plazo en la progresión de la metástasis cerebral, lo que sugiere que los pacientes de cáncer deben ser cautelosos en su uso de la nicotina para dejar de fumar», subraya Watabe.
En los modelos de ratón, los investigadores descubrieron que la nicotina mejoraba la metástasis cerebral al cruzar la barrera hematoencefálica para cambiar la microglía -un tipo de célula inmune- de ser protectora a apoyar el crecimiento del tumor.
Así, vieron que los tumores cerebrales contenían grandes cantidades de microglía en un estado que segrega varias moléculas capaces de mejorar el crecimiento del tumor, y comprobaron en ratones que la nicotina estimula la formación de esa microglía.
La Escuela de Medicina de Wake Forest indica que la eliminación de ese estado de microglía del cerebro de los ratones evitó que la nicotina indujera metástasis cerebral y mejoró su supervivencia.
Watabe y su equipo buscaron entonces compuestos que pudieran revertir los efectos de la nicotina e identificaron la partenolida, presente en altos niveles en la planta matricaria.
El tratamiento de ratones con partenolida evitó que la nicotina estimulara la formación de microglía e inhibió la propagación de las células cancerosas del pulmón al cerebro.
«Pensamos que la partenolida podría ser útil para la prevención y el tratamiento de las metástasis cerebrales, en particular para los pacientes con antecedentes de tabaquismo pasados y presentes», resume Watabe.
No obstante, son necesarias pruebas en humanos para comprobar estos efectos; los autores esperan trabajar con oncólogos de su mismo centro y poner en marcha un ensayo clínico en un futuro próximo.