La Fundación creada por Gabriel García Márquez, honrando lo que se denomina “periodismo de calidad”, convoca a un nuevo concurso para celebrar “las mejores historias de Iberoamérica”
Ciudad de México, 4 de mayo (SinEmbargo).- ¿Sirven o no los premios del periodismo? Si tenemos en cuenta que se trata de un oficio similar al de un zapatero o al de un conductor de bus, ¿qué sentido tiene rebuscar entre los reporteros a aquel que se destaque entre los suyos por ofrecer un “periodismo de calidad”?
Dudosa denominación: ¿a qué se llama periodismo de calidad? ¿A esas crónicas que como bien describió la argentina Josefina Licitra son textos largos y requieren mayor investigación que la noticia diaria?
¿Y si esos textos largos e investigados generalmente lejos de las redacciones -donde siempre hay que apagar incendios inesperados y estar atento a la detención del último narco- son el periodismo de calidad, significa que aquellos que se parten el lomo por obtener la nota roja, el resultado deportivo irrefutable, la declaración determinante en una conferencia de prensa, hacen un periodismo que no es de calidad?
¿Todos los periodistas están obligados a ser Gabriel García Márquez y ganarse un Premio Nobel?
¿No alcanza con ser sencillamente reportero y dedicar una vida entera a la información pura y dura para honrar al que el propio “Gabo” llamó el mejor oficio del mundo?
Si aceptamos que por ejemplo en México el periodismo atraviesa un estado terminal caracterizado por las deficitarias condiciones de trabajo devenidas de la reforma laboral impuesta por Enrique Peña Nieto apenas iniciado su sexenio (que redujo de acuerdo a estadísticas el empleo formal y los beneficios de los trabajadores), ¿es por el lado de los premios que se salvará de la extinción a tan noble oficio?
Si el llamado periodismo de calidad siempre estimula la elaboración de crónicas mayormente de denuncia y relacionadas con los crímenes del narcotráfico o con guerras civiles, ¿significa que los periodistas de espectáculos, de nota rosa, de deportes, de cultura, no son periodistas en el sentido estricto del término?
Si nuestro continente comienza a ser definido por un periodismo hegemónico que responde al capital financiero, encargado ahora de la tarea que antes hacían las dictaduras militares cambiando el golpe de estado duro y cruento por el golpe de estado “blando” y tejido desde las redacciones de las poderosas cadenas de comunicación como CNN, O Globo o Clarín, ¿podemos hablar de un periodismo de calidad ajenos a estos mecanismos de manipulación mediática?
¿Y si buscamos y celebramos las mejores historias de Iberoamérica, cómo nos preocupamos y ocupamos de que esa información llegue realmente a destino, teniendo en cuenta que el acceso a la información libre y soberana es lo que está precisamente en juego en las sociedades que aspiran a una democracia plena en nuestro continente?
Si en México, por ejemplo, aceptamos la denuncia y caracterización del periodista y escritor Jenaro Villamil, en el sentido de que nos gobierna un “tele” Presidente, impuesto por la cadena Televisa, ¿no deberíamos estar más preocupados por informar lo que pasa más que ganar premios contando “las mejores historias de Iberoamérica”?
Y yendo todavía un poco más al meollo de la cuestión: ¿no deberíamos los periodistas asociarnos y formar una entidad que exija al Estado una repartición de la pauta de publicidad oficial de acuerdo a la lectoría de cada medio y no de acuerdo al silencio o apoyo otorgados a la gestión de turno?
¿Cuándo dejará de comprarse con dinero de los ciudadanos la opinión positiva de los acólitos y entenados? ¿Cuándo lucharemos porque ese dinero de la publicidad oficial –fruto de los impuestos de los ciudadanos- llegue en forma de información, de libertad de expresión, a los propios ciudadanos?
Cada año, la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano convoca a su concurso por el Premio Gabriel García Márquez de Periodismo, “creado para reconocer e incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética por parte de los periodistas y medios que trabajan en idioma español y portugués”.
Y todos los años, a propósito de dicha convocatoria, nos hacemos las mismas preguntas, con lo cual no está de más aplaudir esta iniciativa que nos exhorta a reflexionar alrededor de un oficio en crisis terminal permanente.
El debate no estuvo ausente hoy en la presentación del Premio de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, en cuyo marco la periodista argentina Josefina Licitra, quien en 2004 ganó el premio CEMEX+FNPI en la categoría texto y cuatro años después –en 2008- fue convocada por la FNPI para ser jurado del Premio, advirtió sobre el peligro de que se escriba para los premios, abandonando así el sentido de investigación y riesgo que conlleva esencialmente el ejercicio periodístico.
También la mexicana Marcela Turati, ganadora de un reconocimiento de la FNPI por su «independencia, integridad y compromiso con los ideales de servicio público del periodismo», admitió que muchas veces ha sido cuestionadas por los periodistas mayores que ella y que no ven con buenos ojos participar en los concursos periodísticos.
Lo cierto es que ambas gozan de un prestigio intachable y sus trabajos van más allá de cualquier reconocimiento, lo que permite pensar que tal como reza el refrán español «a nadie amarga un dulce» y en todo caso los premios a los profesionales de la comunicación visibilizan un trabajo de hondo contenido social, muchas veces ejercido -tal como hizo notar Turati- «en medio de grandes adversidades».
EL PREMIO INTERNACIONAL
El Premio Internacional que organiza la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano –FNPI, es abierto a las personas y equipos que hayan producido trabajos periodísticos en español o portugués, publicados por primera vez entre el 1 de abril de 2015 y el 31 de marzo de 2016.
Las categorías son “Texto”, “Imagen”, “Cobertura” e “Innovación”, esta última –como destacó la periodista mexicana Marcela Turati- de reciente formación y destinada a premiar a aquel “periodista o equipo que haya diseñado y puesto en práctica la iniciativa que merezca ser resaltada como la más valiosa contribución a una mejor práctica periodística, por el desarrollo de nuevos tipos de medios, contenidos, lenguajes, herramientas de visualización de datos y otros servicios, plataformas o aplicaciones, así como modelos de participación y relación con la audiencia”.
Los trabajos serán evaluados por un jurado integrado entre otros por Javier Darío Restrepo, Graciela Mochkofsky, Gumersindo Lafuente, Alejandra Xanic y Graciela Iturbide.
Los ganadores y finalistas participarán en el Festival Gabriel García Márquez de Periodismo en Medellín, Colombia. Recibirán además una escultura del artista colombiano Antonio Caro y 11 mil dólares para los ganadores y 2 mil para los finalistas.
“Donde el periodismo no funciona gana la muerte. El periodismo es una apuesta por la vida”, ha dicho la mexicana Marcela Turati, una de las ganadoras del Premio FNPI, quien junto a sus colegas, la argentina Josefina Licitra y el también mexicano Alejandro Almazán le dieron marco a la convocatoria del Premio llevada a cabo en un lujoso hotel de la Ciudad de México.
Por más información, comunicarse con www.premioggm.org