Anteriormente, las cuatro fuerzas de la oposición -socialdemócratas, Piratas, Izquierda Verdes y Futuro Brillante- habían formalizado la solicitud de un voto de censura, en la que se pide que se retire la confianza al político, la disolución del Parlamento y la convocatoria de nuevas elecciones.
Berlín, 4 abr (EFE).- Miles de personas se concentraron hoy junto al Parlamento de la Reikiavik para exigir la dimisión del primer ministro islandés, Sigmundur David Gunnlaugsson, por las revelaciones de los papeles de Panamá, conforme a las cuales mantuvo con su esposa una empresa en un paraíso fiscal.
Según medios locales, durante la manifestación se lanzaron yogures y huevos contra la sede parlamentaria.
Anteriormente, las cuatro fuerzas de la oposición -socialdemócratas, Piratas, Izquierda Verdes y Futuro Brillante- habían formalizado la solicitud de un voto de censura, en la que se pide que se retire la confianza al político, la disolución del Parlamento y la convocatoria de nuevas elecciones.
Horas antes, Gunnlaugsson había expresado ante la televisión islandesa su determinación de seguir al frente al Gobierno y apostó por agotar la legislatura para que los electores muestren su parecer en los próximos comicios, previstos para la primavera de 2017.
Los «papeles de Panamá», difundidos por diversos medios y el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, muestran que Gunnlaugsson y su esposa, Sigurlaug Pálsdóttir, eran dueños de una sociedad de Islas Vírgenes Británicas llamada Wintris, con casi 4 millones de dólares en bonos en los tres principales bancos islandeses, que se hundieron en la crisis de 2008.
Gunnlaugsson, líder del Partido Progresista, entró en el Parlamento islandés en 2009 y a finales de ese año vendió su 50 % de participación en Wintris a su esposa por un dólar.
El primer ministro insistió en que en ningún momento ni él ni su mujer hicieron uso de esa firma para evitar pagar impuestos en Islandia.
Preguntado si iba a pedir perdón por haber recurrido a un paraíso fiscal, Gunnlaugsson señaló que tenía que disculparse por su actuación el domingo ante las cámaras de televisión, cuando abandonó una entrevista en la que se le estaba preguntado por esa empresa.
Poco después de aparecer su nombre y el de su esposa en los medios de todo el mundo, empezaron a arreciar las demandas de dimisión desde las filas opositoras.
El líder de la Alianza Socialdemócrata Árni Páll Árnason avanzó ya en ese momento el propósito de la oposición de plantear una moción de censura.
A través de su cuenta en la red social Facebook, la ex primera ministra islandesa Johanna Sigurdardóttir reclamó la dimisión de Gunnlaugsson al considerar que está en juego la credibilidad del país y que ha roto la confianza de la sociedad en el Gobierno.
Tras subrayar que los islandeses no tienen por qué avergonzarse de su gobernantes, la política socialdemócrata acusó al primer ministro de haber actuado de forma deshonesta al recurrir a un paraíso fiscal, decisión que desvela su falta de confianza en la economía y la moneda nacional.
También la líder del Partido Pirata, Birgitta Jónsdóttir, pidió su dimisión al considerar que ha arruinado la credibilidad del país.
Tras una legislatura de Gobierno socialdemócrata después del colapso económico del país en octubre de 2008, Gunnlaugsson llegó al cargo de primer ministro en 2013 con el apoyo del Partido de la Independencia, cuyo líder, Bjarni Benediktsson, actual ministro de Finanzas, también aparece en los llamados «papeles de Panamá».